La ASPAN es en realidad un mecanismo para proteger las fronteras de Estados Unidos y asegurarle a ese país el suministro de petróleo (los dos ejes de su política de seguridad nacional). Ya lo declaró John McCain en televisión nacional en días pasados, “para Estados Unidos, energía y seguridad nacional son una misma cosa”.
Jorge Camil / LA JORNADA
Cada año, desde 2005, un grupo de militares, ex directores de la CIA, funcionarios y ex funcionarios de México, Canadá y Estados Unidos se reúnen sigilosamente en algún lugar apartado de Norteamérica para discutir, por increíble que parezca, los escenarios que podrían llevarnos a la integración de los tres países. Hoteles de lujo y lugares exclusivos de retiro sirven de marco para una “integración” preocupante de la que no sabemos nada, porque el grupo no publica la agenda ni sus resoluciones.
A esas reuniones, que se antojan como un congreso de Specter en las películas de James Bond (con caballeros acaudalados, coches de lujo y militares de alto rango llenos de condecoraciones), asisten además los directivos de las más importantes empresas petroleras del continente. Pero no debemos darles más crédito del que se merecen, porque el foro es en realidad una copia de este lado del Atlántico del Club Bilderberg, un grupo europeo de aristócratas y “notables”, del que se sabe poco, constituido en Holanda en 1954 para promover el entendimiento entre Estados Unidos y Europa Occidental después de la gran guerra, y posteriormente influir en la formación de la Comunidad Europea.
Los conspiradores del Foro de América del Norte están presididos por un triunvirato formado por Pedro Aspe Armella, ex secretario de Hacienda de Carlos Salinas de Gortari (lo cual explica muchas cosas), George Shultz, ex secretario de Estado y actual asesor de George W. Bush y Dick Cheney (lo que explica aún más), y Peter Lougheed, ex primer ministro de la provincia de Alberta, involucrado durante su gestión en temas de petróleo y gas natural.
Con tanto “ex” podría tratarse –aunque las evidencias muestren lo contrario– de un discreto grupo de amigos que se reúne periódicamente a tomar la copa, jugar una partida de golf o de blackjack (para estar a tono con el 007), y recordar los viejos tiempos; aquellos cuando tenían poder político, porque hoy la mayoría se dedica a hacer dinero.
Las cuatro reuniones anuales del foro realizadas desde 2005 se han celebrado en Sonoma, California; Banff, provincia de Alberta; Puerto Vallarta, Jalisco, y Washington DC. Pero como no están abiertas al público, y el foro no tiene portal de Internet, conocemos los nombres de algunos participantes gracias a The Council of Canadians, diligente ONG fundada en 1985 para oponerse a la pérdida de “soberanía cultural” que anunciaba el primer acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Canadá.
Desde 2004, el Consejo de Canadienses se ha opuesto con vehemencia a una mayor integración económica con Estados Unidos, creando conciencia popular contra la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), que Vicente Fox, el más ingenuo de nuestros gobernantes, firmó orgulloso y sonriente en el rancho de George W. Bush en marzo de 2005. (Después su secretario Eduardo Sojo, con mayor ingenuidad, intentó vendernos el “acuerdo” impuesto por Estados Unidos como un “NAFTA plus”.)
La ASPAN es en realidad un mecanismo para proteger las fronteras de Estados Unidos y asegurarle a ese país el suministro de petróleo (los dos ejes de su política de seguridad nacional). Es un organismo paralelo al foro, y ambos son parte de una larga estrategia para integrar nuestra seguridad nacional a la de Estados Unidos, y entregar el control de nuestras fuentes de energía a ese país. Ya lo declaró John McCain en televisión nacional en días pasados, “para Estados Unidos, energía y seguridad nacional son una misma cosa”.
¿Debería sorprendernos? ¡Para nada! ¿Recuerda la avasalladora carga sobre Irak? ¿Se imagina mil 200 tanques de guerra y 150 helicópteros Apache cruzando el desierto a velocidades vertiginosas sin una gota de gasolina? Según el Nobel Joseph Stiglitz, los únicos beneficiarios de la guerra de Irak han sido las compañías petroleras, porque merced al conflicto el precio se elevó de 30 dólares a los estratosféricos montos actuales.
Por su parte, George P. Shultz, el otro copresidente del foro, es padre de la siniestra “doctrina Bush” de “ataque preventivo”. Participa en el grupo de asesores íntimos de Bush conocidos como The Vulcans (por el dios del fuego), junto con Cheney (testaferro de las compañías petroleras), Paul Wolfowitz (arquitecto de la guerra de Irak) y Condoleezza Rice.
¿Tiene aún alguna duda sobre los propósitos de la “integración” propuesta por el Foro de América del Norte? Tal vez ahora comprenda mejor el propósito de la iniciativa energética de Felipe Calderón. Del lado mexicano, además del copresidente Pedro Aspe, pertenecen al foro Andrés Rozental, el Nobel Mario Molina, Juan Camilo Mouriño, el procurador Eduardo Medina Mora, Arturo Sarukhán, Jaime Zabludovsky y Luis Rubio. ¿Especulan sobre la “integración” de América del Norte en privado, sin participación ciudadana y al margen de sus respectivos poderes legislativos? ¿A qué se han comprometido los funcionarios mexicanos participantes? ¿Discuten acaso secretos de Estado con ex secretarios de defensa de Estados Unidos y ex directores de la CIA? ¡Viva la globalización!
