El presidente Javier Milei, en los meses que lleva de gestión, ha destruido la actividad económica en general y ha mandado al país a una recesión impensada, con miles de trabajadores en la calle y jubilados muriéndose de hambre.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina
La ardiente fantasía que ronda la cabeza del primer magistrado en su afán mesiánico de recuperar el rol originario del capitalismo salvaje, lo lleva a mirarse una y otra vez en el espejo de la historia. Allí, como en las aguas donde Narciso se reflejó bello como nadie, él confunde su melena y patillas pelirrojas, con otras más azabaches y salvajes del caudillo riojano que gobernó los noventa.
Entonces, en esos arrebatos actorales que lo hicieron famoso en las tablas porteñas, recrea en su mente la entrevista que tuvo con Carlos Saúl Menem en su casa de Buenos Aires a las 7 de la tarde de un viernes lluvioso de agosto de 2019.
El libertario quería conocer a su admirado expresidente, estrechar su mano, mirarlo a los ojos. Fue por un café protocolar de media hora con el entonces senador. No quería importunar al anciano de 89 años, acosado por los achaques propios de la vejez. Lo presentó su sobrino, Martín Menem. El encuentro duró tres horas. El senador, afable y expansivo, les ofreció una picada con exquisiteces árabes. Milei, entusiasmado le preguntó por los grandes hitos de su presidencia, una década en dos mandatos, por sus primeros meses de gobierno, las desregulaciones, las consecuencias del llamado “Efecto tequila”.
Menem retribuyó el interés con elogios y una sentencia: Vos tenés talento y vas a ser presidente de la Nación – le dijo, y más tarde repitió la frase con una leve variación: Vos tenés talento. Yo tuve intuición.
Milei incómodo, respondió que no le gustaba la política. A lo que Menem profetizó, ya te va a gustar.[1]
Seguramente, el libertario más que nadie habrá ahondado en los universos paralelos que comparten sus vidas transformadoras de las vidas de millones de argentinos de antes y de ahora.
La caída del Muro de Berlín, el fin de la historia y la expansión del capitalismo a nivel global, serán para él como la pandemia de Covid19 y el fortalecimiento y concentración de un capitalismo feroz, donde uno de sus admirados, Elon Musk, se ha hecho imprescindible en su existencia.
Carlos Menem, subió engañando a la masa peronista que lo votó con aquello de la “revolución productiva y el salariazo” de la mano del grupo Bunge y Born, que le prometió un alivio de 3.200 millones de dólares al comenzar su gobierno, anticipado por el fracaso de Raúl Alfonsín. Pero aquel apoyo sólo quedó en promesas.
La ayuda, si se le puede decir ayuda a la luz de lo ocurrido una década más tarde, vino del imperio, entonces gobernado por George Bush, padre y de la aceptación del decálogo del Consenso de Washington.
Lo demás es historia conocida. La crisis del 2001, dejó al país devastado con el 62% de la población bajo la línea de pobreza y una sensación de desintegración impensada, como un descrédito de la política, similar a la que sepultó al gobierno de Alberto Fernández.
El libertario, cuando celebró el resultado de las elecciones, se juntó con Mauricio Macri en su quinta de Acasusso. Allí el ingeniero impuso sus condiciones y una vez asumido el gobierno, puso a la fórmula presidencial del PRO, Bullrich, Petri, como ministros y de paso, se aseguró el manejo de la economía, colocando a Luis Toto Caputo, el hombre de las grandes ligas, fiel y fugador de capitales si los hay.
Como los Bunge y Born en aquel momento, el ingeniero ex presidente, esquiva ahora el diálogo con su díscolo socio, y su espacio político es un ruedo de reyertas, sobre todo a la hora de negociar la aprobación de la Ley bases en el Senado, donde el libertario hace agua por tener minoría en la cámara.
En los noventa, Carlos Menem pacta con Álvaro Alsogaray, el ex ministro de Economía de la revolución libertadora y representante de la derecha en los ochenta, y coloca en el gobierno a Adelina Viola y su hija, la ingeniera María Julia Alsogaray, quien estará al frente de ENTEL, el primer organismo privatizado. Además, María Julia se jactaba de ser amiga íntima del presidente, en un momento en que todo era farándula, pizza y champán.
El original Milei, como su admirado Menem, pacta con la derecha representada en este nuevo siglo por Mauricio Macri, empresario beneficiado por el ministerio público con sede en Comodoro Py.
Carlos Menem logra el Pacto de Olivos con Alfonsín, modifica la Constitución en 1994 y logra la reelección. Pero, además, modifica la Suprema Corte de Justicia, la que a partir de entonces será un apéndice del ejecutivo de turno. Baste recordar las primeras medidas de Mauricio Macri, nombrando por DNU a dos miembros de la Suprema.
Cualquier desprevenido o milenium puede desconocer estos datos, pero de ningún modo escapa a la repetición de sucesos nefastos en la historia reciente del país y la vuelta a las mismas pésimas políticas desreguladoras que privilegiaron al mercado, concentrando los recursos nacionales en pocas manos.
