domingo, 11 de enero de 2009

Puerto Rico: El movimiento independentista (1)

James M. Blaut* / Claridad
(Fotografía: Monumento a Ramón E. Betances, Plaza de la Revolución de Lares, Puerto Rico).
Debo decir una palabra, al menos, sobre la evolución de la lucha por la liberación nacional de Puerto Rico. La lucha por la independencia comenzó plenamente con las instrucciones conectadas en Cuba y en Puerto Rico en 1868. En Cuba, éste fue el comienzo de una guerra mayor. La Primera Guerra de Independencia. En Puerto Rico, la rebelión, “El Grito de Lares”, fue suprimido en cuestión de semanas. Se ha dado un gran debate sobre las causas de la derrota, y, como veremos, éste es parte del debate sobre la cuestión nacional (¿hubo un genuino movimiento independentista en ese momento en Puerto Rico?). Baste decir ahora que "El Grito de Lares" fue una insurrección policlasista, no, como muchos alegan, un movimiento de solo un sector de la clase terrateniente, y que su fracaso se debió principalmente a 1) la relativamente gran presencia militar española en esa pequeña y estratégica colonia, y 2) la traición de las fuerzas rebeldes antes de que obtuvieran la mayor parte de sus armas.
En todo caso, las insurrecciones cubana y puertorriqueña y el nivel del sentimiento anticolonial en Puerto Rico tuvo un efecto considerable sobre la política española. La emancipación de los esclavos —algunos de los cuales pelearon en el "Grito de Lares"— se sucedió rápidamente, en el 1873, y parra el 1897, España había virtualmente capitulado, concediéndole a Puerto Rico (y Cuba) el estatus autonómico que era no más colonial (ciertamente menos dependiente) que estatus del Canadá en relación a la Gran Bretaña de aquel tiempo. Por supuesto, en el 1898, el estatus cambió nuevamente, esta vez a una colonia de los Estados Unidos.
Cómo debe uno considerar el movimiento pro-independencia en Puerto Rico durante las primeras tres décadas del régimen Norteamericano es verdaderamente una cuestión de qué escalas se usan para medir. Los historiadores puertorriqueños a quienes llamaré más tarde en este mismo ensayo los “excepcionalistas puertorriqueños”, porque contemplan los procesos históricos en esta colonia como diferente a los de otras colonias en el mundo en períodos comparables, tienden a destacar la debilidad y la ausencia de organización independentista durante ese período, las tres primeras décadas del siglo 20. Yo prefiero destacar el hecho de que las fuerzas independentistas ni estaban organizadas ni fueron efectivas en la gran mayoría de las colonias europeas durante esa época. El desacuerdo de nuevo converge sobre la cuestión nacional. ¿Estaba Puerto Rico, por alguna razón, menos inclinado en este tiempo a desarrollar un movimiento de liberación nacional que las demás colonias; y explica esto, o ayuda explicarlo, el hecho de que Puerto Rico aún sea una colonia?
De todos modos la resistencia armada fue sofocada casi inmediatamente después de la invasión de 1898 y todos los procesos políticos aparentes fueron canalizados a través de una legislatura impotente electa por un sufragio muy limitado; el resultado fue un consejo legislativo típicamente colonial. Previsiblemente, el cuerpo legislativo representaba mayoritariamente a los sectores burgueses y mayormente respondía a las ambiciones personales de los políticos. Sin embargo, la posición independentista era probablemente la posición mayoritaria en el un tanto amorfo Partido Unionista que dominó la Legislatura hasta el 1912, y de allí en adelante los partidos independentistas eligieron representantes aún cuando no ejercieron influencia alguna en el estatus colonial de Puerto Rico. Añadieron confusión al asunto estaba el hecho de que el así-denominado Partido Socialista, levemente social-demócrata y arraigado en el incipiente movimiento laboral, que se encontraba bajo la influencia de la Federación Americana del Trabajo de Samuel Gompers, no respaldaba la independencia, manteniendo una posición mal definida de que los derechos del trabajador se habían alcanzado plenamente en los Estados Unidos y de que la asociación con los Estados Unidos, por lo tanto, podría resultar deseable para los trabajadores puertorriqueños.
La pregunta de si la mayoría de la clase trabajadora puertorriqueña, y de la población en su totalidad, favorecía la independencia en este período no puede ser contestada. Probablemente no tiene una contestación determinada, por la misma razón que los plebiscitos en las colonias son considerados sin sentido. (Todos los estudiantes del colonialismo recuerdan el plebiscito francés celebrado en Algeria en 1958 que mostraba que el 97% de la población deseaban permanecer bajo el régimen colonial. Cinco años más tarde, después de la liberación, se celebró otro plebiscito y exactamente el 97% no deseaba ninguna relación con Francia). Durante el período en que el colonizador parece mantener su poder impugnable, el pueblo colonizado tiende a tratar la política electoral de un modo esencialmente pragmático: vota por aquello que le parece alcanzable. Fue de hecho el reconocimiento de la realidad por el Partido Nacionalista en 1932 —la realidad de que la política electoral en ese momento no podía ser el instrumento de liberación— lo que introdujo la nueva época para el movimiento independentista, la verdadera primera época de efectividad independentista desde la invasión norteamericana.
Continuará…
Tomado de: Aspectos de la Cuestión Nacional en Puerto Rico – Escritos de: Loida Figueroa y James M. Blaut

1 comentario:

José M. López Sierra dijo...

Saludos Compañero,

Desde que la Organización de Naciones Unidas (ONU) determinó en el 1960 que el coloniaje es un crimen en contra de la humanidad, no hay más necesidad para consultas o plebiscitos. La solución es entregarle a Puerto Rico su soberanía.

Pero como el Gobierno de Estados Unidos (EEUU) no quiere hacer eso, ha ignorado las 33 resoluciones de la ONU pidiéndole exactamente eso. EEUU para engañar al mundo que le interesa descolonizar a Puerto Rico, continúa proponiendo plebiscitos para saber lo que quiere los puertorriqueños. Aunque 100% de los puertorriqueños queramos seguir siendo una colonia de Estados Unidos, todavía estaríamos obligado a tomar nuestra soberanía para después decidir que queremos hacer.

Lo único que sirve estos plebiscitos es para que EEUU divida los puertorriqueños. Un puertorriqueño no nos invadió para hacernos una colonia. ¿Cuándo nos daremos cuenta que tenemos que unirnos?

¡Por eso es que tenemos que protestar pacíficamente por lo menos 3 veces al año hasta que lograr la descolonización de Puerto Rico!

José M López Sierra
www.TodosUnidosDescolonizarPR.blogspot.com