La sensación es que no hay dinero o muy poco circulando. La capacidad de ahorro de la población se agotó el año pasado y al equipo de gobierno no le importa en absoluto.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina
Conforme lo acordado el viernes 11 de abril con el FMI, se ha roto el cepo cambiario y a partir de ahora habrá una flotación para el valor de la divisa norteamericana que va de los $ 1.000 a los $ 1.400, entre esos dos valores o bandas va a transcurrir la política económica argentina según lo informó el ministro Luis Toto Caputo y reafirmado por la presidencia de la Nación en cadena nacional esa misma noche.
Luego de las 22 horas, luego de hacer esperar al periodismo que estaba pendiente del anuncio, el doctor Javier Milei, (título académico apócrifo, auto otorgado y anunciado por el locutor oficial) y su gabinete en pleno, anunció el cese del cepo cambiario.
Con esa cara de nada que los caracteriza, sin ningún rasgo de humanidad en sus rostros de plástico y sentados en número de siete a cada lado del presidente, tal vez por el designio divino de las fuerzas del cielo o los consejos esotéricos del Jefe que todo lo ve y controla, incluso a través de las pantallas de los televisores de toda la audiencia, anunció una novedad tan vieja como el Fondo Monetario para alegría de las grandes transnacionales para las que trabaja y el gobierno trumpeano al que obedece ciegamente. En la seguridad de que la población se iría a dormir tranquila esa noche, no hizo referencia a la suba de la inflación 87 héroes que defendieron, la lenta agonía en que estuvimos sumidos durante quince años.
Vivir a dos bandas unidas por el mismo economista estrella, el jugador de las grandes ligas Toto Caputo, endeudador serial que consiguió el mayor préstamo del FMI para Mauricio Macri y ahora lo hace para Javier Milei, por eso el padre opina bien de su orgulloso hijo y finge enfrentamientos eleccionarios o protagonismos públicos, cuando están totalmente de acuerdo en los negocios comunes. Dos bandas delictivas amparadas por la justicia adicta que han sabido alinear, mientras el pueblo es el convidado de piedra.
En 2015, cuando en diciembre de 2015 asumió el poco locuaz ingeniero, me comprometí semana a semana a denunciar en este prestigioso espacio, lo que sabíamos que se avecinaba. Todo se fue cumpliendo desgraciadamente. Volvimos a caer en el Fondo luego de haber salido con Néstor Kirchner, el ingeniero no fue reelecto y nos sumamos a la esperanza que significó Alberto Fernández, quien de nuevo subordinó la política, poniendo un técnico de la economía a renegociar la enorme deuda dejada por Macri, pandemia mediante, sequía memorable y la guerra de Ucrania, un fracasado ministro de economía devenido candidato del Frente de Todos, dividió al electorado en tres tercios que luego en el balotaje sacaron el 55% de los votos, que pusieron a Milei en el gobierno. No lo podíamos creer. Del shock saltamos a la desesperación, mucho más cuando al asumir le dio la espalda al Congreso.
En lo personal, caí enfermo, me salvé raspando, mientras la demencia invadía las instituciones democráticas del país y el fantasma de los noventa volvía remozado. No solo por la admiración cerrada de Milei por Carlos Menem, sino porque quería repetir a todas luces sus pasos en política interna y volver a tener relaciones carnales con EEUU, los viajes masivos de compra a Miami y un “deme dos” aberrante y vergonzoso. Rápidamente lo roceó el clan riojano y Martín Menem fue su candidato en La Rioja, que, al no salir electo, fue a parar a la jefatura de la Cámara de Diputados, con la astucia y corrupta eficacia que hemos visto. Esto, sin mencionar las pretensiones de galán conquistando a la ex amante del riojano, Amalia Yuyito González; cosa que jamás podrá llegarle a la suela de los zapatos, dado que al autista libertario le falta calle.
Los tiempos no son los mismos y, así como George H. W. Bush no es Donald Trump, el orden geopolítico y las potencias protagonistas se mueven con sigilo frente al temido gigante asiático que va tendiendo sus tentáculos sobre el mundo.
