Hay una fantasía en la mente de cada gobernante que asume el gobierno nacional, en la que sueña con eternizar el acotado espacio de tiempo que le toca ocupar el sillón de Rivadavia…
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina
Según el Decreto oficial 2/2025 emitido por el gobierno de Javier Milei, a partir del primer día de este año, toda la documentación oficial llevará la leyenda alusiva, “Año de la Reconstrucción de la Nación Argentina” con el objetivo de visibilizar las acciones emprendidas bajo este marco, “gracias al esfuerzo de cada uno de nuestros conciudadanos, hemos comenzado a recuperar las condiciones necesarias para emprender el camino hacia la prosperidad”, afirma el documento oficial; afirmación optimista que es cuestionada por economistas y analistas, quienes opinan que el éxito dependerá de múltiples factores internos y externos imprevisibles.
Hay una fantasía en la mente de cada gobernante que asume el gobierno nacional, en la que sueña con eternizar el acotado espacio de tiempo que le toca ocupar el sillón de Rivadavia, a la sazón, primer presidente de la República Argentina. Todos sufren de atazogorofobia, miedo irracional y enfermizo a ser olvidado, razón que los lleva “reconstruir el país”, luego de las destrucción que le asignan a los gobiernos anteriores a su gestión, como en este caso o a refundar, como lo han hecho muchos en el pasado, situación que una estudiosa atinadamente, le ha llamado el “síndrome de la refundación”[1].
Es importante destacar que no se trata de un síntoma sino un conjunto de ellos, puesto que el poder en una persona actúa como una droga que extrae lo mejor o peor de ella. Séneca sabía mucho de ello mientras instruía al que luego sería el emperador Nerón. Sin embargo, no pudo prever lo que sucedería con el hombre que se transformó en amo del mundo a los 17 años, mucho menos su triste final a los 31 años.
Saltando más de dos milenios y ubicándonos en las pampas chatas australes, desde comienzos del siglo XX, gobiernos democráticos y dictaduras militares, siempre pensaron que encarnaban con su paso, una nueva era. Unos rompiendo con el pasado y otros inaugurando un futuro único y promisorio. Todos se quedaron el camino...
Los constructores de la Argentina moderna en el siglo XIX, escribieron su versión de la historia oficial que luego fue divulgada en las escuelas públicas. Las generaciones decimonónicas del 37 y del 80 coincidieron en el mandato de civilización y barbarie arrasando con la sociedad criolla, heredera de la Colonia española.
El libre comercio y el imperio de la reina Victoria fueron los ideales a perseguir por la oligarquía pampeana desde el surgimiento del modelo agroexportador a partir de 1860. El orden conservador imperante por más de medio siglo se derrumba en la segunda década del siglo XX dando paso al primer gobierno democrático con Hipólito Yrigoyen en 1916. El comienzo de la Gran Guerra arrasó con las expectativas de los exportadores y comenzó una recesión que afectó a todas las economías regionales; las empresas ferroviarias extranjeras que explotaban las líneas en territorio argentino, obligaron a sus empleados que fueran a pelear en territorio europeo, grandes huelgas obreras se opusieron a tal medida extrema.
El Tratado de Versalles y la frustrada creación de la Liga de las naciones en 1918, fueron la antesala del fascismo italiano y el nacional socialismo alemán e incubaron la Segunda Guerra mundial; no contentos con los millones de muertos causados por el primer conflicto, la influenza o gripe española, pandemia que tomó ese nombre justamente porque España no participó de la Gran guerra, se llevó otros tantos millones de habitantes del viejo y nuevo mundo.
La década de los locos veinte del siglo pasado fueron el escape de tantas tragedias, pero el entusiasmo duró unos pocos años, el crack de 1929 fue la antesala de la gran depresión que se extendió a todos los rincones del mundo en la década siguiente.
La oligarquía argentina medrosa porque Inglaterra no iba a comprarle más granos y carnes, azuzó a los militares; “la hora de la espada, había llegado” según la declaración del célebre escritor, Leopoldo Lugones. El 6 de septiembre de 1930, dieron el primer golpe del siglo pasado, inaugurando la década infame y otros golpes en el futuro cercano.
El revisionismo historiográfico derrumbaría héroes y los sepultaría en tumbas que luego serían exhumadas periódicamente. La secuencia histórica de gobiernos buenos y malos siempre estuvo presente, como en toda sociedad.
Finalizada la Segunda Guerra mundial y la división del mundo entre el capitalismo occidental y el oriente comunista, agrupó al resto de los países dentro de ese escenario sospechoso que se denominó “Guerra fría”.
La Argentina de Perón intentó imponer una tercera posición que muy pronto abortaría... situados al sur del patio trasero, fue difícil eludir la férula imperial norteamericana, al punto que su aliado, el Primer Ministro británico Winston Churchill, se alegró de sobremanera cuando cayó Perón en 1955.
Al menos, en esos años de reconstrucción de Europa, el primer peronismo realizó la mayor obra pública de la historia del país; se incorporó el voto femenino y reformó la Constitución en 1949, consagrando el decálogo de los derechos del trabajador en el artículo 37; los obreros a partir de entonces, serían la columna vertebral del movimiento.
Muerta Eva Perón en 1951, esposa del presidente, los trabajadores perdieron a su abanderada y el viudo tras la tragedia perdió el rumbo, ocasión que aprovechó la Iglesia, la sociedad civil, la oligarquía y los militares y derrocaron su segundo gobierno el 16 de septiembre de 1955, bombardeando la plaza de Mayo con la intensión de eliminar al presidente en la denominada “Revolución Libertadora”.
Se vino la noche para la mayoría trabajadora, se persiguió a los dirigentes peronistas y se repuso la Constitución liberal de 1853/60, se adhirió al Fondo Monetario Internacional en los primeros meses de 1956, y se llamó a Convención Constituyente en Santa Fé al año siguiente, donde se incorporaron los derechos sociales de la Reforma de 1949 en el artículo 14 Bis. Finalmente, se llamó a elecciones en febrero de 1958, donde ganó Arturo Frondizi de la Unión Cívica Radical Intransigente que tuvo el favor de los votos del peronismo proscripto.
Tres años duró Frondizi en el poder y fue derrocado nuevamente por haberse entrevistado con Ernesto Che Guevara en Uruguay, siendo ministro de la flamante Revolución Cubana. Azules y Colorados pugnaban por la conducción del Ejército, colocando en el Ejecutivo a José María Guido, presidente provisional del Senado, gobierno de transición que fue sucedido por el radical Arturo Humberto Illia en 1963, quien impuso las convenciones colectivas de trabajo, mecanismo de discusión de los salarios de los trabajadores con la patronal. Blanco de los medios de comunicación por la lentitud que caracterizaba al presidente, fue derrocado por el General Juan Carlos Onganía, en julio de 1966, iniciando el período denominado la Revolución Argentina, en momentos en los que EEUU intentaban eliminar los resabios de la Revolución Cubana en Sudamérica.
La fallida teoría foquista de Ernesto Che Guevara lo llevó a caer prisionero en Las Higueras en Bolivia con su pequeño grupo guerrillero y fue fusilado el 9 de octubre de 1967.
El General del labio leporino, Juan Carlos Onganía, pensó que un momento fundacional de la República había llegado; acompañado del grupo católico “De colores”, le inspiraron como otros tantos dictadores, que él tenía una misión divina a llevar adelante; ilusión que, como la de tantos otros también, muy pronto se vino abajo.
Mientras tanto, el hartazgo de los estudiantes y obreros ante las políticas económicas restrictivas de Adalbert Krieger Vasena, produce El Cordobazo de la mano del dirigente de izquierda, Agustín Tosco y otros sindicalistas peronistas; conflicto al que le seguirán otros en los meses venideros, haciendo que asuma el verdadero caudillo del Ejército de entonces, el General Alejandro Agustín Lanusse, quien será el encargado de llamar a elecciones en 1973, aunque unos meses antes, retorna del exilio Juan Domingo Perón luego de 18 años de ausencia. Su arribo produce la matanza de Ezeiza, donde dirigentes de la derecha peronista emboscan a cientos de miles de simpatizantes que quieren darle la bienvenida a su líder. Una verdadera masacre que preanuncia lo que sucederá en los años venideros.
Lanusse desafía al viejo General que regresa del exilio, diciendo que “no le daba el cuero para volver” y propone que los candidatos a las próximas elecciones deberían haber residido en el país al menos dos años antes, lo que obliga a encabezar la fórmula del Frente Justicialista de Liberación FreJuLi a Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima, un viejo conservador popular, quienes llegan al poder el 25 de mayo de 1973, gobernando por 49 días, la denominada “primavera camporista”. Cámpora libera a los presos políticos de las cárceles del país en el primer día de su gobierno y, junto con ellos, escapan decenas de delincuentes comunes, hecho que genera una gran disconformidad entre la población.
Años de dictaduras ilusionaban a parte de la población con un futuro venturoso, donde las libertades y las garantías constitucionales fueran nuevamente, moneda corriente. El anciano General Perón, llama inmediatamente a elecciones para reemplazar a Cámpora, a través de la fórmula Perón - Perón, en la que fue secundado por su esposa, María Estela Martínez de Perón, más conocida como Isabelita.
El 1° de mayo de 1974, en la multitudinaria manifestación del Día de los trabajadores, el General Perón echa a los imberbes de la Plaza, miles de jóvenes izquierdistas que habían apoyado su regreso salen de la Plaza en una declaración abierta de repudio a la que se sumarán en los meses siguientes, decenas de atentados y actos terroristas. Nace la Alianza Anticomunista Argentina, más conocida como Triple A, un grupo parapolicial clandestino que sale a reprimir a los sospechados de ideas de izquierda. El viejo General muere el 1° de julio de 1974 y le sucede su viuda, quien responde al todo poderoso ministro José López Rega, “el brujo”. Los veintiún meses que transcurren desde el sepelio multitudinario de Perón hasta el golpe militar de 1976, son de una violencia y desorden llamativos, aunque nada comparado con lo que vendría después.
La Junta militar encabezada por Jorge Rafael Videla y el Proceso de Reorganización Nacional, serán devastadores. Una carnicería humana se extenderá por todo el territorio nacional, obligando al exilio a miles de ciudadanos que buscan refugio en el extranjero, mientras la población que queda será objeto de políticas de hambre impuestas por el todo poderoso ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz.
Se celebra el Campeonato Mundial de Fútbol en 1978, mientras miles de presos son torturados en los más de 200 centros clandestinos de detensión de todas las provincias. Ese mismo año entramos en conflicto con Chile por la soberanía de las islas Picton, Nueva y Lennox en el Canal de Beagle, la atinada intervención del Cardenal Antonio Samoré, enviado del Vaticano, detuvo a los soldados de ambos lados de la Cordillera de los Andes.
El desgaste de la dictadura había multiplicado por ocho la deuda externa dejada por el gobierno de Isabel Perón. Sin embargo, le fue confiado el gobierno al General Leopoldo Fortunato Galtieri, quien el 2 de abril de 1982, invadió Las islas Malvinas y tuvimos un conflicto que causó más de seiscientas muertes con el hundimiento del ARA General Belgrano, bombardeado en la zona de exclusión por la Primera Ministra británica, Margaret Tatcher, hoy admirada por el presidente libertario Javier Milei. El 14 de junio se rindieron las tropas argentinas, luego de sufrir hambre y pésima atención por parte de las autoridades militares. Galtieri fue reemplazado por el General Reynaldo Bignone, encargado de llamar a elecciones en 1983, cuestión que tuvo que resolverse llamando a los partidos políticos con personería jurídica otorgada previamente.
El radical Raúl Ricardo Alfonsín asume el 10 de diciembre de 1983, inaugurando la recuperada democracia. Sus anhelos democráticos se estrellaron contra la realidad que encontró; una elevadísima deuda externa y la presión de los grupos económicos fortalecidos por la dictadura, quienes concentraron la producción de bienes y servicios en doscientas empresas que se movían libremente, lejos del control gubernamental. Es más, se había estatizado la deuda privada y el pueblo tuvo que pagar la fiesta de los ricos. La Confederación General del Trabajo CGT le hizo 24 paros nacionales por salarios de hambre y los planes económicos del gobierno radical, Austral y Primavera se agotaron en pocos meses. Abatido por la hiperinflación en 1989, Alfonsín tuvo que entregar el gobierno el 25 de mayo de 1989 al peronista Carlos Menem. Año que coincidió con la Caída del Muro de Berlín desmembrándose la Unión Soviética emergiendo en Occidente un capitalismo triunfalista al que rápidamente adhiere Menem. Tres años de ensayo, hasta las privatizaciones y la ley de convertibilidad, un peso un dolar; época de farándula corrida, corrupción y atentados, cuya salida fue la Alianza y el estallido social de la crisis de diciembre de 2001. Cinco presidentes en una semana, luego el interregno con Eduardo Duhalde, hasta las elecciones de 2003. Del abismo a la pequeña luz de esperanza que vino desde el sur; los cuatro años de Néstor Kirchner fueron de crecimiento y salida del FMI. Luego vino el gobierno de su esposa, Cristina Fernández y la crisis del campo de 2008, que coincidió con la crisis internacional del mismo año.
El 30 de diciembre de 2024 falleció el polémico periodista Jorge Lanata luego de una larga enfermedad que lo tuvo alejado de los medios, muchos de ellos fueron parte de su creación como también de la famosa “Grieta”; según Horacio Verbitsky, “acordó con Héctor Magnetto ser el ariete del Grupo Clarín contra el kirchnerismo.”[2]
Su famoso programa Periodismo para todos PPT, emitido los domingos por la noche por Canal Trece desde 2012 a 2018, fue modelo de crítica mordaz a CFK, tuvo como estrella a la comediante e imitadora, Fátima Flórez quien salía parodiando a Cristina Fernández, la misma Fátima Flórez primera novia del actual presidente, Javier Milei. De allí que el presidente libertario se abstuviera en principio de comentar la muerte de Lanata, cuando la mayoría del periodismo partía las aguas entre admiradores y discípulos y reacios detractores, dado el giro copernicano que había dado Lanata en los últimos años, creador también del periodismo espectáculo. Fue fundamental en época de Macri y destructivo con Alberto Fernández, sobre todo por las medidas restrictivas impartidas durante la pandemia.
Las fechas patrióticas emblemáticas del 25 de mayo y el 9 de julio, primer gobierno patrio e Independencia de la corona española, han sido hitos utilizados por los diversos gobernantes como bisagras fundacionales. Lo más bizarro del año pasado fue firmar los Pactos de Mayo el 9 de julio.
Pero bueno... es probable que la misma lógica se haya empleado en la adopción del presente año como de “Reconstrucción de la Nación Argentina”, título pomposo que hace agua en las primeras semanas de este cuarto de siglo recién inaugurado, dada la pésima relación entre la vicepresidenta Victoria Villarruel y el presidente Javier Milei, como entre éste y Mauricio Macri. Quizás... ilusionado por la asunción a la presidencia de los EEUU de su admirado Donald Trump, haya supuesto una ayudita para reconstruir todo lo que arrasó en el primer año de su gobierno. Nadie en su sano juicio puede arriesgar qué sucederá en este 2025, por eso nos quedamos con la esperanza de las acostumbradas salutaciones amistosas de brindarnos paz y prosperidad.
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