La victoria del domingo 7 de mayo deja a la ultraderecha de José Antonio Kast con un camino despejado para lograr un triunfo presidencial en las próximas elecciones de 2025. Así las cosas, Chile nos ha dado un baño de agua fría a los que nos nacieron las esperanzas con la revuelta de 2019.
Carlos Figueroa Ibarra / Para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
En octubre de 2019 Chile despertó enormes esperanzas entre parte progresista del mundo entero. El 25 de ese mes, 1.2 millones de personas salieron a manifestar en contra del neoliberalismo en Santiago y más de 3 millones lo hicieron en todo el país. Un año después, en octubre de 2020, aproximadamente siete millones de chilenos salieron a votar con respecto a aprobar y rechazar la convocatoria a una asamblea constituyente. El 79% de los sufragantes optó por el sí a la convocatoria y también porque que el órgano que la escribiera, fuera una convención en su totalidad electa sin la presencia de la clase política.
En mayo de 2021, se celebraron elecciones municipales y para constituyentes de la Convención Constitucional, la que habría de redactar una nueva constitución para el país. Los candidatos independientes obtuvieron 48 escaños y fueron la primera mayoría. La derecha oficialista de Chile Vamos sufrió una severa derrota al obtener 37 escaños y no pudo lograr la tercera parte de los mismos que necesitaba para vetar cambios constitucionales. Los partidos de la Concertación (DC, PS, PPD, Radical) que durante años gobernaron al Chile neoliberal también fueron derrotados. El pacto Apruebo Dignidad integrada por el Partido Comunista y la izquierda unificada en el Frente Amplio, consiguió 28 escaños.
Los independientes unidos a la izquierda organizada en partidos juntaron aproximadamente el 50% de los escaños, a los cuales se unieron los 17 obtenidos por los pueblos originarios. En suma 90 escaños del total de 155 (casi 60%). El ánimo victorioso se vio ensombrecido en noviembre de 2021 con la victoria en primera vuelta del neofascista José Antonio Kast con 28% de los votos, aunque dicho ánimo volvió en diciembre de ese año cuando el progresista Gabriel Boric triunfó en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con 55% de los sufragios.
Al año siguiente, la derecha se logró reconstituir y logró una victoria aplastante en septiembre de 2022 porque el 62% de los votantes rechazó la muy progresista constitución que había redactado la Convención Constitucional. Los porcentajes victoriosos de 2020 y 2022 se redujeron a un 38%. Las gestas de 2019-2021 culminaron en una dolorosa derrota. La causa de ese triunfo de las derechas chilenas probablemente se debió a que, habiendo pasado el momento más terrible de la pandemia, salieron a votar 4 millones de personas más que mostraron un resultado más acorde con la realidad de la correlación de fuerzas entre derechas, izquierda y centro izquierda. Una campaña reaccionaria con más dinero, con apoyo de los grandes medios de comunicación y un uso eficaz de las redes sociales triunfaron en su objetivo de satanizar a la nueva constitución.
Este domingo 7 de mayo de 2023, la derecha ha logrado un triunfo más en la elección de los 50 integrantes del Consejo Constitucional. Lo novedoso de esta jornada electoral es que la ultraderecha del Partido Republicano del neofascista José Antonio Kast ha sido la gran triunfadora al lograr 23 escaños mientras que la derecha de la Alianza Chile Seguro solamente obtuvo 11 escaños. Mientras la Convención Constitucional electa en 2021 tenía 155 integrantes, esta de ahora solamente tiene 50. La derecha triunfó al reducir el número de constituyentes.
Ultraderecha y derecha juntarán 34 escaños de 50 y al tener más de tres quintos de los mismos, podrán modificar por si solas un nuevo texto constitucional preelaborado por un consejo de expertos nombrado a dedo por el parlamento. El progresismo por el contrario al obtener solamente 16 escaños no podrá juntar los dos quintos que necesitaría para poder vetar una propuesta constitucional que fuera regresiva. De hecho, las derechas aspiran a presentar una constitución que sería la misma, pero con modificaciones que la que fue aprobada durante la época de Pinochet.
Al igual que en la votación de 2022, hubo un cambio en la composición del perfil de los votantes gracias a la incorporación de nuevos votantes. Votó el 78% de los 15 millones de chilenos empadronados y hubo más de dos millones de votos nulos y 500 mil en blanco. Además de este hecho puede estar gravitando en la derrota el creciente desgaste del Gabriel Boric. Lo preocupante de esta situación es que esta victoria deja a Kast con un camino despejado para lograr un triunfo presidencial en las próximas elecciones de 2025. Así las cosas, Chile nos ha dado un baño de agua fría a los que nos nacieron las esperanzas con la revuelta de 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario