sábado, 16 de noviembre de 2019

Chile: Cacerolas contra fusiles

Dejar que Piñera y los actuales miembros del Congreso o delegados de los partidos políticos, que han sido cómplices del latrocinio y de la explotación e inequidad del pueblo chileno, hagan cambios a la Constitución, sería traicionar la lucha por la que han muerto 42 jóvenes inocentes, más de 2500 heridos,  100 desaparecidos y miles de detenidos.

Tony López R. / Para Con Nuestra América
Desde La Habana, Cuba

Las cacerolas son las únicas armas empuñadas por hombres, mujeres y niños chilenos los que se han enfrentados a las brutales acciones represivas y los fusiles con que los militares han respondido a las protestas populares, con un alto saldo de muertos, miles de heridos, desaparecidos y detenidos, siguiendo las órdenes del autoproclamado “democrático” presidente Sebastián Piñera.

Hace 46 años el general Augusto Pinochet encabezó, el golpe de estado militar que derrocó al popular y democráticamente elegido presidente Salvador Allende, dicho golpe contó con el firme apoyo del gobierno de Estados Unidos y autoría intelectual de Henry Kissinger.

A partir de ese momento y con el apoyo de los partidos de la derecha chilena, entre ellos la Democrácia Cristiana (DC) liderada porPatricio Aylwin , promotor del paro de camionero en junio de 1073, contra el gobierno de la Unidad Popular y desde entonces sectores de la Democracia Cristiana fueron un importante soporte de la dictadura.

Desde la década del 90 y hasta nuestros días, todos los gobiernos democratacristiano, socialistas, y de la pinochetista Renovación Nacional (RN) la UDI gobernaron bajo la Constitución,  que en año 1980 impusiera la dictadura militar, convirtiendo bajo dicha Carta Magna, en el laboratorio de la política neoliberal, done reino la represión, los crímenes, desapariciones de los opositores políticos, torturas, exilio, que permitieron la aplicación de las políticas neoliberales.

Es así como las grandes transnacionales estadounidenses y europeas y los grandes capitales chilenos, han logrado extraer una fabulosa fortuna calculada en miles de millones de dólares y uno de los beneficiados lo ha sido el actual presidente Sebastián Piñera, quien
la revista Forbes, le atribuye hoy una fortuna multimillonaria en la suma de 2,800 millones de dólares, aunque él declaró ante el ente electoral en el 2017 que su fortuna era de 600 millones.

Un estudio de la Facultad de Economía y Negocios de la U de Chile, señala que del año 2005 al 2014, en solo nueve años, las empresas trasnacionales de la minería que operaron a gran escala en el país, obtuvieron utilidades absolutas y se llevaron, 120.000.000.000 millones de dólares, sin tributar un peso al Estado. Obviamente todo eso con la anuencia de los gobiernos de la época y del parlamento, lo que indica una gran corrupción y el delito de latrocinio.

Y ante semejante rebelión y con un pueblo que se niega a claudicar, Piñera acaba de plantear que está dispuesto, con su equipo de trabajo, hacer cambios en la Constitución.  El pueblo no es ingenuo, el cambio de la Constituyente debe partir del principio de eliminar completamente la constitución pinochetista y crea una comisión con representantes de todos los sectores sociales y políticos y con el asesoramiento de honestos constitucionalista que no estén contaminado con los conceptos económicos, políticos y sociales del modelo neoliberal y mucho menos pinochetista.

Dejar que Piñera y los actuales miembros del Congreso o delegados de los partidos políticos, que han sido cómplices del latrocinio y de la explotación e inequidad del pueblo chileno, hagan cambios a la Constitución, sería traicionar la lucha por la que han muerto 42 jóvenes inocentes, más de 2500 heridos,  100 desaparecidos y miles de detenidos.

Piñera debe renunciar para evitar que la sangre del pueblo chileno continúe derramándose; y debe tener el valor cívico y humano, como hizo,el ahora expresidente Evo Morales, quien renunció antes que sacar a los militares a reprimir y matar, para mantenerse en el poder. Esta conducta diametralmente opuesta, se puede comparar entre un presidente elegido democráticamente, que trabaja para el pueblo y por el pueblo, y el otro, también elegido democráticamente, pero al servicio  de las grande trasnacionales y del capital imperial, que saca a los militares a la calle a reprimir y a matar a sus conciudadanos.

Hoy militares y carabineros con su cobarde actuación,  están bañados con la sangre de los ciudadanos a los que debían garantizar su seguridad, cuando estos  marchando y pidiendo democráticamente al gobierno que cambiara el modelo económico y explotador al que los tienen sometidos y que cargaban  como arma  las cacerolas, esperemos que la OEA y su Secretario General, el mercenario Luis Almagro, no solo se pronuncie, sino que envié una comisión a investigar las graves violaciones a los Derechos Humanos y a la Vida en Chile y proponga llevar a los culpables a la Corte Penal Internacional por delitos de Lesa Humanidad, comenzando por Sebastián Piñera.

La Habana, Cuba 11 de noviembre de 2019

(*) Periodista, politólogo y analista internacional.

No hay comentarios: