sábado, 2 de noviembre de 2019

Argentina: Como sombra que se va

Como una estrella fugaz, como la sombra que se va, diluido como un espectro tras el canto de despedida “Macri ya fue”, que vino sonando ciudad por ciudad en todo el país, el hombre se apagó.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

El “Sí se puede” del cierre de campaña en la mediterránea y no tan docta Córdoba no fue suficiente. Me detengo en la provincia sede del Colegio Mayor, considerada la primera Universidad del país, en tanto “docta” y en la muchedumbre que asistió a una arenga futbolera, conforme nos tiene acostumbrados, con un candidato coreando el Feliz cumpleaños de Miguel Ángel Pichetto, candidato a vice y a una primera dama, emitiendo saludos amorosos como en un concurso de belleza y no un acto de cierre de campaña presidencial. Algo que cualquier espabilado supone un acto fundamentalmente político, jamás una verbena donde el animador se dirige a chavales de edad escolar.

Con toda esa carne al asador, llegó a un 40%, porcentaje importante que representa esa fracción de la sociedad argentina que le ha dado apoyo, coincidente al área central parcialmente sojera del territorio nacional, compuesto por las provincias de Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y desde luego, la CABA, ese reducto paquete que responde al reelegido Horacio Rodríguez Larreta.

Situación que, al hombre, le hacen renovar bríos, frente a la gran derrota sufrida por la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, el retiro anunciado de su gran aliada Elisa Carrió y el nuevo esquema de la alianza Juntos por el Cambio que ahora se concentra en el primario PRO.

Único caso en Sudamérica en que un presidente no es reelecto con todo el dispositivo oficial a su disposición, pero dada la especial construcción de su chirle liderazgo, hace muy difícil advertir qué derrotero tomará luego de la entrega del mando el 10 de diciembre.

Sin embargo, la pesada herencia del macrismo en nada se parece con la que encontró y divulgó con ese término elaborado por el equipo de difusión encargado de lavarles la cabeza a los miles de votantes que repetían cada noticia difundida por las usinas mediáticas. Incluso la transición es un campo minado dado la negativa del FMI de remitir la remesa de dólares que había prometido.

A pesar del triunfo, el porcentaje de los ahora opositores a partir del 10 de diciembre, se envalentonan e incorporan discusiones elusivas. Dueños de la prensa hegemónica intentan tapar como siempre el sol, no con la mano sino con el dedo meñique, no advierten la obscena hasta absurda situación económica y social dejada por esta plaga neoliberal.

Jorge Fernández Díaz, periodista militante del centenario diario La Nación fundado por presidente Bartolomé Mitre en 1870, recurrió a estigmatizar a los votantes del Frente de Todos con un artilugio literario, propio de su condición de escritor mimado: “el masoquismo y la amnesia, también son derechos humanos.” Ironía que encierra resentimiento contra aquellos otros que estaban codo a codo en el mismo bando y ahora se han corrido al ganador, el “panquequismo” oportunista del que está compuesto el variopinto espectro periodístico y que sabe que tiene que continuar seduciendo a su audiencia y a la vez, no apartarse de la línea editorial que, como siempre establece a nivel nacional, Héctor Magnetto, el eterno Ceo de Clarín.

Más allá de esto, la inflación terminará orillando el 60%, las reservas por el piso luego de la fuga de 7 mil millones de dólares la última semana y la sorpresiva medida del domingo a la noche luego de conocido el resultado eleccionario que redujeron el cepo de 10 mil dólares a 200, absurdo como todo lo hecho.

Lo cierto es que ahora ya se vino una escalada de precios descomunal comenzando por los combustibles, alimentos, sobre todo carne, harina y derivados, telefonía celular y servicios, sin tener en cuenta que a fin de año vence la suspensión del IVA.

Todo esto sin contar con los vencimientos programados del pago de la deuda contraída que comienzan el año próximo, más que pesada, pesadísima herencia de los exitosos potentados.

La transición impone verificar área por área el deterioro integral sufrido por la sociedad argentina, cuyas cifras alarmantes no exponen la tragedia humana que esconden los números. Llegar al último mes del año con un 40% de personas pobres, casi 18 millones localizadas territorialmente, obliga a extremar los escasos recursos provenientes de la Nación, las provincias y por último los municipios que tienen la tarea de enfrentarse cara a cara con las personas reales y sus carencias. Volver a colocar las correas de transmisión de la solidaridad destruidas durante estos cuatro años.

Desmontar el edificio crematístico montado por los plutócratas adoradores del dios dinero, significará volver a la estructura de años anteriores, volver a instalar un ministerio de Trabajo, otro de Educación y Salud, como la promesa de un ministerio de la Mujer y dejar de lado aquellas secretarías y subsecretarías de promoción del uso de bicicleta. No porque se esté en contra de políticas sanas e descontaminantes, sino porque hay que volver a recrear el país destruido con instituciones acorde con la tarea a emprender.

También en esta transición comienza a diluirse la tregua de las medidas de emergencia que adoptó Mauricio Macri cual manotazos de ahogado, cuya improvisación las hizo fracasar no bien se conocieron, como los “precios cuidados” que se descuidaron, como también los precios de combustibles y tarifas que se erosionaron al poco tiempo. Incluso antes de la elecciones.

La ingobernabilidad reinante es palpable, el ejército en retirada que mencionábamos en columnas anteriores, frente a las bajas producidas, impone un nuevo horizonte, comenzando por el Comandante en Jefe de la tropa, cuyo futuro inmediato incluye desde los procesamiento de las causas pendientes que podrían tomar un giro drástico, hasta – como difunden algunos medios – volver al lugar desde donde no debería haber salido jamás, presentarse a la presidencia del club de sus amores, Boca Juniors.

Lo concreto es que el Frente de Todos ganó. Fue una lucha entre David y Goliat. Un David anónimo, invisible que fue creciendo desde el sábado 18 de mayo – fecha emblemática que da comienzo a la otrora semana que termina el 25, dando nacimiento al Primer gobierno patrio de 1810 – día en que Cristina Fernández comunicó la fórmula, anunciando como presidente a Alberto Fernández y ella como vice, noticia que nos dejó mudos a todos, propios y ajenos. Sin recursos y con todo el gigantesco aparato mediático en contra, hasta corroborar el resultado de las PASO, este 27 de octubre.

Algo que comenzó con la presentación de su obra: Sinceramente, en la Feria del Libro de Buenos Aires, el 5 del mismo mes, realizada en el predio ferial de la Sociedad Rural, cuyo record de ventas, lo impusieron como un fenómeno editorial con más 370 mil ejemplares vendidos.

A partir de allí comenzó la ingeniosa articulación de ideas, dirigentes, intelectuales y partidos que convocaron al movimiento Nacional y Popular mayoritariamente peronista que estaba en ciernes, a la espera de la voz de ¡aura!

Epopeya que desde el extremo Sur, retoma que –como exhortaba Mario Benedetti y cantaba Serrat- el Sur también existe y, puede retomar el camino de los gobiernos progresistas de la década pasada. Sobre todo, teniendo en cuenta lo que está sucediendo en los países vecinos, con las multitudinarias e insaciables manifestaciones de Chile y las defensivas de Bolivia, la segunda vuelta en Uruguay y los exabruptos de Bolsonaro, en un Brasil que sigue a la espera de la liberación de Lula.

1 comentario:

Victoria dijo...

ASI ES ....MACRI GANO POR UN DOS POR CIENTO...ALBERTO CON UN OCHO HASTA AHORA ...DESPUES DEL RECUENTO DEFINITIVO VEREMOS...ABRAZO AMGO..QUE BUENO ES LEERTE....