sábado, 12 de julio de 2025

El horizonte estratégico ya no está en las izquierdas

 La izquierda se parece cada vez más a los grandes medios que tanto critica. Grandes entusiasmos en gigantescos titulares, que consiguen efectos tan inmediatos como poco duraderos. Pasado el efecto, no se preguntan qué pasó con aquellas ilusiones que consiguieron emocionar a sus seguidores.

Raúl Zibechi / LA JORNADA

Cada cierto tiempo, las izquierdas se entusiasman con la última novedad mediática que promete tiempos felices, aunque luego ese fervor se desvanece sin consecuencias, ya que rara vez se mira atrás para evaluar resultados. Estos días los nombres del socialista Zohran Mamdani, como posible alcalde de Nueva York, y Jeanette Jara, como candidata presidencial del progresismo chileno, son motivo de regocijo y esperanza. 
 
Para algunos analistas y para el medio de izquierda Sin Permiso, el triunfo de Mamdani en las internas demócratas ha provocado un “terremoto político” tan profundo que, según el analista, “las ramificaciones de este vuelco se dejarán sentir durante años, en todo Estados Unidos y en el mundo desarrollado” (https://goo.su/gD8i ). Por el hecho de ser socialista, musulmán y pro palestino, la izquierda se ilusiona con que su llegada a la alcaldía de la emblemática ciudad podrá cambiar las cosas, pese a toda evidencia contraria.
 
La comunista chilena Jara encarna, para el izquierdista semanario El Siglo, “la posibilidad real de que el pueblo gobierne con su voz, sus demandas y su dignidad al frente” (https://goo.su/ F8VCy5y). Para los medios progresistas, como el argentino Página/12, el solo hecho de que Jara no provenga de las élites encarna “la esperanza de vivir mejor” (https://goo.su/YU9hwM). 
 
La izquierda se parece cada vez más a los grandes medios que tanto critica. Grandes entusiasmos en gigantescos titulares, que consiguen efectos tan inmediatos como poco duraderos. Pasado el efecto, no se preguntan qué pasó con aquellas ilusiones que consiguieron emocionar a sus seguidores. Me parece necesario recordar los arrebatos de pasión cuando surgió Podemos en España y cuando Syriza llegó al gobierno en Grecia. 
 
Son apenas fuegos de artificio, que buscan mantener a flote a una izquierda desvencijada, que perdió toda hondura estratégica, incapaz de ir más allá de maniobras tácticas efímeras que no cambian nada y de las que muy pronto se olvidan. 
 
Me llama la atención que muchos chilenos caigan una vez más en la trampa. Se ilusionaron con personajes como la lideresa estudiantil Camila Vallejo, quien en 2011 prometía cambiar el país y a quien el oportunista medio británico The Guardian comparó con el subcomandante Marcos (https://goo.su/TmsbXD ). Me sorprende aún más que la memoria colectiva no pueda remontarse siquiera a 2019, cuando una Asamblea Constituyente (convocada por la derecha y sólo por un personaje de la izquierda, el actual presidente Gabriel Boric), llevó a buena parte del movimiento social a disolver sus asambleas territoriales para volcarse en las urnas. 
 
Quiero establecer un contraste. El pasado fin de semana, tres compas brasileños cercanos a la Teia dos Povos (Red de Pueblos) recorrieron media docena de retomadas (recuperaciones de tierras) del pueblo guaraní kaiowá, en el estado de Mato Grosso do Sul, cerca de la frontera con Paraguay. En los intercambios que tuvimos relataron la potencia de esos espacios, uno de los cuales ocupa 600 hectáreas, la diversidad de cultivos y la potencia de las comunidades reterritorializadas. 
 
Uno de los asentamientos está disputando 11 mil hectáreas al agronegocio, aunque “están en una situación bastante vulnerable, con ataques nocturnos de pistoleros de los terratenientes con los que disputan su territorio ancestral, que pasan en camionetas 4×4 y disparan contra la comunidad. Consiguieron mantenerse intermitentemente en el lugar durante 47 años de recuperación” relata la compa Silvia Adoue. 
 
Sobre ese espacio, Pakurity, el compa Esteban del Cerro escribe en Quilombo Invisível que desde la retomada de 1986, “fueron décadas de permanencia y circulación en Pakurity por otros medios: trabajos temporarios en la hacienda, uso del bosque cercano para extracción de plantas medicinales, hierbas y raíces, frutos, caza y pesca; movimiento de familiares en la región; memoria de los muertos y antepasados” (https://goo.su/2EsWP ). 
 
El texto finaliza: “De norte a sur del continente los indígenas hacen resonar el grito zapatista del común y la no propiedad, y las retomadas siguen explicitando que el camino insurgente es la senda de la victoria. La insurgencia también muestra que la recuperación de tierras nos da esperanzas, incluso en medio de las trincheras, de un nuevo modo de relacionarnos con las cosas vivas”. La tierra transformada en territorio abre horizontes de vida. 
 
Las recuperaciones de tierras en todo el continente, de la mano de los actores colectivos en el campo y las ciudades, tienen la hondura estratégica que perdió la izquierda por instalarse en la zona de confort del Estado y las instituciones. Ya no llama la atención que quienes celebran los mínimos “triunfos” electorales le estén dando la espalda a luchas que están recomponiendo el campo popular, al trabajar por la sobrevivencia colectiva durante la tormenta sistémica que nos azota. 

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