sábado, 9 de junio de 2018

Carta abierta a Sebastián Piñera

Quiero felicitar su inteligente determinación de no enviar un diplomático que provenga de sus filas a Caracas. Es algo que los pueblos chileno y venezolano le sabrán agradecer, sabiendo que el aire de Caracas permanecerá un poco más limpio sin la putrefacta presencia de uno de sus colaboradores.

Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra América
Desde Caracas, Venezuela

Señor
Sebastián Piñera
Presidente de la República de Chile
Palacio de la Moneda
Santiago. Chile

Señor presidente, como chileno y venezolano me dirijo a usted a fin de agradecer su decisión de no enviar un nuevo representante de su país a Venezuela.

En primer lugar me parece muy sabio que no regrese el señor Pedro Felipe Ramírez nombrado por su antecesora, quien tiene cierta fama de promiscuo en su vida privada, (cosa que no me consta), pero es lo que se comenta en ciertos corrillos diplomáticos de Caracas y también en el Dominó, Tavelli o en el café Haití de Santiago lugares a los que he acudido en diferentes momentos y donde al saberse que resido durante algún tiempo en Venezuela, se han acercado algunos parroquianos a exponerme sus quejas, como si fuera mi responsabilidad velar por la catadura moral de los miembros del cuerpo diplomático chileno. Aprovecho de decir que respeto lo que cada quien haga con su vida, por lo que invariablemente no me he hecho eco de tales perversos comentarios, y los repudio contundentemente.

Pero, por otro lado, quiero felicitar su inteligente determinación de no enviar un diplomático que provenga de sus filas a Caracas. Es algo que los pueblos chileno y venezolano le sabrán agradecer, sabiendo que el aire de Caracas permanecerá un poco más limpio sin la putrefacta presencia de uno de sus colaboradores, cuando sabemos que se corre el riesgo que algún pinochetista, posiblemente torturador, asesino o partícipe de violaciones de derechos humanos pueda estar en la ciudad cuna del Libertador Simón Bolívar en representación del heroico pueblo chileno. Sería algo muy difícil de digerir y de aceptar, sobre todo porque enrarecería aún más las ya difíciles relaciones entre los dos países.

También se corre el riesgo que el nuevo embajador sea algún amigo de sus correrías cuando estafó el Banco de Talca en agosto de 1982, (no es algo que diga yo, sino el ministro de la Corte, Luis Correa Bulo en su dictamen sobre el caso) huyendo del país protegido por la CIA a solicitud de su padre, para regresar libre de polvo y paja gracias a que su hermano José, ministro de Pinochet, abogó ante su jefe para que su delito quedara impune. Para ello el dictador le ordenó a la ministra de justicia, la tristemente recordada Mónica Madariaga que cerrara su expediente. Usted mejor que nadie sabe, que las relaciones que se establecen en el mundo de las estafas bancarias no son muy puritanas y no sería bueno que algún colega suyo de esos años, vaya a Caracas, porque esas prácticas no tan sanas deben estar alejadas del quehacer cotidiano de la diplomacia. Estoy seguro presidente, que Usted coincidirá conmigo en este aspecto.

Años después, usted entró en contacto con Julio Ponce Lerou, yerno de Pinochet, y se involucraron en el caso Cascadas, la verdad es que cada quien tiene derecho a elegir sus amigos, pero para lo que nos ocupa, que es la posibilidad o no del nombramiento de un embajador suyo en Caracas, no parece apropiado. Se corre el riesgo que Ponce Lerou tan acostumbrado a financiar… mejor dicho, asesorar a los políticos de todos los partidos de su país, termine recomendándole a alguno de sus amigos comunes en la embajada en Caracas, a cambio de algún dinerito que nunca viene mal. No se lo permita, presidente, a pesar de que él es de su misma investidura (le confieso que pensé en escribir “de su misma calaña”, pero lo evité porque no es una palabra apropiada para un presidente), corre el riesgo de inducirlo a un error. Le pido me disculpe la ocurrencia, es que a veces me lleva a la confusión acordarme que en Chile usted es conocido por su apodo “piraña”.

No se deje presidente, no creo que sea recomendable, en Venezuela todo lo que huela a Pinochet resulta repulsivo, sobre todo, a los venezolanos les resulta difícil no se logra comprender cómo los chilenos pueden seguir viviendo en una situación de ilegitimidad, bajo una constitución que no aprobó el pueblo, sino que fue impuesta por el dictador, más sorprendente resulta aún que usted y sus antecesores se solacen hablando de democracia, cuando esta se práctica solo “en la medida de lo posible”, como dijo uno de los artífices civiles del golpe de Estado contra Salvador Allende, el ex presidente Aylwin, quien debe estar junto al diablo riéndose de sus ocurrencias en La Moneda.

Asimismo Presidente, he sabido que a usted le gusta nombrar a sus hermanos como embajadores y que la elite chilena está dispuesta a permitir casi todo, pero no que en Chile se establezca una monarquía. Usted, aunque se parezca, no es Napoleón Bonaparte, quien si pudo poner a su hermano donde quiso, además debe recordar que aparte de la guerra que Pinochet y los suyos declararon al pueblo, usted no ha ganado ningún combate, salvo los que ha entablado contra la justicia, lo cual no es ninguna gracia para un millonario en Chile. Pero, debe saber usted que el sistema político de Chile es republicano, no porque lo quiso Pinochet, sino que por ello, miles de chilenos bajo liderazgo de O´Higgins, Carrera y Manuel Rodríguez entre otros próceres, lucharon y derrotaron a Mariano Rajoy…disculpe el lapsus presidente, es que siempre confundo a ese señor con Marcó del Pont, el sátrapa español que gobernó Chile a comienzos del siglo XIX…debe ser por lo de sátrapa. Pero bueno, presidente, lo que le quería decir es que no permita que los habituales chupamedias de oficio le recomienden enviar a su hermano José a su embajada en Caracas. La Constitución venezolana impide establecer modelos neoliberales, reprimir a los trabajadores, hacer constituciones ilegales, privatizar los fondos de pensiones y establecer modernizaciones de corte fascista. Pienso que su hermano se aburriría mucho en Caracas, sin poder hacer las gracias que le permitió Pinochet mientas asesinaban, torturaban y reprimían al pueblo chileno.

