sábado, 18 de enero de 2014

Por el bien del imperio

Con el derrumbe del socialismo, la Guerra Fría fue insostenible; pero no varió la decisión de los EE.UU. por imponer su modo de vida económico e institucional. El moderno expansionismo (el enemigo pasó a ser el ‘terrorismo’) se dio bajo otra premisa: el mercado libre.

Juan J. Paz y Miño Cepeda / El Telégrafo (Ecuador)

En su conocido libro Historia del siglo XX (1994), el historiador británico Eric Hobsbawm siguió la trayectoria de lo que considera como el ‘corto siglo XX’, comprendido entre 1914-1991, es decir, entre la Primera Guerra Mundial y el derrumbe del socialismo. Hobsbawm hace, en realidad, un balance historiográfico de este período.

Pero hay otra obra del profesor español Josep Fontana, titulada Por el bien del imperio. Una historia del mundo desde 1945 (2011 y 2013), que ofrece otra perspectiva.

Fontana observa cómo al finalizar la Segunda Guerra Mundial se revistió a la humanidad con nuevos e idealistas principios e instituciones: por fin se garantizaría la paz, se edificaría un planeta para la existencia de la libertad y el bienestar y, sobre todo, se respetaría el derecho de todos los pueblos a decidir sobre su futuro, basados en la propia soberanía y la autodeterminación. Sin embargo, después de casi setenta años, las esperanzas sobre el cumplimiento de las promesas son absolutamente desalentadoras.

Ocurrió, en cambio, que con la posguerra se edificó un mundo adecuado a los intereses de dos potencias: los EE.UU. y la URSS. La Guerra Fría pasó a ser un instrumento de consolidación de ese nuevo mundo, disfrazándole con el enfrentamiento entre la ‘libertad’ y el ‘comunismo’.

Para garantizar los poderes mundiales, no se dudó en las intervenciones ni en el atropello a los derechos humanos o a las soberanías. Fontana destaca, de modo particular, cómo en ese camino se edificó el poder mundial de los EE.UU., cuyo modelo de vida fue concebido como el único admisible y el que debía inculcarse sobre el planeta.

Con el derrumbe del socialismo, la Guerra Fría fue insostenible; pero no varió la decisión de los EE.UU. por imponer su modo de vida económico e institucional. El moderno expansionismo (el enemigo pasó a ser el ‘terrorismo’) se dio bajo otra premisa: el mercado libre, lo cual condujo a que los propios EE.UU. abandonaran las políticas del New Deal, impulsadas en los años treinta para abatir la crisis y que supusieron alguna intervención del Estado, para dar paso ahora al dominio completo de las gigantes empresas y sus intereses.

La ‘economía de libre mercado’ (los EE.UU. descalifican el término ‘capitalismo’) se impone y también en Europa se desmontan las políticas sociales.

Fontana concluye muy bien que lo único que sigue ocurriendo es el engaño por un mundo mejor, pues todo funciona y se encamina por el bien del imperio.

No hay comentarios: