sábado, 28 de octubre de 2023

Argentina: Incierta certeza

Se intuía cierta certeza sobre el resultado de las elecciones, este domingo 22 de octubre de 2023, tanto ruido hubo la última semana de campaña que volvíamos a caer en la incertidumbre. Contradictorios hasta la médula, nos hemos adiestrado en pasar de oxímoron en oxímoron, como para no aburrirnos y sufrir hasta el último momento, de modo que al conocer los primeros datos, comenzó a volver el alma al cuerpo. 

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

Sergio Massa logró un 36,7%; Javier Milei, 30,0% y Patricia Bullrich, 23,8%. Resultado que impuso una segunda vuelta entre los dos primeros para el próximo 19 de diciembre. Fue un massazo, como concluían muchos periodistas y analistas políticos; algo similar a lo ocurrido cuando en 2019, la actual vicepresidenta Cristina Fernández anunció la fórmula Fernández-Fernández, sorprendiendo a propios y opositores. Hecho que de algún modo indica que en momentos de crisis, esa mayoría conocida tradicionalmente como movimiento nacional y popular, reacciona como colmena, dando por el traste a encuestadores y opinólogos. 
 
Hay un espacio íntimo eludido, donde no penetran los medios ni las redes que obligan a la urgente inmediatez, eliminado la reflexión previa a la acción, algo de fracciones de segundo, impuesta por los tiempos esclavistas que vivimos; intersticios permeables, un boca a boca, vecino a vecino, compañero de tareas o de viaje; encuentros en el ascensor, en la sala de espera del médico, en la cola del banco, en una oficina pública; indagaciones al aire charlando por teléfono en la parada del colectivo buscando una respuesta o una aprobación con la cabeza del improvisado compañero de espera. 
 
En fin… esa desesperación agónica de que todo se derrumbe, actuó como una pócima mágica. De allí el baldazo de agua fría. 
 
Malo conocido que bueno por conocer, fue la premisa para infinidad de votantes de la oposición de Bullrich o Milei, como indecisos asustados. Tanta apelación al odio y la destrucción, les jugaron una mala pasada. Pasadas las veinte horas del domingo, los bunquers del JxC y Milei, se mostraban vacíos, música muy lenta y sólo periodistas. Ninguno de los candidatos hacía presencia y los que llegaban eludían entrevistas. Espantados huían, recordando que los reunía el espanto.    
 
Los radicales fueron los primeros en reconocer la muerte de Juntos por el Cambio. Todos coincidieron en señalar a Macri como el gran responsable de lo ocurrido. 
 
Con los números en la mano hay muchas lecturas, al interior del territorio y en cada espacio político de las alianzas concentradas en Unión por la Patria, La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio que quedaron en el camino, rumbo a una dispersión previsible desde las PASO 
Sin embargo, todo lo vivido esta semana, no deja de ser un nuevo escenario con los mismos actores, pero con una tarea a llevar a cabo totalmente distinta de la anterior. Dicho de otro modo, a pesar de ser los mismos candidatos: Massa y Milei, las campañas – es de esperar, conforme las estrategias de sendos equipos de asesores y colaboradores – deberán recorrer caminos distintos de los anteriores, la seducción de los votantes en dos modelos antinómicos así lo exige. 
 
Por lo tanto, si bien es de sumo interés una minuciosa lectura de los datos al milímetro, los mismos ya no son relevantes para captar a los electores con vistas a las elecciones de noviembre; como bien lo expuso Sergio Massa en sus primeras declaraciones del domingo, todo aquello es pasado, tenemos que enfocarnos en el futuro, convencido que hablaba ya como el futuro presidente, único líder de este nuevo gobierno a iniciar, totalmente alejado del cargo de ministro de la actual administración encabezada por Alberto Fernández, quién en una actitud digna de ser destacada, se mantiene en silencio como si hubiera desaparecido de la escena política, en consonancia con la vicepresidenta Cristina Fernández.
 
