La violencia siempre es violenta. Es violenta la provocación porque es un camino sin retorno. Siempre se sabe cómo se inicia, pero jamás cómo termina. La mayoría de las veces, es catastrófica; muestra el lado más perverso y cruel de la humanidad.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina
La agresión es un ingrediente elemental en los discursos de los líderes emergentes. Las nuevas ultraderechas lo han legitimado y con ello, enardecen a sus seguidores, confrontando permanentemente con quienes piensan distinto, no importa el ámbito ni la situación a debatir. Todo se transforma en un escenario de violencia que, como decimos, los funcionarios pretenden transformar en conspiraciones o puebladas a las que hay que aplastar, como ocurría en las épocas de las dictaduras militares del siglo pasado.
Una nostalgia represora que inunda los mensajes de los principales miembros del gobierno, comenzando por el primer mandatario argentino, que provocan la mínima resistencia para lanzar la represión. Se han preparado para ello, estableciendo un andamiaje jurídico que libera a las Fuerzas de Seguridad en el “restablecimiento del orden y la seguridad de la libre circulación”.
Sorprendiendo en cada reportaje que le hacen al presidente Javier Milei, entrevistado por el periodista Antonio Laje, de la Nación+, el mandatario no tuvo empacho en decir que la gente, a través de las políticas llevadas a cabo en estos diez meses, con la baja de la inflación, la gente es 50% más rica que en diciembre. Dato que no se condice con la realidad de millones de argentinos que no les alcanza para comer. Tampoco condice con la realidad universitaria, su declaración que la universidad pública sólo les sirve a los hijos de los ricos, negando la opinión de cientos de miles de estudiantes que estos días han tomado las casas de estudio y han seguido recibiendo clases en los pasillos, los patios y el exterior de los edificios de las facultades; muchos de ellos primera generación de universitarios, cuyos padres obreros, apenas lograron una educación primaria o secundaria. Movilización colectiva que ha puesto de manifiesto la dependencia de la sociedad argentina en diversos campos de la ciencia y de la técnica, salud, puesto que los grandes hospitales son parte integrantes de la formación profesional universitaria, como también en las múltiples ramas del arte.
Por falta de apoyo oficial, Argentina por primera vez en lo que va del nuevo siglo, no participa de la Feria del Libro de Frankfurt, donde se concentran los editores de muchos países. La cultura nacional, no significa nada para los libertarios.
En el aniversario número 79 del Día de la Lealtad, la vice presidenta Victoria Villarruel, aprovechó para inaugurar un busto de la ex presidente María Estela Martínez de Perón en el Senado; previo a esto, la semana pasada, luego de entrevistarse en Roma con el Papa Francisco, hizo una pasadita por Madrid y de entrevistó con ella, siendo que con su gobierno había comenzado la represión a través de la Triple A. En algo coincidía con ella, como también en reconocer que fue la única que soportó la reclusión por parte de las FFAA, una vez producido el golpe de 1976.
Victoria Villarruel sabe muy bien que esto impacta en las FFAA y, sobre todo, se distancia del presidente, rumbo a las elecciones del año próximo.
Hoy viernes, finalizó el Coloquio de IDEA número 60 realizado en la ciudad de Mar del Plata, denominado “Si no es ahora, cuándo”. Allí estuvieron el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, de Modernización y Desregulación del Estado, Federico Sturzenneger, cerrando a la tarde el presidente, Javier Milei. El título pone de manifiesto el alineamiento ideológico exigido por el gobierno libertario que impide un pensamiento diferente.
Sin embargo, puertas afuera, miles de estudiantes se movilizaron para manifestarse en contra del gobierno y exigirle un mayor financiamiento en las universidades argentinas, acampando en las proximidades del hotel donde se realiza el encuentro.
