El periodista ciano, en los últimos meses ha sido el “analista” que más se ha abocado a defender el Golpe de Estado perpetrado por sus compinches en Honduras. Un domingo sí y otro también pública su coletilla panfletaria en la que como el perro que vuelve a ingerir sus vómitos; engulle, digiere mal, expide, para luego volvérselo a tragar. Como buen agente terrorista, justifica el golpe de estado en Honduras.
Montaner, el agente de la CIA que desde muy joven aprendió a poner bombas en La Habana, creció abrazado a las prácticas del sabotaje y a las conspiraciones; experto en calumnias e infamias contra la revolución cubana, la revolución bolivariana y contra cualquier cambio político en América Latina que afecte los intereses de la dominación estadounidense o los intereses de las oligarquías nativas, ahora se autoconsidera analista internacional.
El oficio -sin éxito- de este hombre consiste en derrochar falsedades y mentiras contra los pueblos que luchan por una sociedad mejor. Mentiner, como también es conocido en Costa Rica, ha tratado desde hace varios años de presentarse en los medios con la fachada de periodista, intentando ocultar su siniestro y servil compromiso con las barbaries cometidas por el Imperio y los secuaces de la CIA en Nuestra América. Aunque el agente busca cobijarse como hombre de prensa, sus panfletos lo delatan como un periodista ciano.
En Costa Rica, país publicitado por la clase política de ser muy democrático y pacífico, se propalan con frecuencia sus infamias en el periódico La Nación (27-09-09), uno de los diarios más reaccionarios, sectarios y comerciales del país. En ese medio, la consigna “libertad de expresión” que suelen cacarear pero que no la aplican a su propia empresa, sirve para que individuos como él calumnien desde sus páginas.
El periodista ciano, en los últimos meses ha sido el “analista” que más se ha abocado a defender el Golpe de Estado perpetrado por sus compinches en Honduras. Un domingo sí y otro también pública su coletilla panfletaria en la que como el perro que vuelve a ingerir sus vómitos; engulle, digiere mal, expide, para luego volvérselo a tragar. Como buen agente terrorista, justifica el golpe de estado en Honduras.
Analicemos a continuación tres de los vómitos panfletarios del periodista ciano publicados en dicho diario.
Primero: Aunque toda la comunidad democrática internacional –o por lo mismo- ha condenado el golpe de Estado y no reconoce al golpista Micheletti como presidente de Honduras, el “analista” en cambio le llama a Micheletti Presidente y lo presenta como un hombre firme, porque se propone llevar a cabo las próximas elecciones para el 29 de noviembre, la que cree, legitimaría –“democráticamente”- a las autoridades que resulten elegidas. Según él así se entierra el pasado y se empieza una etapa distinta. El “analista” compara este posible proceso (deseado por él) con los procesos que se dieron en su momento en Chile, Argentina, Uruguay y Brasil.
Así el periodista ciano justifica indirecta e implícitamente que, lo que su amigo Micheletti hizo en Honduras fue un golpe de Estado. En sus propias náuseas –y refiriéndose a los hechos en los países del Sur- leemos: “Hubiera sido una locura desconocer los nuevos gobiernos democráticos, alegando que las elecciones se habían llevado a cabo por regímenes ilegítimos y transitorios.” El “analista” no dice que en esos países los procesos se dieron porque sus sociedades denunciaron las violaciones de los derechos humanos; resistieron, sufrieron y lucharon contra los gorilas instalados con el beneplácito de los Estados Unidos en la presidencia. A esa lucha se sumó la presión democrática internacional para retornar a la democracia.
Lo que debería hacer el periodista ciano es ‘comparar’ los procesos de violación a los derechos humanos hechos allá (países sudamericanos) con los que se hacen actualmente en Honduras. Pero los derechos humanos a él le estorban (Mentiner no dice nada de las violaciones a los derechos humanos que el gobierno de facto de Micheletti comete).
Segundo: El servil agente de la CIA pretende presentarse distante y contrario a las decisiones de los Estados Unidos (¡un peón disconforme con su amo!), leemos: “El Departamento de Estado estadounidense tampoco ha actuado razonablemente. ¿A quién se le pudo ocurrir en esa casa de locos que es una buena estrategia tratar de desacreditar a priori la salida democrática que existe para la crisis hondureña?”. Mentiner es el único que “ignora” que el golpe de Estado en Honduras no se ha realizado sin el consentimiento de Washington. Es sabido que si la Casa Blanca hubiera querido restablecer el Estado de Derecho en Honduras, lo hubiera hecho a pocas horas del Golpe. Pero él insiste: “¿Cómo puede hoy empeñarse EE. UU. en desestabilizar a una de las naciones más pobres del continente y a una de las pocas sociedades que simpatizan genuinamente con su poderoso vecino –al extremo de enviar tropas a la guerra de Iraq– en un hemisferio crecientemente dominado por el antiamericanismo?”.
Peores confusiones no es posible encontrar en la lógica de un ideólogo de la dominación estadounidense. Mientras que en otros panfletos sostiene que Hugo Chávez está solo en su lucha contra el imperialismo, ahora resulta que en América Latina domina el antiamericanismo. Víctima de sus propios extravíos pide a Washington -como si éste no lo estuviera haciendo- que apoye a Micheletti en su convocatoria a elecciones. En opinión del periodista ciano, esto debiera hacer Estados Unidos aunque sea, como agradecimiento a la simpatía mostrada por Honduras –con el Imperio- en el envío de carne hondureña de cañón a Iraq.
Tercero: El vómito que no podía faltar. Mentiner asevera: “lo que le conviene a América es la existencia en el continente de naciones estables regidas por gobiernos electos democráticamente, que no estén bajo la nefasta influencia del chavismo. Ese será el inicio de una paulatina normalización de las relaciones internacionales de Honduras.” Surge la pregunta: ¿Cómo es posible que existan naciones estables si los gorilas que las usurpan son criados por el mismo Amo que ama Mentiner? Para un periodista de la CIA como él, que apoya la violación de los derechos humanos, la solidaridad del gobierno de Venezuela con otros gobiernos del hemisferio es vista como injerencia. La solidaridad de la revolución bolivariana que va desde la venta de petróleo (con facilidades de pago) hasta el apoyo de programas como el de “Operación Milagro” que desarrollan Venezuela y Cuba desde hace varios años en los países del Tercer Mundo devolviéndole la vista a más de 1.300.000 personas (y se espera llegar para el 2014 a la cifra de 6 millones de personas operadas) es catalogado de “nefasta influencia del chavismo”.
Al periodista ciano debe desesperarle que, contrario a lo que dice el poder mediático cautivo del imperio, el líder bolivariano Hugo Chávez despierte esperanzas, simpatía, afecto e integración entre los pueblos empobrecidos del mundo. ¡Léase bien, del mundo!
Haría mejor este individuo si les pidiera a sus amigos secuaces Otto Reich, John Negroponte y Posada Carriles que le ayuden a camuflarse de otra cosa, porque como periodista ciano, luce ignorante, extraviado y torpe.
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