A esas reuniones, que se antojan como un congreso de Specter en las películas de James Bond (con caballeros acaudalados, coches de lujo y militares de alto rango llenos de condecoraciones), asisten además los directivos de las más importantes empresas petroleras del continente. Pero no debemos darles más crédito del que se merecen, porque el foro es en realidad una copia de este lado del Atlántico del Club Bilderberg, un grupo europeo de aristócratas y “notables”, del que se sabe poco, constituido en Holanda en 1954 para promover el entendimiento entre Estados Unidos y Europa Occidental después de la gran guerra, y posteriormente influir en la formación de la Comunidad Europea.
Los conspiradores del Foro de América del Norte están presididos por un triunvirato formado por Pedro Aspe Armella, ex secretario de Hacienda de Carlos Salinas de Gortari (lo cual explica muchas cosas), George Shultz, ex secretario de Estado y actual asesor de George W. Bush y Dick Cheney (lo que explica aún más), y Peter Lougheed, ex primer ministro de la provincia de Alberta, involucrado durante su gestión en temas de petróleo y gas natural.
Con tanto “ex” podría tratarse –aunque las evidencias muestren lo contrario– de un discreto grupo de amigos que se reúne periódicamente a tomar la copa, jugar una partida de golf o de blackjack (para estar a tono con el 007), y recordar los viejos tiempos; aquellos cuando tenían poder político, porque hoy la mayoría se dedica a hacer dinero.
Las cuatro reuniones anuales del foro realizadas desde 2005 se han celebrado en Sonoma, California; Banff, provincia de Alberta; Puerto Vallarta, Jalisco, y Washington DC. Pero como no están abiertas al público, y el foro no tiene portal de Internet, conocemos los nombres de algunos participantes gracias a The Council of Canadians, diligente ONG fundada en 1985 para oponerse a la pérdida de “soberanía cultural” que anunciaba el primer acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Canadá.
Desde 2004, el Consejo de Canadienses se ha opuesto con vehemencia a una mayor integración económica con Estados Unidos, creando conciencia popular contra la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), que Vicente Fox, el más ingenuo de nuestros gobernantes, firmó orgulloso y sonriente en el rancho de George W. Bush en marzo de 2005. (Después su secretario Eduardo Sojo, con mayor ingenuidad, intentó vendernos el “acuerdo” impuesto por Estados Unidos como un “NAFTA plus”.)
La ASPAN es en realidad un mecanismo para proteger las fronteras de Estados Unidos y asegurarle a ese país el suministro de petróleo (los dos ejes de su política de seguridad nacional). Es un organismo paralelo al foro, y ambos son parte de una larga estrategia para integrar nuestra seguridad nacional a la de Estados Unidos, y entregar el control de nuestras fuentes de energía a ese país. Ya lo declaró John McCain en televisión nacional en días pasados, “para Estados Unidos, energía y seguridad nacional son una misma cosa”.
¿Debería sorprendernos? ¡Para nada! ¿Recuerda la avasalladora carga sobre Irak? ¿Se imagina mil 200 tanques de guerra y 150 helicópteros Apache cruzando el desierto a velocidades vertiginosas sin una gota de gasolina? Según el Nobel Joseph Stiglitz, los únicos beneficiarios de la guerra de Irak han sido las compañías petroleras, porque merced al conflicto el precio se elevó de 30 dólares a los estratosféricos montos actuales.
Por su parte, George P. Shultz, el otro copresidente del foro, es padre de la siniestra “doctrina Bush” de “ataque preventivo”. Participa en el grupo de asesores íntimos de Bush conocidos como The Vulcans (por el dios del fuego), junto con Cheney (testaferro de las compañías petroleras), Paul Wolfowitz (arquitecto de la guerra de Irak) y Condoleezza Rice.
¿Tiene aún alguna duda sobre los propósitos de la “integración” propuesta por el Foro de América del Norte? Tal vez ahora comprenda mejor el propósito de la iniciativa energética de Felipe Calderón. Del lado mexicano, además del copresidente Pedro Aspe, pertenecen al foro Andrés Rozental, el Nobel Mario Molina, Juan Camilo Mouriño, el procurador Eduardo Medina Mora, Arturo Sarukhán, Jaime Zabludovsky y Luis Rubio. ¿Especulan sobre la “integración” de América del Norte en privado, sin participación ciudadana y al margen de sus respectivos poderes legislativos? ¿A qué se han comprometido los funcionarios mexicanos participantes? ¿Discuten acaso secretos de Estado con ex secretarios de defensa de Estados Unidos y ex directores de la CIA? ¡Viva la globalización!
No hay comentarios:
Publicar un comentario