Incluso, en algunos casos hemos bajado. Por ejemplo: con respecto a la adopción de la Agenda 2030, estamos por debajo del promedio de Latinoamérica y el Caribe de 54,5, mientras que Panamá tiene un puntaje de 53,2. Nuestro país con tantas riquezas tiene problemas gravísimos, como la prevalencia de la subnutrición, somos el país número 15 de 26. Una de las grandes peleas de los docentes agremiados, es por garantizarle alimentación a los niños y niñas en las escuelas oficiales, para eso, es imperante invertir lo que señala la Ley Orgánica de Educación: el 6% del PIB. Lo cual no solucionaría el problema de fondo, pero por lo menos lo mitigaría.
Como se señala en el Índice ODS 2021 “El progreso que ha presentado América Latina y el Caribe en el cumplimiento de la Agenda 2030 ha sido limitado”. Y, en el caso particular de Panamá, vemos que no necesariamente las cosas pintan bien, en casi todos los puntos en que se mide la adopción de los ODS, está en el umbral del promedio o por debajo. Eso nos demuestra que en materia social tenemos mucho por hacer.
Desde una perspectiva crítica tenemos que cuestionar la idea de progreso. Por lo menos planteándonos la pregunta ¿para quién? Históricamente el progreso viene acompañado de desigualdades. El progreso para muy pocos se traduce en riquezas; en cambio, para otros significa concretamente destrucción, expoliación. El Índice ODS nos plantea una serie de datos iluminadores para establecer una agenda social que solo será posible con la buena política enfocada en la vida digna.
*Doctor en filosofía
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