sábado, 19 de octubre de 2024

Movimientos en la tormenta

 A pesar de la tremenda tormenta que el sistema lanzó sobre la humanidad y en particular contra los sectores populares, en la que confluyen las más diversas guerras con el caos climático, numerosos movimientos de los pueblos siguen construyendo sus mundos en resistencia, por lo que conocemos en América Latina.

Raúl Zibechi / LA JORNADA

Las organizaciones y movimientos que trabajan de manera autónoma se están movilizando con mayor contundencia para afrontar la situación de violencia y desplazamientos que se viven en los territorios de abajo. No es casualidad, porque se trata de aquellos colectivos que se mantienen al margen de las convocatorias electorales y han trazado agendas propias, o sea autónomas, rehuyendo los tiempos del sistema y de la élite política.
 
A pesar de la tremenda tormenta que el sistema lanzó sobre la humanidad y en particular contra los sectores populares, en la que confluyen las más diversas guerras con el caos climático, numerosos movimientos de los pueblos siguen construyendo sus mundos en resistencia, por lo que conocemos en América Latina.
 
Las organizaciones y movimientos que trabajan de manera autónoma se están movilizando con mayor contundencia para afrontar la situación de violencia y desplazamientos que se viven en los territorios de abajo. No es casualidad, porque se trata de aquellos colectivos que se mantienen al margen de las convocatorias electorales y han trazado agendas propias, o sea autónomas, rehuyendo los tiempos del sistema y de la élite política.
 
En el Cauca colombiano, pese a la permanente violencia de grupos armados contra las comunidades nasa, las autoridades ancestrales organizaron el sexto Encuentro de Juegos Ancestrales en el marco del sistema educativo propio. Destacaron las artes en trompo de fuete, arco y flecha, equilibrio y futbol mixto. Además, practicaron carreras de velocidad y de fondo en caminos ancestrales, lanzamiento de lanza, zancos y aro con horqueta, entre otras actividades.
 
Los gobiernos territoriales autónomos en la Amazonia norte de Perú siguen movilizados contra el despojo y la violencia. La Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), que agrupa a casi 2 mil 500 comunidades, y el gobierno awajún, se están enfrentando al gobierno que, a través del servicio de áreas protegidas, pretende imponerles una “reserva comunal”, que para ellos es una “estatización camuflada” que busca “fragmentar el territorio ancestral awajún y titularlo a nombre del Estado” para desbaratar su autonomía (aidesep.org.pe).
 
El pueblo garífuna de Honduras está cerca de finalizar la construcción del Centro de Saberes del Pueblo Garífuna, en la comunidad Vallecito, pese a la violencia contra las organizaciones indígenas y negra, COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras) y OFRANEH (Organización Fraternal Negra de Honduras), cuyos miembros siguen siendo perseguidos y asesinados, como sucedió con Juan López, defensor de los bienes comunes caído el 14 de setiembre.
 
Hay muchísimo más. Como la permanente resistencia guaraní y kaiowá en sus territorios recuperados (retomados) en Mato Grosso do Sul, donde enfrentan a hacendados armados y a la policía militar, ante la pasividad del gobierno de Lula, que prefiere no demarcar las tierras indígenas y opta por indemnizar a los hacendados.
 
Lo cierto es que amplios sectores de los pueblos originarios, negros, campesinos y a veces periferias urbanas, siguen en pie, resisten la guerra de arriba y van construyendo sus mundos, desde la autonomía alimentaria hasta la educación propia. No se rinden en medio de las violencias que ha lanzado el sistema contra los pueblos. Tienen claro que la ofensiva de arriba va a durar mucho tiempo, y están preparados para seguir caminando.
 
El comunero mapuche Héctor Llaitul, condenado a 23 años de cárcel, realizó una huelga de hambre de 87 días en señal de protesta luego de solicitar su traslado al módulo de comuneros mapuche en la cárcel de Temuco.

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