Ahora el viejo dinosaurio ingresa torpemente en el bazar mundial y entre los pocos que lo adulan, está el leoncito faldero que, celebrando la salida del cepo, recibe al ministro de economía del imperio y le cede la Casa de Gobierno, como si fuera la suya y además, le deja hablar en primer término y se expresa en su lengua, contrariando al máximos sus funciones como jefe de estado. Además todo el día festeja cantando obscenas canciones a la oposición celebrando el éxito de su plan, mientras los argentinos saben que se les viene una nueva noche, cada vez más negra.
El adelanto de los 20 mil millones de dólares aportados por el FMI, de los que fueron adelantados 12 mil millones, fue una señal y una instrucción que da a los países asociados de cómo tienen que ajustar sus economías. Milei y Caputo lo ven como un triunfo y Caputo debe volver este fin de semana a Washington para asistir a las reuniones de primavera de la institución.
Lo cierto es que, según las informaciones y lo que flota en el ambiente, es que estas Pascuas, son las más austeras desde hace muchos años, incluso con poca o nula movilidad turística interna y externa.
La sensación es que no hay dinero o muy poco circulando. La capacidad de ahorro de la población se agotó el año pasado y al equipo de gobierno no le importa en absoluto.
Pero... estas sensaciones y la esperanza que aún mantiene una porción de la población que sigue apoyando al gobierno, no se condice con la marcha de los miércoles de los jubilados ni el próximo paro de la CGT para el 1° de mayo. Tampoco tiene correlato con la acción legislativa a pesar de ciertos frenos y obstáculos que le han colocado al Ejecutivo, dado que la oposición ha ido construyendo consenso y sumando sectores antes afines al gobierno. Ese desplazamiento de la opinión fue puesta de manifiesto en las elecciones celebradas el fin de semana pasado en Santa Fe, en donde triunfó el candidato peronista, seguido del radical y muy lejos, la candidata de La Libertad Avanza, aunque el gobierno lo vio como un éxito.
Más allá de las celebraciones frustradas de la micro atmósfera viciada que cultiva Milei y sus adláteres, lo cierto es que el pueblo está mal y en este jueves Santo, la Iglesia Católica argentina le señaló como tantas otras veces al presidente que va por un camino errado; impulsada por curas villeros y sacerdotes de los barrios populares, contó con el respaldo del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cueva y se replicó en todos los templos del país. “Queremos reconocer su dignidad, que tengan medicamentos y todo lo que necesitan”, expresaron los organizadores, bajo el lema: “A los pies de nuestros abuelos”. En la parroquia Virgen Inmaculada de Villa Soldati, García Cueva encabezó la celebración principal, acompañado por miembros de la Familia Grande Hogar de Cristo, reclamando por una jubilación que permita descansar con dignidad tras una vida de trabajo y citaron a referentes eclesiásticos como los arzobispos Ángel Sixto Rossi y Marcelo Colombo y el Papa Francisco.
Vivir a dos bandas, flotar en el estúpido valor de una moneda extraña a las pampas chatas que desde hace más de medio siglo gravita en el día a día de los argentinos, es una perversa ilusión manipulada por miles de trolls que en este nuevo milenio se han apoderado y colonizado la subjetividad ciudadana y pergeñado una pseudo realidad haciendo posible que los nuevos bufones, más dependientes que nunca del patrón imperial, nos aten a endeudamientos infinitos, bajo la zanahoria eterna de déficit fiscal cero y la parálisis inflacionaria, cuando ambas cosas son un absurdo, un absurdo como asirnos al bando perdedor frente al gigante asiático que, con su magnitud y paciencia observa al decrépito magnate tomar medidas anacrónicas y contradictorias. Los pueblos no merecen esta pésima caterva de gobernantes cegados por la soberbia y la petulancia, cuando millones de pobladores soportan sus odiosas decisiones en un mundo degradado por la voracidad sin límites. Miles de millones de habitantes del sur global que no cesan de reclamar por un poco de paz y la esperanza de un futuro mejor.
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