El reclutamiento voluntario o forzado de miles de niños y adolescentes para integrarse a los cárteles, es una de tantas consecuencias nefastas en México, de la que poco se conoce, que parte desde la llamada “guerra contra el narcotráfico” del Presidente Felipe Calderón y que, lamentablemente hasta nuestros días sigue afectando las zonas de mayor conflicto en el país.
Abraham Trillo* / Especial para Con Nuestra América
Desde Morelia, Michoacán, México
El sábado 12 de agosto del 2023, cinco jóvenes entre 19 y 22 años se reunieron en el mirador de San Miguel en el municipio de Lagos de Moreno, Jalisco, siendo lo último que se supo de ellos. Días más tarde, circularon por redes sociales, fotografías y un video donde se mostraban visiblemente golpeados, maniatados y con cinta en la boca, prueba de que grupos criminales los habían “levantado”. De ellos, aún no se sabe nada. A poco más de un mes y a 240 kilómetros de ahí, la comunidad de Malpaso, en Villanueva Zacatecas, fue testigo de la desaparición de siete jóvenes entre 14 y 18 años. De acuerdo a testigos, el 24 de septiembre un grupo de civiles armados ingresaron a un rancho de la comunidad y los secuestraron. Esta vez, a 3 días del reporte 6 de ellos fueron localizados sin vida.
Si el suceso de horror de los cinco jóvenes de Lagos de Moreno sacudió la conciencia de un México anestesiado, los adolescentes de Villanueva Zacatecas nos vienen a recordar que, en este país que transita por senda de la violencia normalizada, pasan crímenes cada vez más atroces como las desapariciones forzadas contra niños y adolescentes.
A finales del mes de septiembre de este año, la Revista Sciencie publicó la investigación titulada “Reducir el reclutamiento de los cárteles es la única manera de bajar la violencia en México” por el Doctor en Criminología Gian María Campedelli, el finado analista de seguridad Alejandro Hope y Rafael Prieto-Curiel investigador del Instituto Matemático de la Universidad de Oxford y ex policía de la Ciudad de México. El estudio realizado en el 2022, reveló que los cárteles del narcotráfico son el quinto grupo que genera más empleo en el país, por arriba de empresas estatales como PEMEX o privadas como Walmart. Gracias al cruce de datos sobre homicidios, desapariciones y detenciones entre el 2012 y 2022, así como información sobre las operaciones, alianzas y rivalidades de 150 organizaciones criminales, construyeron un sistema matemático que permitió representar el comportamiento de estos grupos delictivos. De acuerdo al estudio “los cárteles ... han perdido muchos miembros debido a conflictos con otros cárteles y a las fuerzas del Estado. Sin embargo, a pesar de sus pérdidas, ... han logrado aumentar la violencia durante años… Los resultados muestran que para el año 2022, los cárteles contaban con 160,000-185,000 miembros, convirtiéndose en uno de los principales empleadores del país. Es esencial reclutar al menos 350 personas por semana para evitar su colapso…”.
Esto explica las razonas del por qué las “empresas” del crimen organizado, a pesar de las continuas bajas (el estudio refiere entre 120 y 200 muertes de sus miembros semanalmente más deserciones y encarcelamientos), aumentan su poder y recursos. El constante reclutamiento voluntario o forzado, sobre todo de niños y adolescentes, aporta una nueva fuerza laboral que sostienen sus actividades criminales.
Son muchas las razonas por la que tantos menores engrosan las filas de los cárteles. Muchos de ellos ingresan de manera voluntaria como única alternativa económica, pobreza extrema, abandono familiar, marginación, adicciones, miedo o amenazas. Otros de manera forzada, victimas de secuestros masivos como podrían ser los casos de Lagos de Moreno y Villanueva Zacatecas.
De acuerdo a estimaciones construidas desde el 2010 por la ONG “Tejiendo Redes en América Latina y el Caribe”, entre 30 y 35 mil menores en México, son reclutados anualmente por los cárteles. La diversificación de actividades dentro de las organizaciones criminales, permite que niños y adolescentes laboren en actividades como el procesamiento de droga, secuestros y extorsiones, trabajos de vigilancia como “halconeo” o casas de seguridad entre otras. Desafortunadamente, también son empleados como sicarios. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), los asesinatos son la primera causa de muerte entre hombres de entre 15 y 29 años, lo que confirma su presencia en la primera línea de violencia.
Para el periodista Alberto Nájar, “el común denominador del reclutamiento en niños y adolescentes, es que son victimas o victimarios que padecen la ausencia del Estado, cuya obligación es protegerles”. Apenas el 3 de octubre del 2023, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, reconoció que en el país existe el reclutamiento forzado de menores en organizaciones criminales relacionado (según él) a la puesta en marcha de los programas federales de becas y oportunidades de este sector, que esta complicando el reclutamiento voluntario: “...puede darse el hecho de que haya una especie de reclutamiento forzado, una leva por parte de la delincuencia de jóvenes, lo cierto es que muchos jóvenes están teniendo oportunidades de estudio, de trabajo, lo que no se hacía antes y ya no es fácil que puedan los delincuentes fortalecer sus filas”. Esta verdad a media, sin datos verificables, es una característica de la perdida del valor de la verdad con que este gobierno aborda el tema de la violencia criminal que esta ahogando este país.
Gracias a los fracasos de las políticas de seguridad y desarrollo implementadas en México en las últimas administraciones federales, el crimen organizado se apoderó de todo el territorio nacional, creando dolorosos escenarios de ejecuciones, desapariciones, secuestros, trata, fosas clandestinas y extorsiones. En lo que va de este sexenio, la tibia respuesta del gobierno federal orientada en la reconciliación, perdón, amnistía y legalización, ha empeorado el panorama criminal. Niños y adolescentes continúan secuestrados y asesinados ante la incapacidad del Estado de poner fin a una crisis que se perpetua en el tiempo.
El reclutamiento voluntario o forzado de miles de niños y adolescentes para integrarse a los cárteles, es una de tantas consecuencias nefastas en México, de la que poco se conoce, que parte desde la llamada “guerra contra el narcotráfico” del Presidente Felipe Calderón y que, lamentablemente hasta nuestros días sigue afectando las zonas de mayor conflicto en el país, es decir, aquellos estados donde impera la inseguridad, la violencia, los desplazamientos y donde las actividades criminales son habituales.
El escenario se complica si consideramos que el reclutamiento forzado no esta considerado como delito en México, y por tanto no hay manera de procesar penalmente a nadie que reclute niños y adolescentes. Este vacío legal, es una asignatura pendiente y prioritaria del Estado. Existe la urgencia de impulsar una tipificación del reclutamiento de menores para vincularse a los cárteles, como un delito, porque la participación en el crimen organizado de menores de edad va en aumento.
* Licenciado en Derecho, con Especialidad en Administración Pública, Magíster en Estudios Latinoamericanos con énfasis en cultura y desarrollo, Maestro en Calidad en la Educación Superior y Doctorando en Ciencias de la Gestión de los Recursos para el Desarrollo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario