“Fidel es un hombre de tan enorme personalidad –reconoció Che- que, en cualquier movimiento donde participe, debe llevar la conducción, y así lo ha hecho en el curso de su carrera desde la vida estudiantil hasta el premierato de nuestra patria y de los pueblos oprimidos de América. Tiene las características de gran conductor, que sumadas a sus dotes personales de audacia, fuerza y valor, y a su extraordinario afán de auscultar siempre la voluntad del pueblo, lo han llevado al lugar de honor y de sacrificio que hoy ocupa” (Guevara)
Es de relevante significación reflexionar sobre los rasgos destacados por Che, donde lo objetivo se funde con lo intersubjetivo para dar a las generaciones futuras y a sus jóvenes líderes una síntesis reveladora del por qué Fidel –esa “fuerza telúrica” con que lo calificó Che- logró liderar a un movimiento político unitario para implantar dos récords de naturaleza cívico-militar.
El primero de ellos consistió en derrocar al ejército de una férrea dictadura militar defendida por el imperialismo yanqui en dos años, es decir de diciembre de 1956 a (diciembre de 1958), y contando inicialmente en la Sierra Maestra con solo doce revolucionarios (luego del desembarco por Playitas desde el yate Granma y la desintegración a causa del bombardeo batistiano, del grupo de 82 hombres que navegaron desde Tuxpan, México, hasta la costa sur de Santiago de Cuba).
El arrojo, talento y voluntad de esos doce combatientes y las audaces acciones comunicativas lograron “encender la chispa” y que se comenzara a liderar a los campesinos, obreros y estudiantes dispuestos a dar su vida por “la causa del Moncada”. Ya desde mediados de 1957 las fuerzas rebeldes de “la Sierra” comenzaron a tener combates victoriosos contra un ejército y una oficialidad acostumbrada a oprimir, agredir y asesinar a campesinos, estudiantes y obreros sin que ninguna fuerza política pudiera impedirlo. Más de 20 mil de estas y estos ciudadanos fueron masacrados y asesinados por la dictadura respaldada por Washington.
El segundo gran récord de Fidel y sus compañeros y compañeras de la dirección revolucionaria (*) fue el de haber logrado a tan solo dos años de llegar al poder del gobierno y de iniciar la transformación del Estado, así como de las relaciones económicas dependientes de EEUU, proclamar ante gran parte del pueblo en armas concentrado en la avenida 23 con cruce calle 12 del Vedado en La Habana, y frente a las cámaras de televisión y radio reportando al mundo, la vía del socialismo para poder salvaguardar la independencia y la libertad lograda con el triunfo revolucionario el 1ro de enero de 1959. Ni la desunión, característica de procesos políticos colapsados en el sur, ni los antivalores capitalistas que la burguesía criolla trató de imponer, y ni tampoco las carencias económicas que comenzaba a sufrir el pueblo debido al inicio del bloqueo imperial, fueron obstáculos para avanzar con las transformaciones revolucionarias.
Será imposible para las generaciones futuras comprender cabalmente el legado de Fidel “nombre que en pocos años ha alcanzado proyecciones históricas” (idem) si este es fragmentado o desarticulado como ser social y de los acontecimientos nacionales e internacionales en que líder y liderados participan y construyen la vía y las estructuras o relaciones socialistas (democráticas, económicas, gubernamentales, gerenciales, jurídicas, cívico-militares, culturales, tecnosociales, entre otras).
Che ofreció -desde los primeros meses de la revolución- al pueblo de Cuba, masivamente este en plena formación política y dedicada praxis revolucionaria, reflexiones estratégicas sobre el liderazgo de Fidel que contribuyeron a revelar los significados más relevantes del líder para la compleja tarea de conducir las transformaciones enfocadas al socialismo, teniendo para ello dos principales referentes mundiales: las victoriosas Revolución de Octubre (1917) y la Revolución China (1949) y otras experiencias menos estudiadas de procesos liberadores pero frustrados de América Latina, Caribe, África y Asia.
Para el marxista argentino-cubano y novel ministro de Industrias de Cuba, designado por el máximo líder cubano el 9 de febrero de 1961, Fidel reunía otras condiciones significativas:
“como son su capacidad para asimilar los acontecimientos y las experiencias, para comprender todo el conjunto de una situación dada sin perder de vista los detalles, su fe inmensa en el futuro, y su amplitud de visión para prevenir los acontecimientos y anticiparse a los hechos, viendo siempre más lejos y mejor que sus compañeros” (idem).
