Luego de veinte años de que la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA, derecha) ha estado a la cabeza del poder Ejecutivo, la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda) tiene una posibilidad fáctica –basada en las encuestas- de soñar con la presidencia y sumarse a un incipiente cambio de rumbo político en Latinoamérica, históricamente dominado por partidos conservadores.
Lauri García Dueñas*
El Salvador, Centroamérica, es el país más pequeño de la América territorial. De apenas 21.000 kilómetros cuadrados y 5,7 millones de habitantes tiene tras de sí la historia de una desgarradora guerra civil (1980-1992) que dejó 75.000 muertos, 12.000 lisiados y 8.000 desaparecidos.
De este pasado reciente, han emergido como protagonistas de la política partidaria la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA, derecha) y la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda).
El escenario político se encuentra totalmente polarizado entre estos dos grandes partidos.
Muy atrás de la próxima contienda presidencial del 15 de marzo, con porcentajes menores de reconocimiento social y electoral, se encuentra el Partido de Conciliación Nacional (PCN, derecha), el Partido Demócrata Cristiano (PDC, centro derecha), el Centro Democrático (CD, centro izquierda) y el Frente Democrático Revolucionario (FDR, escisión del FMLN).
Por primera vez en veinte años de gobierno de ARENA, el Frente tiene una posibilidad fáctica de arrebatarle a la derecha el poder de este pequeño país dolarizado y en plena crisis económica, gracias a la figura de Mauricio Funes, ex periodista e intelectual, cara nueva de un partido de izquierda que durante varios períodos llevó como candidatos a la presidencia a ex comandantes guerrilleros, facilitando así las argucias de toda una serie de campañas sucias en su contra.
El Frente mantiene su ventaja electoral sobre ARENA de cara a las elecciones generales de 2009, según la encuesta más reciente realizada por LPG Datos, la unidad de investigación social de ‘La Prensa Gráfica’ y uno de los sondeos más confiables del país, según expertos.
Para dicha encuesta, efectuada entre el 13 y el 16 de diciembre, fueron entrevistadas 2,070 personas mayores de 18 años de todo el país. El margen de error fue de + o - 2.2% y el nivel de confianza del 95%.
A los ciudadanos se les preguntó por cuál partido político votarían en ese momento si se realizaran las elecciones para presidente. El 32.2% dijo que el FMLN; el 24.9%, ARENA; mientras que el resto de institutos políticos acumulaba apenas el 2.8% de las preferencias.
Sobre las particularidades de los electores salvadoreños, LPG Datos arroja dos variables a analizar con respecto al papel de las mujeres y los jóvenes.
En el padrón de votantes aparecen inscritas 4.226.479 personas, aunque esa cifra es más alta de lo real, ya que contiene los nombres de cientos de miles de personas que ya fallecieron o que están fuera del país.
Una evidencia clara de lo hinchado del padrón es que la población salvadoreña para mediados de 2008 se calculaba en 6.1 millones de habitantes, y el último censo oficial arrojaba la cifra de 5.7 millones de personas.
Una población de ese tamaño tiene, por mucho, un máximo de 3.6 millones de personas de 18 años o más.
En lo que sí coinciden los datos del registro electoral y del censo más reciente es en las características de edad y género de los votantes salvadoreños.
El 53.3% de los ciudadanos con derecho a voto son mujeres; es decir, que ellas podrían, si se pusiesen de acuerdo, definir al próximo presidente del país. En la capital el 54.8% de los electores son mujeres.
Las mujeres, tal y como muestran las cifras, puede decidir una elección, pero están excluidas del ejercicio del poder: el país solo cuenta hasta el momento con 23 alcaldesas, contra 239 alcaldes hombres.
El Salvador nunca ha sido gobernado por una mujer y entre los aspirantes a la presidencia solo hay hombres.
Algo similar pasa con los jóvenes, ya que el 33.1% de los ciudadanos con derecho a voto tiene 29 años o menos. En el ejercicio del poder esto no se nota. Para empezar, para ser diputado, hay que tener un mínimo de 25 años, y para ser presidente del país, 35.
De este pasado reciente, han emergido como protagonistas de la política partidaria la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA, derecha) y la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda).
El escenario político se encuentra totalmente polarizado entre estos dos grandes partidos.
Muy atrás de la próxima contienda presidencial del 15 de marzo, con porcentajes menores de reconocimiento social y electoral, se encuentra el Partido de Conciliación Nacional (PCN, derecha), el Partido Demócrata Cristiano (PDC, centro derecha), el Centro Democrático (CD, centro izquierda) y el Frente Democrático Revolucionario (FDR, escisión del FMLN).
