sábado, 24 de marzo de 2018

Pedro Pablo Kuczinsky: “Dios bendiga al Perú”

Ciudadano Kuczinsky, se le recomienda – ahora que le sobrará tiempo para “reflexionar”- hacer de la fe un efectivo instrumento de transformación de conciencia mas allá del vano discurso demagogo.

José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América

En el Perú renunció a la Presidencia de la República el “teólogo testaferro” de los poderes de factos el ciudadano Pedro Pablo Kuczinsky (PPK). Vergüenza histórica, cinismo encarnado de los más emblemáticos estafadores de una historia tejida con manos cubiertas con sangre inocente. Cuando el poder y el servilismo mercantil se unen nacen sistemas como el que dio a luz a infames personajes como el ex presidente del Perú, PPK. En qué país vivimos donde el bien público es rematado por creyentes colonialistas desde fuera y desde dentro (católicos y creyentes fundamentalistas). ¿Cuándo, cómo y dónde el velo de la idiotez política cayó sobre nuestras conciencias fragmentadas en medio de seudo políticas democráticas del “mal menor”?

Somos responsables de la existencia del cinismo renunciante. Un seudo demócrata, Quijote sin molinos, sin fieles Sanchos y encantadoras Dulcineas. ¡Qué indignante escenario vivido en el Perú, en donde demandantes y demandados se encuentran en la mira de la justicia por sospecha de corrupción!

Escuchábamos la renuncia de PPK y no veíamos el momento que salieran subtítulos y tradujeran el balbuceo del descaro y la falta de vergüenza personificada.

“God bless America” canta el presidente Donald Trump en EEUU, y en el Perú “Dios bendiga el Perú” balbuceó PPK. Seguramente que esta teologal despedida fue la inmaculada recomendación recibida por PPK en horas de la mañana por el mismísimo Cardenal Juan Luis Cipriani; o quizá nace de la profunda alucinación de haberse creído parte de un destino manifiesto amparado sobre dogmas mesiánicos provenientes de EEUU. Ahora queremos ver al Cardenal Cipriani asumir su biliar vena profética que usó contra el presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, llamándolo dictador. Tenga el coraje evangélico, ciudadano Cardenal , de adjetivarlo al ex presidente PPK con la valentía que lo caracteriza y decirle a voz en cuello: ¡Corrupto, delincuente, mentiroso, ladrón!

Siga las huellas de su Maestro, ciudadano Cardenal. Estaremos atentos a sus próximas homilías.

Cayó el peón del rey. Oscuro y estrafalario personaje quien doblegó sus rodillas en Washington declarándose siervo convicto y confeso del imperio. Compromisos y pactos de lealtad juramentó. Alianzas de sangre centradas única y exclusivamente en desprestigiar al soberano Gobierno Bolivariano de Venezuela. No quiso aceptar que desde sus inicios “laborales”  fue y sigue siendo pongo de la Dictadura del Mercado, y eso lo hace cómplice y actor de crímenes éticos, morales, sociales y económicos de “lesa humanidad”.

A pesar de todos sus delitos demostrados, el ciudadano PPK se encuentra seguro de la autenticidad de su confesión de fe. El ciudadano Kuczinsky sentenció al finalizar su discurso de renuncia: “Dios bendiga al Perú”. Cuál es el Dios de PPK? Habrá querido decir: Que EEUU bendiga al Perú, “Que Trump bendiga al Perú, “Que el BM, FMI, BID, bendigan al Perú, “Que Odebrecht bendiga al Perú, “Que el ‘Grupo de Lima’ bendiga al Perú”, “Que la CONFIEP bendiga el Perú”…

El sistema mercantilmente capitalista seguirá pariendo entidades infernales como las puesta en escena en el caótico escenario politico-financiero peruano. Seguro que el Dios profesado por PPK, fe forzadamente expresada ante el Papa Francisco, es el Dios invocado en los atrios de la “Casa Blanca” y las capillas de majestuosos palacios y secretos loobies de lujosos hoteles neoyorquinos. Seguro que el Dios del ex mandatario no es el Dios de Manuel, Ana, Jacinto y Juana del altiplano andino o de los hediondos barrios del pueblo de Belén en el NorOriente peruano.

El sistema parido después del periodo de ex presidente Juan Velazco Alvarado fue el ovíparo deseo del poder de Washington amparado en serviles asalariados como el ex presidente del Perú. Desde el gobierno del militar Francisco Morales Bermúdez Cerruti – equivalente a Augusto Pinochet en relación al nivel de confianza del asesinado presidente chileno Salvador Allende – hasta PPK, todos, salvo alguna excepción, o están en cárceles, o murieron en ellas o están siendo perseguidos por la débil justicia jurídica del Perú.

