domingo, 22 de julio de 2018

El Foro de San Pablo habló claro y preciso

En La Habana se juntaron tres hitos identificatorios de lo que es para mí la “nuestramericanidad” real sin ambages, sin dudas, sin aclaraciones que obscurecen.

Mariano Ciafardini* / Especial para Con Nuestra América
Desde Buenos Aires, Argentina

Acaba de realizarse el 17 y 18 de Julio la XXIV reunión del Foro de San Pablo (inmensa mayoría de partidos populares y de izquierda de América Latina y el Caribe). El Foro que nación en 1990 por inspiración de Fidel Castro y Luis Ignacio Lula Da Silva apareció en la negra noche del neoliberalismo y e cuando campeaba el delirio del fin de las ideologías, no sólo se mantuvo en esas adversidades (y en contra de la propia tendencia autodestructiva de las izquierdas a dividirse y separarse por causas no esenciales y muchas veces egoístas o especulativas o simplemente por la falta de visión política) sino que fue creciendo más y más, en cantidad de partidos, en prestigio, en organización y ha llegado hasta darse a sí mismo un documento político que es un virtual programa de una “proto-organización política regional” denominado “Consenso de Nuestra América” en que se establecen principios políticos, sociales, económicos y hasta referidos a las formas mínimas de democracia interna que deben practicar los partidos que pretendan estar en el Foro.

Muchas han sido las ocasiones en que el Foro desde aquella primera reunión en la ciudad de San Pablo, se ha ido reuniendo en distintas ciudades de la región ( esta es la segunda vez que lo hace en la Habana)) en circunstancias especiales. ¿Acaso estos últimos 25 años no hemos vivido prácticamente en forma permanente en tales circunstancias en el continente? ¿ Llenos de luchas, epopeyas, triunfos, derrotas y nuevas luchas?

Pero esta vez en La Habana se juntaron tres hitos identificatorios de lo que es para mí la “nuestramericanidad” real sin ambages, sin dudas, sin aclaraciones que obscurecen: 1) Se homenajeó al comandante eterno de los latinoamericanos y caribeños, Fidel Castro Ruz y, con ello a la Cuba revolucionaria, socialista, digna e inclaudicante frente al imperialismo, a pesar del brutal bloqueo y de la catarata mediática de calumnias y mentiras en su contra. Desde enero de 1959 muchos se confundieron al opinar, juzgar y predicar sobre Cuba y especialmente después de la implosión de la URSS, incluidos muchos “izquierdistas”. 2) Se reafirmó la solidaridad sin condiciones , sin señalamientos con pretensiones didácticas de “maestros ciruela de la política”, sin críticas con pretensiones de “aportes” desubicados espacial y temporalmente, de las revoluciones venezolana y nicaraguense y de sus líderes Nicolás Maduro y Daniel Ortega. También demasiados compañeros de la izquierda han trastabillado últimamente en este sentido, aunque la inmensa mayoría ha comprendido cabalmente la importancia de esta postura y así quedo reflejado en el Foro y 3) El Foro se expresó contudentemente contra las persecuciones políticas disfrazadas de judiciales (ahora que la derecha tiene que simular formas republicanas e institucionales recurre a la corrupción de la judicatura) de todos aquellos líderes políticos y sus compañeros de ruta que, al ser desplazados momentáneamente por distintas circunstancias del poder presidencial, están siendo víctimas de tales persecuciones. Especialmente Lula, quien además está encarcelado, siendo el único candidato presidenciable de Brasil con auténtica respaldo de mayoría popular. La traición de “Lenin” Moreno, que llegó a ser presidente de Ecuador gracias al movimiento correista Alianza país, y ahora silenciosamente respalda la detención del ex vicepresidente Glas e instiga la persecución judicial de, nada más ni nada menos que su propio mentor Rafael Correa, es, sencillamente, repugnante.

Pero no quiero terminar esta nota sin hacer mención a una de la resoluciones del Foro que frente a tantos momentos cruciales y urgentes que se abordaron con contundente firmeza y entusiasmo militante, pasó un tanto desapercibida pero que según mi entender contiene en su seno el nivel de fortaleza y grado de organización que ha alcanzado la unidad de los partidos y movimientos de izquierda y populares de América Latina y el Caribe con el Foro de una manera que siempre se soñó pero siempre apareció como tan difícil de alcanzar.

Una de las resoluciones de este XXIV foro realizado al calor (en todo sentido) de la Habana caribeña fue la que expresa que el Foro de San Pablo de empezar a tomar contacto institucional con la CELAC a fin de intercambiar, en forma permanente y especial, información sobre los avances o contingencias que se produzcan en el seno de esa organización plurinacional y aportar ideas, especialmente aunque no únicamente las contenidas en el documento del “Consenso de Nuestra América”, a fin de ayudar en el cometido integrador en clave de justicia social y defensa de la soberanía regional con sentido de “Patria Grande”, que es el fundamente expreso con el que se creó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, como así también una importantísima organización colateral, que de ella se desprende, que fue denominada CELAC+China. En esta , particularmente, reside la fuerza material del sueño integrador que tiene múltiples aspectos pero, particularmente en uno, que, como sugería un gran pensador y militante revolucionario del siglo XIX, a quien sería superfluo aludir personalmente, es el aspecto fundamental a tener en cuenta en última instancia , es decir, el aspecto económico . La potencialidad de la región de realizarse las grandes obras de infraestructura relacionadas con comunicaciones, energía, agua potable, puertos y vías navegables y parques industriales y nodos científicos, que están proyectados ya en palanes como el Cosiplan-IRSA o en otros que los superen o complementen es inmensa y serviría realmente para eliminar la pobreza del continente más injusto del planeta. La importancia de esta resolución está precisamente, entonces, en que, por primera vez, el Foro se asume como sujeto político regional e interpela a la institución supragubernamental que crearon nuestros líderes para llevar adelante en forma concreta la gran transformación latinoamericana y caribeña. Será un comienzo pero no es poca cosa. Ahora depende de cómo sigamos este camino que así, casi desapercibidamente , acabamos de abrir.

*Abogado y Doctor en Ciencias Políticas (UBA)

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