No es nuevo, en cada momento del peronismo hubo un solo líder indiscutido: Perón en el primer y segundo mandato desde 1946 a 1955, en 1973 a 1976; Carlos Menem de 1989 a 1999; Néstor Kirchner de 2003 a 2007; Cristina Fernández de 2007 a 2015. La alianza convocada por Cristina Fernández en 2019, la tuvo a ella como conductora hasta que las terribles condiciones económicas y administrativas dejadas por Macri, la pandemia, la guerra de Ucrania y la gran sequía, dispersaron a la población que convocaba el movimiento. Sergio Massa, deberá estar a la altura de las circunstancias de esta nueva etapa y promover el relevo generacional del nuevo conductor, tal vez Axel Kicillof, el triunfante gobernador de Buenos Aires y pieza fundamental de la actual vicepresidenta.
 
En este nuevo entorno, los nuevos intendentes y los que renovaron su mandato, deberán obrar en consonancia a los grandes compromisos asumidos y sumarse a la convocatoria de unidad expresada por Massa de conformar un gobierno con personalidades de todas las ideologías, en el intento de lograr un gran acuerdo nacional como se hizo en otros tiempos para poder desarrollar políticas de Estado que saquen al país de la pobreza y el estancamiento.
 
Los ejes ya están definidos en desarrollo productivo, energético, exportaciones alimenticias, investigación y desarrollo tecnológico, educación, renegociación de la deuda con el FMI e incorporación de tecnología 5G. Este último rubro concretado esta semana con la adjudicación de licitaciones internacionales.
 
Del otro lado, luego del desbande, Javier Milei fue al encuentro de Patricia Bullrich y se abrazaron, bajo la mirada del dueño de casa, ya que acudieron a la casa de Acassuso que alquila Mauricio Macri. Fue un encuentro de arrepentimientos y arrumacos, de cariños no correspondidos, donde el león hecho un gatito abrazó a patito. 
 
No intentaremos describir a ese tenebroso personaje que no logró la reelección, porque como el difunto Carlos Menem, por mufa y perverso se ganó el mote de innombrable; comportamientos que vuelven en ese remolino de contradicciones que ha encarnado el neoliberalismo luego de la devastación dejada por los militares. 
 
En esa necesidad de sobrevivir por la exigencia de la tropa endógena, que da vida a los cadáveres de sus conductores y los hace caminar como marionetas, que hasta los mantendría en formol con tal de dar continuidad a las formas legitimadoras de poder, los más fieles y cercanos, cerraron el círculo áulico como para volver a renovar votos de fidelidad y salir adelante. Lo hicieron conocidos y no tanto, ya que sabemos que en las sombras como en un iceberg, lo que no se ve, es desmesuradamente mayor que lo visible. Muchos negocios y trapos sucios reclaman no desmoronarse, toda una estructura de poder ligada al mundo exige continuar con las relaciones carnales que les privilegiaron. 
 
Además, no olvidemos que nuestro expresi, domador de reposeras, es presidente de la Fundación FIFA y en estos momentos se está discutiendo la realización del Mundial Centenario de Fútbol 2030 que, según parece, sería tripartito en América con la participación de Argentina, Paraguay y Uruguay, hecho que convocó a los presidentes de los tres países en una reunión llevada a cabo hoy, viernes 27 de octubre, en Montevideo, con la participación de funcionarios de gobierno, Claudio Chiqui Tapia, presidente de la Federación de Fútbol Argentina AFA y sus pares paraguayo y uruguayo.
 
Todos con buen olfato para los negocios, no dejarán pasar una oportunidad como la que tienen frente, aunque no tengan las mismas ideas. Sabemos lo que significó el Mundial de Qatar y el huracán emocional que le aportó a la sociedad argentina haberlo ganado, mejorando considerablemente el estado de ánimo de la población, milagro que, como el que se produjo este domingo, nos ubica en ese universo argento tan difícil de comprender a nosotros mismos y a los extranjeros. 
 
En esa atmósfera que va envolviendo el día a día, seguimos en la incertidumbre que, con certeza, nos saque adelante del infierno vivido.

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