sábado, 24 de febrero de 2018

México: La política de alianzas de Morena

Para obtener una nueva mayoría para ganar y contrarrestar el fraude, Morena ha tenido que ampliar sus alianzas hacia el espacio social y político del centro y de la derecha.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

En el momento de escribir este trabajo, Morena se perfila como una opción real en la querella  con la derecha neoliberal por el  gobierno del Estado. Sin embargo,  pese a que dista poco tiempo para las elecciones presidenciales de 2018, todavía le queda al partido  un largo y espinoso trecho que recorrer. Las experiencias de los fraudes de 2006 y 2012 advierten que los recursos  del grupo en el poder son cuantiosos y variados.  Morena ha logrado trascender la marginalidad que ha caracterizado a la izquierda: ha convocado a manifestaciones multitudinarias en las calles; ha logrado afiliar a aproximadamente 2.5 millones de personas; ha logrado impulsar campañas de firmas que han conseguido también millones de adhesiones;  se encuentra presente en todo el territorio nacional y rápidamente se ha perfilado como la primera fuerza política a nivel nacional y en buena parte de las entidades federativas del país. Hoy el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, tiene ventaja sobre su más cercano oponente de entre 11 y 15 puntos en las encuestas. Lo único que podrá impedir que López Obrador sea el próximo presidente de México, será que cómo aconteció en 2006 y 2012, el fraude electoral se imponga.

Morena ha estado creando tres antídotos para el fraude. El primero de ellos es la estructura organizativa territorial en cada una de las 68 mil secciones electorales del país. Se busca agitar, movilizar y defender el voto en cada una de las miles de casillas electorales que se instalarán el domingo 1 de julio de 2018. El segundo antídoto, es la batalla en las redes sociales para contrarrestar la propaganda negra contra López Obrador. No es desestimable este campo de batalla: los usuarios de redes sociales han pasado de 20 millones en 2006 (18% de la población) a 70 millones en 2017 (57% de la población). Finalmente, el tercer antídoto es la política de alianzas que hemos observado en esta tercera campaña electoral del lopezobradorismo y sus aliados.

Morena ha llenado el espacio de la izquierda política y social en México. Los antaño partidos reputados como de izquierda (el PRD por ejemplo) se han ido desdibujando y perdiendo buena parte de sus bases. Para obtener una nueva mayoría para ganar y contrarrestar el fraude, Morena ha tenido que ampliar sus alianzas hacia el espacio social y político del centro y de la derecha. En términos políticos esto implica la alianza con bases sociales, exdirigentes del PRI y del PAN y aun el Partido Encuentro Social (PES), un partido de protestantes conservadores. En lo social, la alianza es con un sector del gran y mediano empresariado y con las clases medias. El propio gabinete que López Obrador ha propuesto si logra llegar a la presidencia, proviene de las entrañas del establishment neoliberal. Solamente voces interesadas podrán alegar que Morena quiere que México sea otra Venezuela, construcción que se hace después de satanizar a éste país. Las alianzas son imprescindibles en política y Morena como fuerza hegemónica en ellas,  las está haciendo para ganar.

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