Blandiendo el pretexto de que es necesario combatir el contrabando y mejorar la recaudación fiscal, la cúspide empresarial boicoteó durante todo el gobierno de Álvaro Colom la urgente e impostergable reforma tributaria que necesita Guatemala.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
He terminado en lo esencial de leer el libro de Juan Alberto Fuentes Knight que editado este año por F&G editores ha salido con el título de “Rendición de cuentas”. Como bien lo destaca el prólogo escrito por Edelberto Torres Rivas, el libro tiene la ventaja de que es un estudio desde dentro del Estado y que por ello mismo es una fuente valiosa para ver las limitaciones del mismo en un país como Guatemala. Desde mi perspectiva el libro no puede dejar de leerse hasta cierto punto en clave de tragedia griega. En las tragedias griegas todo el mundo sabe lo que va a pasar y nadie lo puede evitar. Es precisamente esa inevitabilidad lo que le da al héroe o heroína de las tragedias griegas su dimensión heroica: la lucha que se da contra las fuerzas del destino aun a sabiendas de que es altamente improbable vencer a tales fuerzas.
No puedo dejar de recordar que la tarde del día en que fue asesinado el líder anticomunista Carlos Castillo Armas, el 26 de julio de 1957, había estado planteando en el Palacio Nacional la necesidad de una reforma tributaria. Apoyado por la derecha anticomunista, la cúspide oligárquica y el imperio estadounidense, Castillo Armas desde el ejercicio del gobierno había empezado a adquirir conciencia de las necesidades que tenía el país y que ciertamente iban más allá de una prédica anticomunista y el slogan de Dios, Patria, Libertad. Finalmente el dirigente de la contrarrevolución de 1954 había nacido en cuna plebeya y pudo haber tenido una sensibilidad que lo llevo a chocar contra sus patrones locales. Años más tarde, durante el gobierno de Julio César Méndez Montenegro (1966-1970), el propio padre de Fuentes Knight movido por la conciencia plena de las necesidades estatales para Guatemala se atrevió a pensar en una reforma tributaria. Por ese motivo Fuentes Mohr fue defenestrado del Ministerio de Hacienda y nombrado Ministro de Relaciones Exteriores.
Estos antecedentes son un atractivo adicional para leer “Rendición de cuentas”. En sus páginas el lector puede advertir cómo el hijo del héroe, convertido él también en un héroe trágico se enfrenta a las mismas fuerzas poderosas ante las cuales su padre se enfrentó. Y de igual manera en el relato, el héroe termina estrellándose contra el poderoso muro de los intereses del gran empresariado que de manera obtusa se han negado una y otra vez a una reforma tributaria de carácter progresivo. Blandiendo el pretexto de que es necesario combatir el contrabando y mejorar la recaudación fiscal, la cúspide empresarial boicoteó durante todo el gobierno de Álvaro Colom la urgente e impostergable reforma tributaria que necesita Guatemala. La necesidad indudable de combatir el contrabando y mejorar la eficiencia recaudatoria es algo que tampoco interesa a buena parte del empresariado guatemalteco. En el libro de Fuentes Knight aparece cómo el Partido Patriota se convirtió en el adalid para reventar la posibilidad de la reforma fiscal, cómo la bancada de Líder se sumó a este boicot, cómo en el gobierno mismo de Colom y en la bancada oficial había reticencia hacia dicha reforma, cómo también jugó un papel lo que el autor llama “la ambivalencia presidencial” y también los cálculos políticos de la poderosa Sandra Torres. Cualquier lector del libro de Fuentes Knight reparará en el hecho de que él afirma que la ex primera dama apoyó las iniciativas de reforma tributaria pero desconcertantemente sin el entusiasmo ni la poderosa fuerza de su voluntad. Cuidadoso en las palabras, el autor nos ofrece también un retrato de la venalidad del Congreso de la República, en donde la gran mayoría de los diputados se encuentran atravesados por la corrupción.
El consuelo de Fuentes Knight expresado en las páginas finales del libro, es constatar que la necesidad de una reforma tributaria en Guatemala que aumente los ingresos del Estado es impostergable. Que la propuesta inicial que él y un grupo de talentosos economistas y abogados aglutinados en el Grupo Promotor del Diálogo Fiscal -la cual tenían lista desde 2008-, sigue siendo una referencia indispensable para lograr dicha reforma.
Hoy el Partido Patriota está manifestando su interés por la reforma tributaria. El futuro ministro de finanzas, el competente Pavel Centeno, ha expresado tal necesidad. Habrá que ver cuál es la concepción del futuro gobierno en relación a dicha reforma. Por de pronto se antoja pensar que además de quedar bien con la gran burguesía del país, el Partido Patriota obró mezquinamente durante los últimos cuatro años al sabotear los cuatro intentos del gobierno de Colom, ejecutados por su ministro de Finanzas Públicas, para sacar al Estado guatemalteco de su postración financiera.
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