sábado, 24 de febrero de 2018

Argentina: 21F, el río revuelto comienza a encauzarse

Todo augura la conformación del añorado frente opositor que pueda volcarse a las calles y detenga los excesos de un gobierno que quedará en la historia como el que arrasó en democracia con derechos adquiridos, barrió a trabajadores y jubilados, benefició a las grandes empresas, generó la mayor inflación de los últimos 20 años…

Roberto Utrero Guerra
Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

Mientras llegaron todos los aumentos de tarifas de servicios y combustibles y el gobierno tiene estranguladas las paritarias en un 15% y los aumentos a los jubilados 5,71% a partir de marzo, la inflación ya se desbocó en un enero inusual, los paros anunciados por los sindicatos han sufrido defecciones previsibles. La fragmentación de la CGT es un hecho, el apoyo al oficialismo en un primer momento y los acuerdos particulares sotto voce y a espaldas de las bases debían en algún momento salir a la luz, han sido la piedra del escándalo.

A esta altura de los acontecimientos nadie ignora la dirección insalvable que van tomando los acontecimientos. El abismo se anuncia en muchos frentes, ninguno desde luego que encienda la sensibilidad de las autoridades que siguen haciendo de las suyas y no dejen de amenazar con el largo garrote ante la insurrección y continúen prometiendo la felicidad al final de la escalera. Ante la fecha prevista del 21F, nadie quiso quedar pegado a Hugo Moyano que se enfrentó al gobierno de Cambiemos luego de haber sido su aliado. Moyano es de los tantos “gordos” que viene desde hace décadas, favorecido en los noventa cuando dejaron de circular los trenes de pasajeros de larga distancia.

Sin embargo, profundizar la crítica es hacerle el juego al oficialismo y desnaturalizar la convocatoria multisectorial que arrojó este miércoles, 21 de febrero, con una manifestación multisectorial – tal vez la más numerosa hasta el momento – como también, un ejemplo de civilidad y buen comportamiento en la desconcentración, cuando se esperaban disturbios y había todo un clima policíaco aguardando el momento para caer a los sablazos. Nada de eso se produjo, ni en la avenida 9 de julio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ni en las capitales de provincia donde se hicieron otras tantas manifestaciones simultáneas.

Lo que sí quedó claro es un antes y un después, como freno a las desenfrenadas políticas neoliberales, donde todos reconocieron la elogiable capacidad de Macri para nuclear a una oposición tan heterogénea ideológica como social. Todos y cada uno de los manifestantes, como los que por razones laborales o de salud no pudieron hacerse presente, como el caso de cientos de jubilados mayores, saben a quién decirle No, como el canto generalizado en las tribunas de los estadios de fútbol en los últimos partidos. Moyano también lo puso de manifiesto, por si alguien le salía al cruce a recriminarle sus idas y venidas que, luego de exponer sus viriles atributos para defenderse jurídicamente, ir otra vez a la cárcel o dar la vida por los obreros, evocó una significativa frase de Octavio Paz: “toda victoria es relativa y toda derrota transitoria”, augurándole una fecha de vencimiento al gobierno de la oligarquía.

Sin decirlo y tal vez desconociéndolo, Moyano hizo alusión al ninguneo gubernamental por su origen de “negro y camionero”, situación que sufren los nadie, los ninguno, los hijos de la nada, compartida por los mexicanos descrita maravillosamente en El laberinto de la Soledad del pensador fallecido, donde parece confluir sempiternamente la sufrida condición de los sometidos.

Hugo Yasky, Secretario General de la CTA, que le precedió en la palabra, defendió – en su carácter de docente – a la escuela pública frente a la privada, evocando la cultura de sus alumnos pobres por sobre los alumnos de las escuelas privadas, como son algunos de los funcionarios de este gobierno salidos de establecimientos como el Cardenal Newman.

Difícil no tentarse a elogiar dado el mezquino discurso oficial que es correlato de un estrecho jardín de ideas y  pensamientos, como si el consejero Durán Barba actuará de Winston Smith, el podador de palabras, el forjador de la neolengua de “1984” de George Orwell. De allí la aversión a la memoria y la historia, y la destrucción progresiva de la educación, la ciencia y la cultura. Cabe destacar entre los manifestantes había miles de docentes, científicos del Conicet y del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, INTI, recientemente despedidos.

