Quien esto escribe viene de los años en los que reinaba la utopía. Casi todo el siglo XX fue su reino, cuando en el horizonte se vislumbraba “algo mejor” para el mañana. Como popularizó Eduardo Galeano haciéndose eco de Fernando Birri, la utopía se entendía como inalcanzable, pero servía -por eso mismo- para caminar.
Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
Bajo el signo de la utopía se realizaron las revoluciones que marcaron el siglo, la rusa de 1917, la cubana de 1959, la fallida chilena de 1970, la nicaragüense de 1979; y bajo su égida se desarrolló el movimiento independentista anticolonial africano y asiático. Simbólicamente, era un sol radiante de rayos luminosos. Era sinónimo de esperanza y de un mundo más justo.
La juventud actual ha de vernos como ingenuos, y seguramente a los pecados que usualmente se nos enrostran debe agregar el de engañabobos o manipuladores, porque les ha de ser difícil comprender, en las circunstancias actuales del mundo, que alguien haya creído realmente que el proyecto social que se proponía podía hacerse realidad. Así que, de seguro han de pensar que se trataba de una simple estratagema, para subir al carro de la revolución a incautos, desesperados y -como muchas veces se dice- perdedores deseosos de vengarse trastocando el orden social.
Yo no conocía el término distopía, y no sé en qué momento la leí por primera vez. Digo leer porque no creo que entre la gente con la que compartía cuando eso sucedió la usara. Tuve que indagar su significado y, seguramente, leerlo varias o muchas veces para que, en algún momento, pasara a formar parte no solo de mi vocabulario sino de la percepción y las reflexiones que eventualmente pueda hacer sobre el mundo contemporáneo.
Hoy, el término distopía no solo se usa con relativa frecuencia, sino que se entiende que permite caracterizar no solo aspectos importantes de la realidad actual, sino también del futuro, ese en el que antes reinaba su antónimo, la utopía.
Así que supongo que los que me lean han de comprender a cabalidad cuando se dice que el mundo en el que estamos viviendo es un mundo distópico, y que nuestra percepción del futuro es cada vez más, también, eso: distópica.
Hago esta reflexión dos días después que Ucrania destruyera varios bombarderos estratégicos rusos, y que este país, aduciendo que se han trasgredido líneas rojas que autorizan a actualizar su protocolo de amenaza a su seguridad nacional, ha movilizado su arsenal atómico en dirección a Ucrania.
Asimismo, y el mismo día, en la televisión española dan cuenta de las temperaturas récord que ese país vive en plena primavera: temperaturas caniculares, clima agostino, y pronósticos pesimistas para los meses venideros. En el otro lado del Atlántico, en Centroamérica, específicamente en Costa Rica, el diario La Nación publicó un artículo que titula así: "Este es el fatídico panorama para Costa Rica por el aumento de las temperaturas y la distorsión de las lluvias en los próximos años”. La palabra a resaltar aquí es “fatídico”. Haciéndose eco del académico Informe del estado de la región, patrocinado por las universidades públicas del país a través de su Consejo Nacional de Rectores (CONARE), el periódico dice: “El cambio climático ya impacta Costa Rica, pero las proyecciones de cómo lo hará en los próximos años en las diferentes provincias preocupan a los especialistas: sequías, aridez en los suelos, aumento de los niveles del mar, cambios en los patrones de lluvias y aumento de temperaturas. Como resultado, podrían darse problemas para los cultivos, se dificultaría la generación de electricidad a partir de agua (hidroeléctrica), más terrenos serían vulnerables a inundaciones y deslizamientos y el impacto de enfermedades transmitidas por mosquitos y diarrea sería mayor. También podrían ponerse en peligro algunas especies de flora o fauna.”
¿Podría ser más distópico nuestro futuro? Sobre todo, pensando en que todavía, a estas alturas, hay guerreristas que azuzan el enfrentamiento armado, genocidios como el de Gaza y negacionistas del cambio climático.
Así que, como creo que quienes lean estas reflexiones habrán respondido a la pregunta que formulo en el título, si no conocía el término distopía, ahora la realidad se lo ha puesto ante los ojos, y aunque los cierre, le alcanzará, porque va a hacer mucho calor.
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