Ya sé que no fue su culpa lo del fallido intento de enviar a su hermano Pablo de embajador a Argentina, pero si es su responsabilidad presidente, tener un canciller tan penca, un tipo que de derecho internacional no sabe nada y que blasona un estandarte de ignorancia tras una mediocridad intelectual disfrazada de novelista, gracias al dinero de la derecha europea en pago por haber aceptado su papel de converso, con el que encubre la cobardía y el fracaso que no le permitió llegar donde quería en sus años juveniles. Nadie lo obligó a ponerlo ahí, debe saber presidente, que su canciller es “escritor” de ficción, y que como tal puede inventar cualquier cosa, pero la política en general y la política exterior en particular se conforma con actores reales y hechos reales, además se soporta en el conocimiento del derecho y la historia, de lo cual adolece su ministro, como quedó claramente demostrado ante el mundo en la reciente reunión ministerial de la OEA donde hizo el ridículo ante las delegaciones de los gobiernos de la región. No sé presidente, si logró ver la mueca de asco que mostró el representante de Trump en la OEA cuando hablaba su canciller. No creo que lo haya visto, porque eso no lo muestran en CNN en español que debe ser su principal vía de comunicación, es además una manera de informarse que nos lleva a entender –después de escucharlo- porque siempre parece que usted anda despistado en asuntos de política internacional.

El Chile decente, que es la aplastante mayoría, que sabe que a través de la historia tuvo entre sus diplomáticos a Eduardo de la Barra, Alberto Blest Gana, Luis Enrique Délano, Pablo Neruda y Vicente Pérez Rosales, entre otros, esos si escritores de verdad que dieron prestigio y generaron respeto hacia el país, debe sentir una profunda vergüenza de tener a este seudo intelectual como canciller.

Sé que Usted me puede refutar diciendo que cada quien es dueño de hacer el ridículo donde quiera y es verdad, lo que pasa que en este caso, se hace con cargo al fisco y al bolsillo de todos los chilenos, y eso no me parece correcto, incluso si la constitución de Pinochet lo permite.

Finalmente, me han dicho que usted ha estado pensando en liberar a los criminales, asesinos, torturadores y violadores presos en la cárcel cinco estrellas de Punta Peuco, la que usted pretende cerrar aduciendo que esas basuras humanas merecen un trato humanitario para transitar los años finales de sus vidas. Yo no me debería meter en eso, pero es claro que a usted le preocupan más los victimarios que las víctimas,  por eso usted retiró el proyecto de ley para reparar a víctimas de la dictadura, por eso también, usted le paga 170.000 pesos mensuales como indemnización a las víctimas y 2.300.000 a los victimarios, porque en el fondo usted ama esos asesinos y odia y desprecia al pueblo, recuerde que por usted sólo votó el 26,5% de los chilenos, presidente, solo le quería recomendar que si libera  a los asesinos de Punta Peuco, no se le ocurra mandar a ninguno de ellos de embajador a Venezuela, lamentablemente para usted sería rechazado, y eso tampoco ayudaría al mejoramiento de las relaciones.

Debo decirle, que las relaciones y los vínculos entre los dos pueblos están en su mejor momento, incluso como se vio en la reciente votación en la Cámara de Diputados, hay una cantidad mayor de representantes populares que rechazaron su política contra Venezuela, que es la misma del gobierno anterior, lo que significa que el pueblo está eligiendo de otra manera. Asimismo, las muestras de solidaridad del pueblo chileno con Venezuela son infinitas y eso no lo va a poder evitar usted ni nadie, señor presidente.

Es su potestad enviar embajador o no, le reitero mi agradecimiento por tomar la decisión de no enviar a alguno de sus amigos, porque las relaciones entre los pueblos de Chile y Venezuela siempre se han mantenido en un alto nivel, incluso durante la dictadura de su amado general Pinochet, e incluso también cuando su antecesor Ricardo Lagos fue el primer jefe de Estado del mundo que reconoció la dictadura impuesta en Venezuela tras el golpe de Estado contra el presidente Chávez en 2002 y que el pueblo venezolano depuso en menos de 72 horas con el apoyo de las fuerzas armadas, esas relaciones no se van a romper porque Usted no quiere mandar a su embajador, los venezolanos pueden esperar a “que se abran las grandes alamedas nuevamente” para tener un digno representante del pueblo chileno en Caracas.

Ah, Presidente, se me olvidaba, me permito hacerle una última solicitud que no guarda relación con el tema de esta misiva, pero por favor presidente, no se atragante hablando de democracia, cuando todo el mundo sabe que usted es un furibundo apasionado de la dictadura, o acaso ¿no es verdad que su campaña electoral finalizó con el grito “¡Viva Chile y Pinochet!”?

Muchas gracias por atenderme, señor presidente

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