Esa coincidencia unánime del movimiento obrero, salvo excepciones sectoriales ligadas a cooptaciones oficiales, sumadas a políticos de los diferentes partidos de izquierda y sobretodo del justicialismo se propone limar dificultades y rescindir caprichos y pequeños liderazgos.

Todos entienden avanzar en la tarea de militancia docente para promover un cambio cultural en sectores apáticos o que aún mantienen esperanzas y creen en el anodino discurso presidencial que repite incesantemente la invitación al diálogo que se sabe monólogo, ese complejo vario pinto de pequeños empresarios, profesionales liberales, comerciantes y rentistas que conforman la clase media, definida maravillosamente hace décadas por Mario Benedetti, el “medio pelo” del recordado Arturo Jauretche.

Hacia ellas debe dirigirse una prédica que deberá tener como eje central la solidaridad dentro del pluralismo, pluralismo natural que conforma toda sociedad, enfatizando en los errores del consumismo individualista en el que se encuentra envuelta y cautiva. Incluida desde luego la seducción de las innovaciones tecnológicas, las redes y la influencia nefasta de los medios comunicacionales y que lejos de orientar, confunden.

Hasta deben revisarse los recursos espirituales y estrategias de desarrollo personal que, paradójicamente confluyen en el emprendedurismo auspiciado desde arriba como parte de la fomentada meritocracia, con muchos tintes de new age y recetas orientales que vienen desde fines de los setenta, estimulando un sálvese quien pueda puertas adentro, mientras se desconoce el vecino de al lado y que esconde un mensaje subliminal de desconfianza al otro que puede ser un potencial enemigo.

Prédica nihilista que por un lado lleva a un narcisismo enfermizo, y por otro, agua al molino de las tan exitosas iglesias evangélicas que vienen tomando un auge impresionante en América Latina e impone candidatos políticos, como sucede desde Costa Rica a Brasil.  

Todo un complejo bagaje opuesto a las costumbres y pautas de comportamiento de las viejas generaciones que siempre estaban acompañados desde el club de barrio a la parroquia, desde el vecindario al café de la esquina, donde todos recalaban noche a noche y alternaban intimidades, novedades, con otras que satisfacían necesidades de información más amplia, cuando la radio era dueña y señora de todos los hogares.

Parece ambicioso y difícil de lograr, sin embargo el creciente hartazgo ha desatado la reacción y salido a las calles, en la consciencia que la velocidad de pérdida de poder adquisitivo es inaguantable, como inaguantable será la presión del endeudamiento externo que enfrentará el gobierno en los próximos meses.

También ya empieza a erosionarse su gestión en torno de la transparencia, el primer chivo expiatorio dejó su cargo, Valentín Díaz Gilligan, subsecretario de la Presidencia se vio obligado a renunciar una vez conocido un artículo de El País de España que mencionaba un depósito de un millón, doscientos mil dólares no declarados en Andorra. Ese sacrificio parece enmendar las cuentas offshore de otros funcionarios más elevados y a la vez, más complicados.

La nueva convocatoria masiva es para el 8 de marzo, donde saldrán a manifestarse las mujeres. Pero seguramente serán acompañadas nuevamente por otros sectores a fin de mostrar su desencanto.

Seguramente también, las divergencias internas de la CGT ya se habrán solucionado y se alinearán para un gran paro nacional que continúe marcando la oposición al gobierno.

Todo augura la conformación del añorado frente opositor que pueda volcarse a las calles y detenga los excesos de un gobierno que quedará en la historia como el que arrasó en democracia con derechos adquiridos, barrió a trabajadores y jubilados, benefició a las grandes empresas, generó la mayor inflación de los últimos 20 años, persiguió y puso preso a ciudadanos vulnerando el principio constitucional de presunción de inocencia, destruyó del aparato productivo local privilegiando las importaciones y generó el mayor endeudamiento externo.   

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