Por primera vez en veinte años de gobierno de ARENA, el Frente tiene una posibilidad fáctica de arrebatarle a la derecha el poder de este pequeño país dolarizado y en plena crisis económica, gracias a la figura de Mauricio Funes, ex periodista e intelectual, cara nueva de un partido de izquierda que durante varios períodos llevó como candidatos a la presidencia a ex comandantes guerrilleros, facilitando así las argucias de toda una serie de campañas sucias en su contra.
El Frente mantiene su ventaja electoral sobre ARENA de cara a las elecciones generales de 2009, según la encuesta más reciente realizada por LPG Datos, la unidad de investigación social de ‘La Prensa Gráfica’ y uno de los sondeos más confiables del país, según expertos.
Para dicha encuesta, efectuada entre el 13 y el 16 de diciembre, fueron entrevistadas 2,070 personas mayores de 18 años de todo el país. El margen de error fue de + o - 2.2% y el nivel de confianza del 95%.
A los ciudadanos se les preguntó por cuál partido político votarían en ese momento si se realizaran las elecciones para presidente. El 32.2% dijo que el FMLN; el 24.9%, ARENA; mientras que el resto de institutos políticos acumulaba apenas el 2.8% de las preferencias.
Sobre las particularidades de los electores salvadoreños, LPG Datos arroja dos variables a analizar con respecto al papel de las mujeres y los jóvenes.
En el padrón de votantes aparecen inscritas 4.226.479 personas, aunque esa cifra es más alta de lo real, ya que contiene los nombres de cientos de miles de personas que ya fallecieron o que están fuera del país.
Una evidencia clara de lo hinchado del padrón es que la población salvadoreña para mediados de 2008 se calculaba en 6.1 millones de habitantes, y el último censo oficial arrojaba la cifra de 5.7 millones de personas.
Una población de ese tamaño tiene, por mucho, un máximo de 3.6 millones de personas de 18 años o más.
En lo que sí coinciden los datos del registro electoral y del censo más reciente es en las características de edad y género de los votantes salvadoreños.
El 53.3% de los ciudadanos con derecho a voto son mujeres; es decir, que ellas podrían, si se pusiesen de acuerdo, definir al próximo presidente del país. En la capital el 54.8% de los electores son mujeres.
Las mujeres, tal y como muestran las cifras, puede decidir una elección, pero están excluidas del ejercicio del poder: el país solo cuenta hasta el momento con 23 alcaldesas, contra 239 alcaldes hombres.
El Salvador nunca ha sido gobernado por una mujer y entre los aspirantes a la presidencia solo hay hombres.
Algo similar pasa con los jóvenes, ya que el 33.1% de los ciudadanos con derecho a voto tiene 29 años o menos. En el ejercicio del poder esto no se nota. Para empezar, para ser diputado, hay que tener un mínimo de 25 años, y para ser presidente del país, 35.
La previa
Las recientes elecciones de alcaldes y diputados del 18 de enero pasado toman el pulso de lo que podría ocurrir en las próximas presidenciales. Si bien el FMLN sigue manteniendo la mayoría de diputados en la Asamblea Legislativa, la correlación de fuerzas le permite a la derecha lograr –sumado a los partidos minoritarios- la mayoría simple (43 diputados de 84) y la mayoría calificada (56 de 84) del Congreso.
Las alcaldías en todo el país siguen estando divididas entre los dos principales partidos políticos.
El gran ‘pero’ que ha llegado a aminorar la moral de los que ya daban por sentado el cambio político a manos de Mauricio Funes es que el Frente acaba de perder la alcaldía de la capital.
Luego de una campaña altamente polarizada, y un enfrentamiento constante de los militantes de ‘pinta y pega’, el ex diputado Norman Quijano de ARENA se impuso sobre la actual alcaldesa Violeta Menjívar, del FMLN.
Sorpresivo, este gane vuelve a presentar un panorama político en el cual la última palabra aún no está dicha.
Menjívar, de la vieja guardia del Frente, fue criticada por su gestión en la que no pudo resolver los principales problemas de la ciudad: el manejo integral de la basura, la recuperación del centro histórico de los vendedores ambulantes y el impulso de nuevos espacios públicos de recreación.
La alcaldesa argumentó que su gobierno se había enfocado en obras en zonas marginales y en proyectos populares de bajo perfil mediático.
Pero el castigo de los capitalinos a su gestión ha hecho tambalear la fórmula política, puesto que la imagen de Mauricio Funes intentó salvar de cualquier peligro de derrota a Menjívar. Más no fue suficiente.
Quijano por su parte presentó una campaña intensa, no solo por su presencia en los medios de comunicación, sino porque ‘sudó la camiseta’ regalando láminas para las casas de los más pobres, montando un circo –sí un circo con carpa y todo- para promoverse, encaramándose en un Metrobús prestado por la alcaldía de Guatemala, y presentar su principal propuesta para solucionar el caótico transporte público de la capital y llorando –sí, llorando- porque sus opositores políticos le habían robado un cordel para encumbrar una bandera nacional en el redondel Masferrer.
El FMLN gobernará 91 de los 262 municipios del país, y mayor población desde los gobiernos municipales, y ganó 35 diputados frente a 32 de ARENA –según los primeros conteos del Tribunal Supremo Electora (TSE)-; por su parte, el partido de derecha perdió 25 alcaldías de las que ya estaba gobernando. Sin embargo, haber salido del gobierno de la capital es un elemento inquietante para el Frente.
En la víspera de la recta final, un editorial del semanario EL FARO.NET (el tercer medio escrito de importancia en el país) traza el panorama.
“Los comicios legislativos y municipales recién pasados nos han dado un mapa un poco más claro de las ventajas y los riesgos de la presidencial de marzo. La participación ciudadana fue mayor que hace tres años y por tanto un record para legislativas y municipales, y asistimos a una elección mucho más pacífica de la que se preveía por el tono confrontativo con que cerraron las campañas”.
El semanario agrega: “De este proceso los partidos también deben sacar algunas lecciones: los ciudadanos no se dejaron provocar por la violencia; han reflejado tener mayor calma que los liderazgos políticos y mejores herramientas de diálogo para resolver los conflictos ahí donde los hubo. Enhorabuena”.
Como perspectiva, el editorialista de este medio desea que “ojalá esto lleve, sobre todo a las dos principales fuerzas políticas del país a una campaña presidencial de altura en la que los candidatos pongan sus ofertas por encima de cualquier otro cálculo electorero. Y sería una buena muestra de su seguridad en la oferta y de espíritu democrático que los candidatos se reunieran a debatir”. Puesto que hasta la fecha no lo han hecho.
Las alcaldías en todo el país siguen estando divididas entre los dos principales partidos políticos.
El gran ‘pero’ que ha llegado a aminorar la moral de los que ya daban por sentado el cambio político a manos de Mauricio Funes es que el Frente acaba de perder la alcaldía de la capital.
Luego de una campaña altamente polarizada, y un enfrentamiento constante de los militantes de ‘pinta y pega’, el ex diputado Norman Quijano de ARENA se impuso sobre la actual alcaldesa Violeta Menjívar, del FMLN.
Sorpresivo, este gane vuelve a presentar un panorama político en el cual la última palabra aún no está dicha.
Menjívar, de la vieja guardia del Frente, fue criticada por su gestión en la que no pudo resolver los principales problemas de la ciudad: el manejo integral de la basura, la recuperación del centro histórico de los vendedores ambulantes y el impulso de nuevos espacios públicos de recreación.
La alcaldesa argumentó que su gobierno se había enfocado en obras en zonas marginales y en proyectos populares de bajo perfil mediático.
Pero el castigo de los capitalinos a su gestión ha hecho tambalear la fórmula política, puesto que la imagen de Mauricio Funes intentó salvar de cualquier peligro de derrota a Menjívar. Más no fue suficiente.
Quijano por su parte presentó una campaña intensa, no solo por su presencia en los medios de comunicación, sino porque ‘sudó la camiseta’ regalando láminas para las casas de los más pobres, montando un circo –sí un circo con carpa y todo- para promoverse, encaramándose en un Metrobús prestado por la alcaldía de Guatemala, y presentar su principal propuesta para solucionar el caótico transporte público de la capital y llorando –sí, llorando- porque sus opositores políticos le habían robado un cordel para encumbrar una bandera nacional en el redondel Masferrer.
El FMLN gobernará 91 de los 262 municipios del país, y mayor población desde los gobiernos municipales, y ganó 35 diputados frente a 32 de ARENA –según los primeros conteos del Tribunal Supremo Electora (TSE)-; por su parte, el partido de derecha perdió 25 alcaldías de las que ya estaba gobernando. Sin embargo, haber salido del gobierno de la capital es un elemento inquietante para el Frente.
