sábado, 30 de marzo de 2024

Europa y la estupidez de la guerra

 Europa entera estalló en júbilo cuando se declaró la Primera Guerra Mundial en agosto de 1914. Conforme cada país emitía su declaración de guerra, que era resultado de una mezcla generalizada de patrioterismo, xenofobia y un sentimiento de unidad nacional frente a lo que se consideraba que era una amenaza exterior en cada país, la euforia se generalizaba.

Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica

Tal fue el ambiente que se vivió en esa ocasión que hasta tiene un nombre, el espíritu de 1914, y el júbilo popular fue tal que los ejércitos no estaban preparados para recibir en sus filas a todos los voluntarios que quisieron alistarse y proporcionarles vestuario y armas. Por su parte, las clases dominantes descubrían también que el descontento social y las rivalidades políticas desaparecían ante el bélico nacionalismo exacerbado. La oposición a esa euforia guerrera se consideraba un síntoma de poco patriotismo. 
 
Se pensaba que sería una guerra breve y sencilla, y nadie se imaginó que se transformaría en una guerra de posiciones de cuatro años en la que por primera vez se utilizaron armas químicas. En 1918, cuando por fin terminó, 16 millones de personas habían muerto.
 
Como se repite continuamente, casi como una frase trillada, los pueblos que no aprenden de su historia son unos estúpidos, aserto solo atemperado por la idea según la cual el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
 
Todo esto viene a cuento porque en Europa, ese lugar al que el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, llama el “jardín del mundo”, los tambores de guerra suenan de nuevo cada vez más fuerte, a tal punto que pareciera que distintas altas autoridades de la UE están tratando de acostumbrar a sus ciudadanos a que un enfrentamiento con Rusia es prácticamente inevitable.
 
El primero que traspasó la línea roja en este sentido, al mencionar la posible participación de la OTAN en el conflicto ucraniano, fue el presidente de Francia Emanuel Macron, quien el 26 de febrero pasado dijo que no descartaba el envío de soldados de la alianza a Ucrania. Como todos saben, los países de la UE son, junto a Estados Unidos, lo sostenes del bando ucraniano, pero todavía guardan, hasta ahora, las formas mínimas que posibilitan que no se hable aún de un enfrentamiento abierto entre Rusia y la OTAN. Las declaraciones de Macron rompen con esa formalidad y abre las puertas al armagedón nuclear, como inmediatamente lo dejó claro Moscú al responderle. 
 
Por su parte, apenas dos días después, el 28 de febrero, la presidenta de la Comunidad Europea, la alemana Ursula von der Leyen, dejó claro que consideraba que la guerra en Europa no era un imposible, llamó a los europeos a estar preparados y, como obras son amores y no buenas intenciones, inmediatamente pidió un informe sobre la preparación de la defensa civil en caso de guerra en territorio europeo, y llamó a los países miembros a impulsar la industria de defensa con un plan común de rearme. 
 
El diario El País dice al respecto: “más munición, más producción de armamento, mayor inversión y coordinación en capacidades de defensa. Europa se pone en pie de guerra. Los Estados miembros de la UE incrementan su gasto en el sector y el club comunitario, que se fundó hace décadas como un proyecto dirigido a mantener la paz entre sus socios sin una dimensión militar, metamorfosea ahora hacia un modelo con un fuerte foco en defensa para protegerse de amenazas externas en tiempos convulsos.”
 
No faltarán quienes considerarán que ante el maléfico Putin no queda más que armarse hasta los dientes, sacar pecho y decir bravuconadas para detener su avance sobre Europa y, como en 1914, azuzarán exacerbando el chovinismo y las veleidades de gran potencia que, en última instancia, lo que tienen detrás son los intereses de la gran industria armamentística, que es uno de los ejes principales que permiten en la actualidad que el carro capitalista siga marchando. 
 
Como ya lo dejó claro la ex canciller alemana Ángela Merkel, Rusia fue engañada haciéndole creer que se había llegado a una entente con respecto a Ucrania, mientras a sus espaldas se hacían los preparativos para la guerra. Esa fue ya una estupidez mayúscula que llevó a esa guerra infame que se está desarrollando en el territorio de ese país, y que ya ha costado miles de vidas y pérdidas materiales inconmensurables.
 
Ojalá aprendan algo de la historia y no cometan otra estupidez. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta guerra Rusia-Ucrania, no la puede ganar Ucrania tal vez será una guerra de desgaste: 5 años, 29 años. Etc. Se pudo evitar cuando Rusia pidió entrar a la OTAN y se lo impidieron estadounidenses y europeos.