En este día me encuentro cómo preso político cumpliendo tres años. Pesan esos tres años más que los 36 de participación en la lucha armada de los pueblos centroamericanos en los que participé. Sin lugar a duda la gota permanente en una piedra cala. Así el pesado fardo de estar privado de libertad hace daño. Sigo aquí firme como una roca, de pie como un árbol, luchando para que no se cumpla un año más en este infame encierro, con comodidades, pero encierro siempre.
Quiero agradecer a todos los que me han apoyado nacional e internacionalmente y no me olvidan nunca. Los que han firmado peticiones exigiendo mi libertad incondicional. Aquellos que han elevado oraciones o realizado ceremonias mayas en mi nombre. Aún agradezco a los que están conmigo pero que por temores a la represión no lo han manifestado pero que sé que cuento con ellos.
Sigo manteniendo la disciplina que me permite que a mi alma nunca pudieran encarcelarla ni mellar mi espíritu guerrero, combativo. Sigo confiando en las fuerzas del pueblo que me vio nacer y aquellos otros países en donde puse en riesgo mi vida para demostrar mi calidad internacionalista y la verdad de mis principios. Siempre considero que la rueda de la historia solo gira para adelante. Que ciertas épocas difíciles solo son pruebas de nuestra firmeza. Considero seguir con la moral en alto, mi autoestima y seguridad en mis principios, resistiendo este tiempo y a las opiniones contrarias aún en un centro de detención mayoritariamente lleno de aquellos que enfrenté con valentía, sin tregua y me he ganado el respeto de la mayoría de ellos.
Así pues, aquellos que sobrevivan a esta dictadura simulada con procedimientos falsamente legales NO OLVIDÉIS, PARA QUE NUNCA SE REPITA ESTO CON NADIE.
Me despido con la consigna que hicimos nuestra durante 36 años:
A VENCER O MORIR POR GUATEMALA.
César Montes.
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