Fidel aborda en las "Reflexiones" los verdaderos problemas trascendentales para la supervivencia y el bienestar de la humanidad, que hoy lamentablemente no figuran en la agenda ni las preocupaciones de la mayor parte de los jefes de Estado y líderes mundiales.
Ángel Guerra Cabrera / LA JORNADA
(Fotografía: Discurso de Fidel Castro ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, el sábado 7 de agosto de 2010)
La noticia corrió como un reguero de pólvora cuando por fotos de celulares circuladas en Internet se supo que Fidel Castro había hecho el pasado 7 de julio su primera aparición pública en cuatro años en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas. Existía expectativa, algunos rumores de que lo habían visto aquí o allá en distintos lugares de La Habana, pero el líder de la revolución cubana había sido cuidadoso en no alentar esperanzas en una recuperación no exenta de riesgos cuando una intervención quirúrgica de urgencia lo obligó a dejar las responsabilidades de gobierno, de modo que la sorpresa fue mayor cuando el 12 de julio pudo ser visto en el programa Mesa Redonda de la Televisión Cubana visiblemente recuperada su salud, con evidente lucidez y vitalidad intelectual.
Pocos sentimientos de alegría colectiva y a la vez alojados en la intimidad del corazón pueden compararse con el que ha invadido a los cubanos al verlo varias veces en la tele. La nueva ha llenado de regocijo también a muchas personas en América Latina y en todos los confines del planeta. Fidel, como todo ser humano, es mortal y un día no lejano le tocará finalizar su ciclo biológico, pero muchos no queremos ver ese momento porque ¡qué falta nos hace y cuánto puede aportar!
Cuando el 31 de julio de 2006 la enfermedad lo forzó a delegar sus cargos estatales en Raúl Castro, como prevé la Constitución, tan pronto estuvo en condiciones físicas de trasmitir sus ideas comenzó a publicar las Reflexiones. Deseo sólo combatir como un soldado de las ideas… Será un arma más del arsenal con que se podrá contar, afirmó poco después.
La primera Reflexión, publicada el 28 de marzo de 2007, abordó la amenaza de hambre para los países pobres y el daño al medioambiente que implicaría el cultivo masivo de alimentos para producir etanol, cuyos argumentos han sido confirmados dolorosamente por la realidad, pero ya desde la segunda, publicada el 3 de abril de ese año, alertaba sobre el peligro de nuevas guerras imperialistas para apropiarse de los recursos energéticos y señalaba el peligro de agresión a Irán y del desencadenamiento de una guerra nuclear como consecuencia del conflicto, tema en que ha venido insistiendo de nuevo y con amplia y sólida documentación en la publicada el pasado primero de junio, recientemente en dos comparecencias televisivas y en la del 3 de agosto en la que emplaza a Obama, enérgicamente, a impedir esta tragedia.
Fidel aborda en las Reflexiones los verdaderos problemas trascendentales para la supervivencia y el bienestar de la humanidad que hoy lamentablemente no figuran en la agenda ni las preocupaciones de la mayor parte de los jefes de Estado y líderes mundiales. A diferencia de su intelecto creativo y universal, el de estos otros está dominado por la mediocridad y pobreza del pensamiento único, que consiste en servir únicamente los intereses de una pequeña elite de banqueros, especuladores y fabricantes de armas, como estamos observando en la mayoría de los países, donde se está despojando a los pueblos de casi todas las principales conquistas sociales logradas en más de un siglo de lucha y haciendo recaer sobre sus hombros el peso de la brutal crisis capitalista.
Con la reaparición pública de Fidel lo hemos visto subrayar su condición de soldado de la cultura, de las ideas y de la reflexión histórica, la fuerza que les otorga en la estrategia revolucionaria. Así, al llevar flores a Martí el 26 de julio en el mausoleo que lo recuerda en la Plaza de la Revolución antes de reunirse con un grupo de artistas y periodistas cubanos, nos reunimos con nuestro querido amigo Fidel Castro, anotaría en su blog Silvio Rodríguez. Fue muy simbólico otro encuentro con un grupo de jóvenes artistas, intelectuales, militares y líderes juveniles y estudiantiles, nuevamente alertando sobre el peligro de guerra que se gesta en el golfo Pérsico. Allí planteó dos ideas cruciales ante las amenazas que enfrenta nuestra especie y el conocimiento que ha acumulado: 1) No podemos enfocar el futuro con los conceptos e imágenes del pasado. Todo es nuevo. Hay que poner a volar la imaginación; 2) El hombre no puede perder la oportunidad de sobrevivir con todo lo que sabe hoy.
Rescato otra idea en la presentación de su libro sobre la derrota por el ejército revolucionario de la ofensiva de la tiranía de Batista, primer tomo de dos sobre la guerra revolucionaria: La vida al fin desbordaba nuestras predicciones y sueños.
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