América Latina resplandeció
en la primera jornada de la 68 Asamblea General de la ONU. Frente a un Obama de
retórica más altanera y belicosa mientras más cuenta se da de la irreparable
decadencia del imperio estadunidense, varios líderes latinoamericanos
subrayaron con sus palabras que la segunda independencia de América Latina y el
Caribe ha llegado para quedarse.
Angel Guerra Cabrera
/ LA JORNADA
La presidenta Dilma Rousefff criticó a EE.UU por el espionaje. |
Obama insistió en que su
país debe continuar involucrándose en los conflictos internacionales, “por
nuestra propia seguridad y porque creo que al mundo le irá mejor (…) Estados
Unidos es excepcional, en parte porque hemos demostrado nuestra voluntad
sacrificando sangre, no sólo por nuestros intereses sino… por los intereses de
todos”. Mayor cinismo imposible. Así lo vio Evo Morales: “Obama, viene a mentir
a la ONU, habla de libertad, justicia y paz cuando… tiene bases militares por
todo el planeta e interviene en países para apoderarse de sus recursos…
¿Cuántos tratados sobre derechos humanos ha ratificado Estados Unidos?”,
comentó en vista de la negativa de la curiosa negativa de la potencia a
suscribirlos. ¿Se respetan las resoluciones (de la Asamblea General de la ONU)
sobre el bloqueo económico a Cuba?
El inquilino de la Casa
Blanca continuó el intento de justificar las sangrientas intervenciones
yanquis: la soberanía no puede ser la excusa para que los tiranos asesinen, o
que la comunidad internacional se haga de la vista gorda.
Pero no pudo responder a las
durísimas imputaciones que minutos antes y desde la misma tribuna le hizo Dilma
Rouseff, que acusó a Washington de violar la soberanía de Brasil y el derecho
internacional mediante acciones de espionaje contra su gobierno, empresas
brasileñas y contra ella misma. Por ese motivo ya había cancelado la semana
pasada en términos igual de enérgicos su visita de Estado a Estados Unidos.
Dilma planteó la necesidad
de impedir que Internet se convierta en un nuevo campo de batalla, de sabotajes
y ataques a otros países y propuso crear un nuevo sistema legal global que
gobierne a la red bajo la supervisión del organismo internacional. Deberá
garantizar –dijo– la libertad de expresión, la privacidad de los individuos y
el respeto a los derechos humanos y la neutralidad de la red, basada únicamente
en criterios técnicos y éticos. La propuesta arrebataría a Washington y sus
trasnacionales el control autoritario que hoy tienen de Internet, aunque Brasil
trabaja hace meses en la creación de una telaraña regional gobernada por Unasur
que evitaría la transferencia de datos a través de la potencia del norte.
Cristina Fernández había
apoyado el día antes la actitud de su par brasileña ante el espionaje
informático al visitarla en su hotel de Nueva York y lo relacionó con otros
hechos condenables, como los recientes problemas que tuvieron el presidente de
Bolivia, Evo Morales, y el de Venezuela, Nicolás Maduro, para sobrevolar con
sus aviones algunos países. Las mandatarias prefirieron trabajar juntas a
asistir a la cena de gala ofrecida a esa misma hora por Obama a los jefes de
Estado y gobierno asistentes a la reunión.
En su turno en la ONU
Cristina arremetió contra el orden financiero internacional que permite la
existencia de fondos buitres, los que apoyados por sentencias espurias de
jueces estadunidenses pretenden cobrar a Argentina mil setecientos millones de
dólares de réditos sobre bonos de deuda comprados en su momento por 40
millones. A menos –dijo– que se quiera escarmentar a Argentina porque pudo
salir del pozo… sin atenerse a las recetas del Fondo Monetario Internacional.
Tras condenar cualquier intento de intervención militar o bombardeo como el que
se pretendía contra Siria y apoyar el acuerdo ruso-estadunidense sobre las
armas químicas en ese país criticó al Consejo de Seguridad de la ONU en su
forma actual que se ha demostrado absolutamente obsoleto, no sólo en la
cuestión siria, sino en otros incidentes contra la paz en el mundo.
Poético y en sintonía con
Evo, Dilma y Cristina, el presidente uruguayo Pepe Mujica afirmó: “Soy del sur…
cargo con los millones de compatriotas pobres en las ciudades, páramos, selvas,
pampas y socavones de la América Latina, patria común que está haciéndose…
Cargo con las culturas originarias aplastadas, con los restos del colonialismo
en Malvinas, con bloqueos inútiles a ese caimán bajo el sol del Caribe que se
llama Cuba. Cargo con las consecuencias de la vigilancia electrónica que no
hace otra cosa que generar desconfianza”.
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