En la víspera de la recta final, un editorial del semanario EL FARO.NET (el tercer medio escrito de importancia en el país) traza el panorama.
“Los comicios legislativos y municipales recién pasados nos han dado un mapa un poco más claro de las ventajas y los riesgos de la presidencial de marzo. La participación ciudadana fue mayor que hace tres años y por tanto un record para legislativas y municipales, y asistimos a una elección mucho más pacífica de la que se preveía por el tono confrontativo con que cerraron las campañas”.
El semanario agrega: “De este proceso los partidos también deben sacar algunas lecciones: los ciudadanos no se dejaron provocar por la violencia; han reflejado tener mayor calma que los liderazgos políticos y mejores herramientas de diálogo para resolver los conflictos ahí donde los hubo. Enhorabuena”.
Como perspectiva, el editorialista de este medio desea que “ojalá esto lleve, sobre todo a las dos principales fuerzas políticas del país a una campaña presidencial de altura en la que los candidatos pongan sus ofertas por encima de cualquier otro cálculo electorero. Y sería una buena muestra de su seguridad en la oferta y de espíritu democrático que los candidatos se reunieran a debatir”. Puesto que hasta la fecha no lo han hecho.
Recta final: Un ex periodista contra un ex policía
Mauricio Funes nació en San Salvador, el 18 de octubre de 1959. Los estudios primarios los realizó en el Externado San José, colegio jesuita de alto rendimiento académico de donde han egresado conocidos dirigentes políticos, artistas e intelectuales. Ahí también cumplió la secundaria. Más tarde, realizó estudios universitarios en Letras en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). En el periodismo de televisión se inició en 1986, en el Canal 10, propiedad del Estado. Un año más tarde fue contratado por el Canal 12 para que se desempeñara como periodista en el noticiero que dirigía, en esa época, Narciso Castillo.En 1991 interrumpió sus tareas en el Canal 12, puesto que se dedicó a fundar el Centro de Video de la UCA. En 1992 regresó al lado del empresario Jorge Zedán, quien presidía el Canal 12, y tomó la dirección del noticiero.
Su carrera como presentador de noticias, crítico y altamente agudo, le ha ganado la simpatía de un gran número de salvadoreños que lo vieron en la pantalla chica durante más de una década.
Si bien, desde hace ya varios años su nombre resonaba como posible candidato a la presidencia de la izquierda, fue hasta este período de campaña que dejó el periodismo y aceptó la carrera por el poder Ejecutivo, junto al candidato a la vicepresidencia, el mítico ex comandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén
A este último, el partido opositor ha dirigido su ‘campaña sucia’ en volantes donde todavía luce sus ropas militares.
Si bien algunos dirigentes históricos del FMLN siguen sosteniendo que no han renunciado al sueño socialista, Funes habla de un gobierno democrático que tratará de no ser expulsor de migrantes y combatirá la inseguridad y la pobreza.
“Como gobierno democrático impulsaremos una política redistributiva del ingreso que reduzca la brecha social y que ponga el crecimiento económico al servicio del combate y reducción de la pobreza. Nuestro permanente esfuerzo estará orientado al crecimiento en equidad y al combate frontal y eficiente para reducir drásticamente la pobreza. Este será un gobierno con una opción preferencial por los pobres. El mensaje profético de nuestro obispo mártir, monseñor Oscar Arnulfo Romero, guiará nuestra acción gubernamental”, aseguró en su discurso durante una convención del FMLN.
Por su parte, el candidato por ARENA es el ex jefe de la policía, Rodrigo Ávila. Ávila nació el 25 de junio de 1964, es graduado de Administración en Matemáticas, en el Gainesville College y de Ingeniero Industrial en la North Carolina State University. Realizó cursos de especialización policial en la FBI (Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos) Academy y de Administración Policial en Texas, así como cursos de especialización en manejo de crisis y técnicas policiales en Francia.
Fue director general de la Policía Nacional Civil (PNC) de julio de 1994 a mayo de 1999, diputado y viceministro de Seguridad. Su compañero de fórmula y candidato a la vicepresidencia es el empresario Arturo Zablah, quien durante años fue considerado un hombre progresista de centro izquierda.
Uno de los principales ejes de las promesas electorales de Ávila se refiere también al combate a la pobreza, proveyendo de viviendas dignas a las personas en mayor riesgo social: “¿Ustedes saben lo que significa una vivienda para los niños?... es su universo", expresó recientemente y agregó, "es que miren, yo ya no quiero más champas (casuchas) en El Salvador".