Es así como asistimos a la dramática agonía del cruel sistema liberal sostenido a base de sangre inocente. Fuerza vital ofrecida en el altar de dioses. Cuanta más sangre humana tienen más poder acumulan.

El Dios-Capital de PPK fue el mismo de los emperadores de la vieja Roma, de los reyes y emperadores de las sangrientas cruzadas y colonizaciones, del deshumano Tribunal del Santo Oficio (Inquisición), de redes del crimen político y financiero que en nombre de ese mismo Dios no les tiembla la mano a la hora de saquear pueblos enteros y al mismo tiempo confesarse pulcros creyentes: “!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia (Mateo, 23:27).

Dictadores, testaferros de los grupos de poder y redes del crimen empresarial a nivel mundial se vanaglorian de creyentes y discípulos de la fe. El Dios de la iglesia oligárquica siempre le dio la espalda al pueblo aunque en sus discursos y te deums les dio la cara para estafarles en nombre de la fe y de fe hablan los fujimoristas y de fe habló PPK y todos los demás. Lo hizo el nefasto dictador Augusto B. Leguía, lo hicieron los dictadores cívico-militares del siglo XX, lo siguió haciendo el ex mandatario peruano.

PPK, al igual que tu endiosado dictador oligarca Agusto B. Leguia, hiciste de la laicidad del Estado el mejor de tus papeles higiénicos. Manipulaste, no solo las cuentas del erario de la república sino intentaste ampararte en la manipulación religiosa como todo buen mercenario colonialista: “Con la autoridad que se me ha consagrado hago un acto de consagración de mi persona, de mi familia y de la república del Perú al amor y protección del Dios todopoderoso a través de la intercesión del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María […] (Pongo en manos de Dios) mi gobierno con todos sus trabajadores y ciudadanos que están bajo mi responsabilidad. Ofrezco a Dios Todopoderoso mis pensamientos y decisiones como Presidente para que los utilice en bien del país y siempre estar conscientes de los Diez Mandamientos al gobernarlo […] (Pido perdón) por todas las transgresiones que haya cometido en el pasado, todas las que se hayan hecho en el pasado de la República y por todas aquellas decisiones que se hayan tomado estando en contra de sus mandamientos y le pido ayuda para cambiar todo lo que no separa de él” (www.crp-conferperu.org; 
www.redaccion.lamula.pe).

“Good bless America”…perdón , “Dios bendiga al Perú” dijo al finalizar - orgulloso - su renuncia PPK. Orgulloso de su vergüenza. Absolutamente convencido que su renuncia nos hará sufrir y perder las riendas de nuestra historia, del progreso, desarrollo y modernidad hecha a la imagen y semejanza del modelo esclavista neoliberal. Y tiene razón! Esa es la mentalidad del “Destino Manifiesto”. De la filosofía de “Superman” y el mesías “Mac Pato”. La identidad cultural – “peruana” - del ciudadano Kuczinsky parece fundarse en la creencia que de las profundidades del Lago Titicaca emergieron las mitológicas personalidades de Superman y la Mujer Maravilla. Y, no nos sorprendería que estuviese plus, ultra, recontra convencido que el ombligo del mundo es Wall Street o su rancho de veraneo en Cieneguilla.

Ciudadano Kuczinsky, se le recomienda – ahora que le sobrará tiempo para “reflexionar”- hacer de la fe un efectivo instrumento de transformación de conciencia mas allá del vano discurso demagogo. Usted aprendió muy bien la prosa teológica que sus aplicados asesores eclesiásticos le facilitaron, pero esa práctica huele mal ciudadano Kuczinsky. Usted invocó los Diez Mandamientos y usted tomó dinero del pueblo, mintió, se burló de su buena fe y se olvidó de las máximas éticas de nuestros ancestros del Perú a quienes usted dijo representar.

El Dios encarnado – según la espiritualidad del rito Cristiano – fue Jesús el galileo y entre tanto dicho por él, sentenció: “Generación de víboras como podéis hablar lo bueno siendo malos? Porque de la abundancia del Corazón habla la boca”. La teología que usted ama desarrollar es la del imperio del mal con su panteón de divinidades lejanas del mundo de lo cotidiano y de millones de mujeres y varones hechos de carne, hueso y sentimientos.

Que el Dios justo y compasivo del mundo creyente al cual usted violentó con su soberbia, servilismo, avaricia y suprema codicia capitalista se encuentre a su lado en este su inesperado VIA CRUCIS, ad portas de Semana Santa. ¡“Dios bendiga al Perú”!

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