Hay un ingrediente menemista que sobrevuela el avance libertario con una exquisita cuota de perversión, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, sobrino del ex presidente e hijo de Eduardo Menem. En la actualidad, le toca a él hacer los manejos turbios en ámbito legislativo, como hacer la vista gorda en el cambio de texto de la Ley bases, entre lo aprobado y lo enviado a Senadores. Si pasa, pasa…
Menem con la alineación a los Estados Unidos y su ilusión de ingresar al primer mundo, logrando inclusive que los ciudadanos argentinos ingresaran al país del norte sin tramitar visa obligatoria, aceleró en su primer mandato el modelo de acumulación de capital de la dictadura militar, interrumpido por la gestión de Raúl Alfonsín que no pudo satisfacer los reclamos de los trabajadores ni a los grandes inversores, dado que los grupos económicos que respaldaron la dictadura dominaban la política económica. El gobierno radical se cayó por su propio peso.
El presidente JM, en los meses que lleva de gestión, ha destruido la actividad económica en general y ha mandado al país a una recesión impensada, con miles de trabajadores en la calle y jubilados muriéndose de hambre. Con la excusa de que no hay plata, los comedores comunitarios no tienen recursos para un plato diario de comida.
En ese contexto de terror, JM sale del país para erigirse en salvador del capitalismo más feroz, donde los héroes del momento son los empresarios sin escrúpulos que deben recuperar el mundo previo a la Revolución francesa; en esa cruzada histórica, donde su laboratorio es la Argentina colonial proveedora de materias primas, su batalla está en los foros de discusión donde haya que plantear la aniquilación del Estado y la extinción del comunismo. No en la tierra que lo vio nacer. Cuestión que deberá exponer en su próximo viaje a España invitado por Santiago Abascal, el líder de Vox.
El discurso dado por JM en el Instituto Milken exaltando ante los grandes inversores convocados, como los héroes del capitalismo, exhortándolos como en un mantra hecho credo, “si creen como yo, en las bondades de la libre empresa”, etc., etc., etc.
Una ley de la selva que ya instaló en Argentina, como querer llevar a todas las jubilaciones al nivel de la mínima, dado que el ajuste mensual estará ligado al índice de inflación mensual y éste, dada la drástica caída del consumo se ubica en un dígito, cercano al 10% para abril. Cuestión fundamental de discusión en la Ley bases que debe debatir el Senado.
Otro tema sumamente a discutir es el RIGI, el Régimen de Ingreso de Grandes Inversores. Un régimen que libera en tres años de erogar cualquier tributo al Estado nacional en las industrias extractivas. Petróleo, gas, litio y energía pasarán a manos extranjeras y no dejarán ningún peso en el país.
Todo este cúmulo de medidas contra la población del país llevó a la CGT y las dos CTA a declarar un paro general este jueves 9 de mayo. Un paro total en el que no hubo transporte de colectivos, trenes ni subterráneos para seis millones de habitantes del conurbano bonaerense ni la CABA. También se suspendieron 700 vuelos nacionales e internacionales de los aeropuertos del interior del país y el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires.
Ante el tremendo rechazo de los trabajadores a las medidas económicas, el presidente JM, como si viera un partido desde la tribuna, salió en las redes con una camiseta con la lectura “Yo no paro”. Su cabeza evidentemente, funciona en otra galaxia, al igual que la de sus colaboradores más estrechos. El vocero presidencial que menosprecia el contundente para nacional o, la designación de la diputada Lilia Lemoine – novia del presidente – como secretaria de la Comisión de Ciencia tecnología e innovación productiva de la cámara baja. La decisión causó sorpresa, por decirlo de un modo liviano y suave entre quienes conocen su forma de pensar. La legisladora es una ferviente adherente del terraplanismo, ha difundido teorías conspirativas sobre el coronavirus y hasta ha planteado sus dudas sobre la llegada del hombre a la luna; algo que al menos no tuvo en cuenta, los votos de devoción al imperio de su pareja. Pero bueno… esto es más del sainete libertario que se cae a pedazos minuto a minuto.
Por sus actos, más que por sus palabras, JM no es argentino, ni merece serlo. Responde a todo lo contrario a nuestra identidad y pertenencia cultural.
Por su desprecio a la población y su falta de sensibilidad como gobernante, se erige como un ser despreciable, abyecto, en el estricto sentido del término. Término que, por grave que sea, no causa el mismo efecto que las mínimas acciones suyas que, con un gesto o firma, deja a millones de personas en la calle.
Enemigo público, como él mismo ha designado al dirigente de la CGT, Pablo Moyano, tiene – como se viene advirtiendo en muchos espacios, incluidos los organismos la Cepal o el mismo, FMI – los días contados por la falta pericia en la gestión. Definición que para los argentinos de a pie, significa, no va más.
Como manifestamos semana a semana en este prestigioso espacio, estamos pendientes de lo que sucede día a día, porque el pueblo argentino no merece este horroroso castigo y mucho menos estos gobernantes.
[1] Martin Sivak, El menemismo vuelve por la revancha bajo el ala de Milei, El país, 24 de diciembre de 2023.
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