Milei cultiva el pensamiento único y sus ministros en todo momento destacan la desregulación y la destrucción del aparato estatal para que las grandes empresas hagan de las suyas. Para ello, la mayoría de los datos que exponen son falsos y van un poco a contramano de lo que ocurre en el mundo. Para ello utilizan la violencia en sus alegatos, como también muestran los dientes de una represión similar a la utilizada por las dictaduras del siglo pasado, siendo uno de los mayores articuladores y “dialoguista” del equipo de gobierno, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, nacido en 1950 e hijo del vicealmirante Raúl J. Francos, oficial comprometido con el movimiento cívico-militar que dio origen al golpe de Estado autodenominado Revolución Libertadora de 1955, que derrotó al presidente constitucional, Juan Domingo Perón, siendo comandante interino del crucero 9 de julio que bombardeó los depósitos de petróleo de Mar del Plata el 18 de septiembre y, fue Director de la Escuela Naval Militar desde 1963 a 1968. En ese año y hasta 1974, Guillermo estudió en la Universidad del Salvador, recibiéndose de abogado, especializado en derecho marítimo; a la vez era presidente del Centro de Estudiantes de la universidad, en agrupaciones de centro-derecha.
Durante los gobiernos de facto de Roberto Marcelo Levingston y Alejandro Agustín Lanusse, entre 1970 y 1973, se desempeñó como secretario privado del Ministerio de Justicia. Luego trabajó como abogado del Departamento de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Justicia en la presidencia de María Estela Martínez de Perón entre 1974 y 1976. y entre 1976 y 1985, entre los gobiernos de Jorge Rafael Videla y Raúl Alfonsín, como Director del Instituto Nacional de Crédito Educativo. En política, cuando Francos contaba con 23 años, en 1973, colaboró con la campaña presidencial de Francisco Manrique, antiguo oficial de la Marina, en el Partido Federal.
En 1982, cuando se inicia el proceso democrático, se afilia al Partido Federal de Manrique, siendo elegido concejal de la Capital Fedeeral entre 1985 y 1989.
En las elecciones legislativas de 1987, Francos fue candidato a diputado nacional por la Unión Cívica Radical; en 1988, luego de la muerte de Manrique, Francos asumió la presidencia del Partido Federal. En 1989, apoyó la candidatura presidencial del radical Eduardo Angeloz y la candidatura de Fernando de la Rúa para senador nacional por la Capital Federal. En las mismas elecciones, Francos fue reelecto como concejal por la Capital Federal con mandato hasta 1995. En este mismo año, Francos y el Partido Federal apoyaron la candidatura de Carlos Menem y en las elecciones legislaativas de ese mismo año, se presentó como candidato a diputado nacional y senador nacional, pero no fue electo en ninguno de los dos cargos. En 1996, fue candidato a vicejefe de Gobierno en las elecciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, acompañando a Gustavo Beliz, sacando el 13% de los votos. En 1997, acompañó a Domingo Cavallo en la fundación del Partido Acción por la República, luego que Cavallo abandonara el gobierno de Carlos Menem. Francos fue elegido diputado nacional en 1997, presidiendo el bloque de diputados de Acción por la República AR.
En el año 2000 se alejó de la política por “cansancio moral” y, posteriormente ha sido ejecutivo de grandes empresas comerciales y bancarias, llegando a ser representante de Argentina en el BID designado por Alberto Fernández por recomendación de Santiago Beliz, hasta su renuncia en 2023 para unirse a la campaña de Milei.
Aunque extenso el relato de su florida trayectoria, no deja de ser ilustrativa de que nunca salió del “gorilismo” y sus pretensiones golpistas que trae en la sangre, desde la cuna. Elemento aprovechado ahora esta nueva irrupción de violencia que manifiestan todos los funcionarios y militantes de La Libertad Avanza.
En contrapartida, los miles de jóvenes, trabajadores y jubilados que salen a las calles, tienen presente que deben mantenerse calmos y unidos, imperturbables a insultos y agresiones, porque es la única manera de frenar a los violentos. La alegría y la ternura los desestabiliza porque no pueden canalizar su odio destructor.
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