sábado, 24 de enero de 2009

Indígenas: los salvadoreños invisibles

En el aniversario de la matanza de 1932, el provocador trabajo de Virginia Tilley discute las razones por las que los salvadoreños, sin importar nuestras tendencias políticas, hemos ignorado, inclusive hemos hecho invisible, la presencia de comunidades indígenas en nuestro medio, desconociendo sus contribuciones y sus derechos.
Virginia Tilley / Elfaro.net
El Salvador es el país “más mestizo” de Latinoamérica, o por lo menos eso es lo que se ha repetido constantemente. Hasta que Adrián Esquino Lisco atrajo alguna atención pública (principalmente escéptica) a un pequeño movimiento indígena en la década de los ochenta, los salvadoreños incluso decían que el país no tenía población indígena, a diferencia de Guatemala con su considerable “problema indígena”. A pesar de esto, los salvadoreños admiten sin problemas que hay comunidades indígenas viviendo en las zonas de Nahuizalco, Izalco, Santo Domingo de Guzmán, los Nonualcos, y Morazán. Es más, en partes de la zona occidental las mujeres todavía se visten con refajo y emplean lenguaje indígena, y hay comunidades enteras que todavía se consideran a sí mismas y a sus vecinos como ‘indígenas’. Pero la mayoría de los salvadoreños negarían que son “indios auténticos”, argumentando que han perdido su vestimenta y su lenguaje y se han “convertido en mestizos” en la mayoría de las cosas que importan.
Estas contradicciones sugieren un acertijo. ¿Es la población salvadoreña totalmente mestiza con algunos restos anacrónicos de sentimiento étnico indígena? ¿O es que la idea de una mezcla racial completa sirve principalmente para absolver a la nación de confrontar viejos y nuevos racismos? ¿Y es relevante esta pregunta en El Salvador de hoy, con sus ardientes problemas políticos de pobreza y alineación política? Si es así, ¿cómo y porqué? Leer más...

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