Las capacidades hermenéuticas del líder para dirigir y para interpretar las necesidades, prioridades e inquietudes del pueblo desde una perspectiva optimista, previsora y estratégica, fueron rápidamente identificadas y difundidas por quien también fue el primero de los Comandante nombrados por Fidel en la Sierra Maestra. La formación dialéctico-materialista de Fidel como de Che fue un componente determinante en la amistad que ambos se profesaban y en la visión compartida para impulsar las transformaciones estructurales en Cuba.
Y así lo confirmó la propia praxis del líder días después, cuando el 16 de abril, además de proclamar el carácter socialista de la Revolución Cubana, alertó a todo el pueblo, pocas horas después del bombardeo yanqui a varios aeropuertos cubanos, de la invasión mercenaria apoyada por el gobierno de John F. Kennedy, y convocó a los obreros y campesinos a enfrentarla, repelerla y vencerla. Y así fue.
Ese acontecimiento constituye otro extraordinario récord cívico-militar de una revolución social en desarrollo a solo noventa millas del potente imperio. El contingente de cuatro batallones de mercenarios apertrechado militarmente por EEUU fueron vencidos en 72 horas por un pueblo elementalmente armado pero con una valentía terrestre y aérea, y una voluntad superior a la enemiga, generadas y manifestadas gracias a esa unidad de doctrina, política, comunicación y acción lograda por el liderazgo de Fidel en comunión con los líderes del Movimiento 26 de julio, del Partido Socialista y por el movimiento estudiantil universitario 13 de Marzo, y de todas las redes de luchadores regionales y locales del país. “En cada cuadra un Comité y en cada cuadra revolución” (**) fue un acontecimiento que significó un porvenir viable, alcanzable y sostenible pues se afincaba en la voluntad y decisión popular, y a la vez fue, años después, motivo de Silvio Rodríguez para crear un canto popular que incrementaba la autoestima, la alegría revolucionaria y el reconocimiento del valor de la defensa revolucionaria desde las comunidades.
“Con estas grandes cualidades cardinales, con su capacidad de aglutinar, de unir, oponiéndose a la división que debilita, su capacidad de dirigir a la cabeza de todos la acción del pueblo, Fidel Castro hizo más que nadie en Cuba para construir de la nada el aparato hoy formidable de la Revolución cubana"(idem)
En su noventa y seis natalicio, este 13 de agosto, la humanidad que aspira y trabaja por un mundo mejor ya reconoce el valioso significado de los múltiples aportes que hizo Fidel para alcanzar a construir ese mundo de paz y de destino compartido.
Estudiar el pensamiento de Fidel integrado a la obra socialista llevada a cabo en Cuba y en otras partes del mundo, a la cual contribuyó significativamente, es una necesidad imperiosa y constituye una valiosa oportunidad para comprender mejor qué cambiar, cómo y cuándo cambiarlo, y por qué transformar eso que se debe cambiar, ya que se debe tratar de la obra de todo un pueblo consciente de todo y unido en la praxis que es la garantía principal de la victoria.
NOTAS:
(*) La dirección revolucionaria fue liderada por Fidel desde los años de la Sierra Maestra junto a Che Guevara, Raúl Castro, Camilo Cienfuegos, Celia Sánchez, Juan Almeida, Ramiro Valdés, Vilma Espín, Guillermo García, Jesús Montané, Machado Ventura, entre otros y otras muchas, a quienes se fueron integrando Blas Roca, Carlos Rafael Rodríguez y Lázaro Peña desde la lucha urbana una vez se inicia la lucha guerrillera en el oriente cubano. Estos tres últimos fueron ejes centrales de conexión del proletariado y el movimiento comunista con el liderazgo de Fidel y a su vez, enlaces con las luchas históricas y antimperialistas de diferentes generaciones del pueblo cubano.
(**) Los Comités de Defensa de la Revolución fueron creados por iniciativa pública de Fidel en septiembre de 1960 y el autor de este artículo es testigo presencial de ello por ser fundador de esta gran organización social con estructuras de acción comunal (trabajos voluntarios, vigilancia antiterrorista, estudios políticos, apoyo a servicios de salud y educación, entre otros) por todo el país.
(***) Director del CEEP, Centro de Estudios de Economía Política, Gobierno, Relaciones Internacionales, Geopolítica y Sistema Mundo de la UBV. Doctor en Seguridad de la Nación y profesor de la UBV, IAEDPG, UMBV y EEI. Coordinador Nacional del movimiento formativo Corresponsales Voluntarios del Pueblo y Presidente de Trisol.
Referencia
Guevara, Ernesto Che (1961) Cuba: ¿Excepción histórica o vanguardia en la lucha anticolonialista? Palabras del 9 de abril de 1961. Fuente en: https://www.marxists.org/espanol/guevara/escritos/op/libros/presente/09.htm
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