Ahora mismo no hay contrato, no hay regalías, no hay nada para el pueblo panameño. Mientras tanto el extractivismo minero continua su devastación. En definitiva, necesitamos un golpe de timón y tomar decisiones concretas que no afecten nuestro bienestar colectivo.
Desde Ciudad Panamá
Según los voceros oficiales del gobierno, el pueblo panameño está perdiendo la gran oportunidad de beneficiarse de la actividad minera. Con una política del miedo, le transfieren su responsabilidad a quienes se oponen al extractivismo minero, del desempleo y otros problemas estructurales, nos dicen: el futuro del país depende de Minera Panamá. Lo cierto es que, modificación no es rechazo y en las calles claman por cerrar la mina rechazando el contrato.
La posición del ejecutivo es defender el contrato minero con la misma intensidad que la empresa transnacional lo hace. Para lo cual presentaron modificaciones al contrato. Es necesario recordar que, quienes se oponen no lo hacen por cuestiones de forma, sino de fondo: rechazar la actividad minera en Panamá.
Con gran entusiasmo el presidente convocó al inicio de su mandato el Pacto Bicentenario: Cerrando Brechas, conclave para establecer una hoja de ruta para el país. En una nota de la página oficial de la Presidencia: “Cortizo Cohen enfatizó que el Pacto del Bicentenario ha sido un extraordinario ejercicio de participación ciudadana y democrática único y que se construyó de abajo hacia arriba, desde las comunidades. A la vez, resaltó que es el acuerdo de mayor trascendencia en la historia de Panamá”. El documento planteaba “moratoria de minería metálica”.
Sin embargo, al final de la página 147, dice: “Por ello, los Acuerdos han de ser moralmente vinculantes para todos -gobiernos y sociedad- pues el país es de todos y no podemos fallarle”. Palabras más, palabras menos, no es obligatorio.
Contamos con más evidencia al respecto. Recientemente el Departamento de Sociología de la Universidad de Panamá y Ya es Ya, presentaron el Estudio sobre la percepción social de la minería y el cambio climático en Panamá. Los datos son los siguientes: 47.5 considera que los efectos de la actividad minera son negativos en el medio ambientes, mientras un 6.2 considera que son positivos; el 75.3 considera el contrato entre el Estado y Minera Panamá es “perjudicial y destructivo para el país”. A pesar de la enorme propaganda del gobierno y Minera Panamá, esta es la percepción de los panameños.
Ahora mismo no hay contrato, no hay regalías, no hay nada para el pueblo panameño. Mientras tanto el extractivismo minero continua su devastación. En definitiva, necesitamos un golpe de timón y tomar decisiones concretas que no afecten nuestro bienestar colectivo.
*El autor es Docente universitario
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