sábado, 3 de febrero de 2018

José Martí, su legado integracionista


Podemos afirmar  que en el momento actual, en la segunda década del siglo XXI, el ideario de Martí continúan vigente. Sobre todo dentro de las perspectivas  revolucionarias que hoy en los inicios de la nueva centuria, emergen con gran fuerza en nuestra América.

Adalberto Santana / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México

A la distancia de ciento sesenta y cinco años del nacimiento de José Martí (28 de enero de 1853), su ideario de la integración de nuestra América, sigue presente, vivo y andando por los más diversos rincones de nuestro continente. Por coincidencias de la historia, Martí vio sus primeras luces en la calle de Paula  núm. 41. Este lugar correspondía al antiguo barrio de Campeche. En aquel rincón de La Habana Vieja,  fue “un establecimiento de mayas fundado antes de 1564”. Después de vivir hasta los diecisite años, el jovén José  Martí, radicó forzadamente en España (Madrid y Salamanca), allá en el exilio peninsular realizó sus estudios universitarios. Para así más tarde emigrar como exiliado político a México donde ya había también arribado en ese periodo su familia. Son los años de la guerra de los diez años en Cuba (1868-1878), coyuntura que generó un gran destierro y un  éxodo de cubanos a diversos países latinoamericanos y a los Estados Unidos, que ofrecían condiciones para el refugio político y la sobrevivencia familiar. Sus pasos por el paisaje político y cultural mexicano,  dejaron una profunda  huella en la vida y obra del Apóstol cubano.

Martí radicó en tierras mexicanas desde el 8 de febrero de 1875 hasta el mes de marzo de 1877.  Durante todo ese tiempo apuntó el gran  intelectual cubano Ángel Augier, fueron momentos de su exilio político en los que se dedicó  a “intensificar su apostolado cubano y americano iniciado en España. Junto a las grandes figuras de la Reforma, desarrolló laboriosa actividad literaria y periodística,  (...) El comienzo de la era porfirista le hizo abandonar el país y escoger Guatemala”.

Así, Martí en aquellos años que  vivió buena parte de su vida en el exilio fecundo, ya fuera en México, Guatemala Venezuela y los EU, asimiló la importancia histórica de las luchas de pueblos independientes para retomar la gesta del gran libertador Simón Bolívar, pero también  de otros próceres latinoamericanos.

Por ello uno de los enormes aportes de José Martí,  fue el retomar el ideario de esos próceres que logró  insertarlo en su obra escrita, poniendo en ella los elementos centrales del significado de aquellos héroes. Podemos reconocer  que el ideario martiano siguen estando presentes con su ideario en el curso de la historia contemporánea latinoamericana. En especial para los pueblos latinoamericanos que en México, Centroamérica, el Caribe y Sudamérica padecen desde el norte de nuestra América los bloqueos, presiones e intimidaciones de Washington. Ese gran  poder que representa a la potencia hegemónica del siglo XXI. Intensificado agresivamente con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

Una tarea urgente de nuestros tiempos en el siglo XXI, es fortalecer los organismos regionales realmente con aspiraciones latinoamericanas y caribeñas. Por ejemplo, esto se orienta con la propuesta de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP). Pero que cada día también vemos nuevos ejemplos al encontrar la resistencia y alternativas que en defensa de la soberanía y  autodeterminación nacional, van ofreciendo los pueblos y gobiernos como el de Bolivia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Uruguay y Venezuela entre otros de la región. Así, en esta nueva coyuntura latinoamericana se ha ido esgrimiendo lo que señalaba  Martí con su visión heredada por Simón Bolívar:  “ahí está él, calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está  hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía”.[1]

Podemos afirmar  que en el momento actual, en la segunda década del siglo XXI, el ideario de Martí continúan vigente. Sobre todo dentro de las perspectivas  revolucionarias que hoy en los inicios de la nueva centuria, emergen con gran fuerza en nuestra América. Al ejemplo del Apóstol cubano podemos sumarle los de Simón Bolívar, Manuela Saenz, José Artigas, José de San Martín, Benito Juaréz, Eloy Alfaro, Augusto C. Sandino, Farabundo Martí, Juan Bosch y  Oscar Arnulfo Romero. Los ejemplos de todos ellos y de la resistencia de sus pueblos donde hoy encontramos gobiernos que retoman su ideario como en Venezuela, Bolivia, El Salvador, Uruguay y Nicaragua entre otros,  nos han demostrado que la resistencia frente al intervensionismo de  Donald Trump finalmente vencerá. En nuestros días, podemos escuchar en voz de distintos gobernantes latinoamericanos palabras que nos dan cuenta del nuevo horizonte que vivimos,  mucho más próspero para el futuro político y social  de nuestros pueblos de la región. Pese a los intentos desestabilizadores de las derecha latinoamericana e imperial, como ocurrió en Honduras (2009 y ahora en 2018); Paraguay (2012); Brasil (2016) con los golpes de Estado. Tal parece que en los próximos días veremos nuevos y mejores horizontes si las fuerzas progresistas logran frenar a la oligarquía  hondureña tras el fraude electoral, si en Venezuela sigue avanzando el poder popular orientado por el PSUV y las fuerzas revolucionarias venezolanas y  si  en México las fuerzas progresistas en las elecciones de juilio de 2018, logran derrotar a las derechas conservadoras y neoliberales. Con ello se revertirán los intentos de esos segmentos reaccionarios que no quieren y no anhelan la verdadera integración latinoamericana que proponía para nuestra América,  José Martí.




[1]  José Martí, Patria, Nueva York, 4 de noviembre de 1893.

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