Se autodenomina como “presidente del empleo” y su plataforma de gobierno “País más Justo”.
A las puertas de las presidenciales, el ambiente político en El Salvador es tenso. Ambos partidos gastan enormes cantidades de dólares en propaganda sin que estén obligados por la normativa electoral a dar cuenta de dónde proceden los fondos o cuánto exactamente invierten.
La ciudadanía, en su mayoría, refleja en su forma de voto la alta polarización entre las cúpulas partidarias entre la izquierda o la derecha. Las campañas se dirigen hacia lo emotivo, aprovechando la imagen de ambos candidatos jóvenes.
Pero será hasta el 15 de marzo, cuando los salvadoreños definirán si luego de veinte años cambian el rumbo político de su país y suman un presidente de izquierda a Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Uruguay, Chile y Brasil.
* Escritora y periodista salvadoreña radicada en México. Maestra en Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Este artículo fue publicado originalmente en la revista Zócalo (edición enero), de la ciudad de México.
Su carrera como presentador de noticias, crítico y altamente agudo, le ha ganado la simpatía de un gran número de salvadoreños que lo vieron en la pantalla chica durante más de una década.
Si bien, desde hace ya varios años su nombre resonaba como posible candidato a la presidencia de la izquierda, fue hasta este período de campaña que dejó el periodismo y aceptó la carrera por el poder Ejecutivo, junto al candidato a la vicepresidencia, el mítico ex comandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén
A este último, el partido opositor ha dirigido su ‘campaña sucia’ en volantes donde todavía luce sus ropas militares.
Si bien algunos dirigentes históricos del FMLN siguen sosteniendo que no han renunciado al sueño socialista, Funes habla de un gobierno democrático que tratará de no ser expulsor de migrantes y combatirá la inseguridad y la pobreza.
“Como gobierno democrático impulsaremos una política redistributiva del ingreso que reduzca la brecha social y que ponga el crecimiento económico al servicio del combate y reducción de la pobreza. Nuestro permanente esfuerzo estará orientado al crecimiento en equidad y al combate frontal y eficiente para reducir drásticamente la pobreza. Este será un gobierno con una opción preferencial por los pobres. El mensaje profético de nuestro obispo mártir, monseñor Oscar Arnulfo Romero, guiará nuestra acción gubernamental”, aseguró en su discurso durante una convención del FMLN.
Por su parte, el candidato por ARENA es el ex jefe de la policía, Rodrigo Ávila. Ávila nació el 25 de junio de 1964, es graduado de Administración en Matemáticas, en el Gainesville College y de Ingeniero Industrial en la North Carolina State University. Realizó cursos de especialización policial en la FBI (Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos) Academy y de Administración Policial en Texas, así como cursos de especialización en manejo de crisis y técnicas policiales en Francia.
Fue director general de la Policía Nacional Civil (PNC) de julio de 1994 a mayo de 1999, diputado y viceministro de Seguridad. Su compañero de fórmula y candidato a la vicepresidencia es el empresario Arturo Zablah, quien durante años fue considerado un hombre progresista de centro izquierda.
Uno de los principales ejes de las promesas electorales de Ávila se refiere también al combate a la pobreza, proveyendo de viviendas dignas a las personas en mayor riesgo social: “¿Ustedes saben lo que significa una vivienda para los niños?... es su universo", expresó recientemente y agregó, "es que miren, yo ya no quiero más champas (casuchas) en El Salvador".
Se autodenomina como “presidente del empleo” y su plataforma de gobierno “País más Justo”.
A las puertas de las presidenciales, el ambiente político en El Salvador es tenso. Ambos partidos gastan enormes cantidades de dólares en propaganda sin que estén obligados por la normativa electoral a dar cuenta de dónde proceden los fondos o cuánto exactamente invierten.
La ciudadanía, en su mayoría, refleja en su forma de voto la alta polarización entre las cúpulas partidarias entre la izquierda o la derecha. Las campañas se dirigen hacia lo emotivo, aprovechando la imagen de ambos candidatos jóvenes.
Pero será hasta el 15 de marzo, cuando los salvadoreños definirán si luego de veinte años cambian el rumbo político de su país y suman un presidente de izquierda a Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Uruguay, Chile y Brasil.
* Escritora y periodista salvadoreña radicada en México. Maestra en Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Este artículo fue publicado originalmente en la revista Zócalo (edición enero), de la ciudad de México.
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