El chavismo es una
opción revolucionaria. Es el proyecto más innovador y más atrevido que ha
tenido Venezuela desde Bolívar. Es el único proyecto de paz, desarrollo,
justicia y prosperidad para el pueblo venezolano desde 1810.
Ignacio Ramonet / Cubadebate
¿Es pertinente
plantearse ‘qué es el chavismo’ cuando, desde hace varios lustros, se practica
cada día en Venezuela…? La respuesta es: sí. Porque aunque es cierto que el
chavismo se practica desde hace más de quince años y que se hace con plena
naturalidad, llega un momento en que, de la praxis debemos necesariamente pasar
a la teoría. Y pasar a la teoría –en ciencia política- supone que, a partir de
una experiencia concreta, mediante el análisis, seamos capaces de deducir la
ecuación objetiva que podrá volver universal esa práctica. Para extraerla del
‘aquí y ahora’ y hacer que esa experiencia sea posible ‘en cualquier lugar y en
cualquier momento’. Sin teoría, toda práctica -en particular en el campo
político-, acaba folklorizándose… antes de desaparecer. Además, tengamos en
cuenta que el chavismo que no estudiemos nosotros será estudiado contra
nosotros. ¿Qué es pues el chavismo?
El chavismo es el
encuentro de varios caminos abiertos por los Libertadores y el encuentro de
varias búsquedas iniciadas por muchos soñadores sociales que convergen en un
punto nodal: el pensamiento de Hugo Chávez.
Como todas las
revoluciones, la Revolución Bolivariana es una arquitectura donde se conjugan
una serie de fuerzas diversas importantes que, reunidas y fusionadas, conforman
una dinamica politica radicalmente innovadora.
Cuando Hugo Chávez
llega al poder -en 1999- no tiene un gran partido; llega a la cabeza de un
movimiento popular muy diverso que incluye a militares, a exguerrilleros y a
unas izquierdas muy variopintas. Y consigue ganar el apoyo popular con un
discurso de refundación : la refundación de Venezuela, que es la base misma del
chavismo. Porque en el nucleo duro de la filosofía chavista nos encontramos con
la recuperación del concepto de nación, y la restauración y la defensa del
orgullo nacional.
Chávez inventa para
Venezuela y América Latina lo que podríamos llamar una «política de la liberación»,
como decimos que existe una «teología de la liberación». Con una opción
preferencial por el pueblo, los pobres y los humildes. Con su excepcional
capacidad de pedagogía política, Chávez impulsa una politización popular masiva
y conceptualiza una política de la liberación del pueblo en la que el pueblo,
dotado de conciencia política, es autor de su propio destino.
Haciendo prueba de un
inaudito discernimiento y guiado por un sentido político muy agudo, Chávez
intuye que la época permite estrenar nuevos caminos nunca antes surcados. Y
logra elaborar de ese modo y transmitir al pueblo venezolano desmoralizado, un
nuevo relato de esperanza.
En ese sentido, el
chavismo es una narrativa que explica a los venezolanos quiénes son, a qué
pueden aspirar y cuales son sus derechos. Es una explicación nueva que da
respuesta a viejas preguntas: ¿qué es la sociedad venezolana? ¿cuáles son sus
problemas? ¿quiénes son las víctimas? ¿quiénes los culpables? ¿qué soluciones?
Y ese nuevo relato fue narrado, día tras día, discurso tras discurso, con
enorme eficacia comunicacional, por Hugo Chávez que se convirtió en referente
intelectual y carismático.
De tal modo que el
chavismo constituye una vía política latinoamericana innovadora que se libera y
se emancipa de la eterna tutela conceptual europea. Una política que, por
primera vez, es original, fuente, manantial, y no espejo o copia de lo que se
ha hecho en otros continentes, en otras culturas.
En ese sentido también,
el chavismo es una opción revolucionaria. Es el proyecto más innovador y más
atrevido que ha tenido Venezuela desde Bolívar. Es el único proyecto de paz,
desarrollo, justicia y prosperidad para el pueblo venezolano desde 1810.
¿Qué es ser chavista?
Ser chavista es ser bolivariano, como opción de vida porque significa ser
antiimperialista, anticolonialista, y verdaderamente republicano. Significa
también ser zamorano y ser robinsoniano. O sea, es acercarse al pensamiento
político de los fundadores de la República. Porque el «Árbol de las Tres
Raíces» es un concepto capital del chavismo. Que Chávez definía de la siguiente
manera: «Primero está la raíz bolivariana por el planteamiento que hace Simón
Bolívar de igualdad y libertad, y por su visión geopolítica de la integración
de América Latina; luego la raíz zamorana, por Ezequiel Zamora, el general del
pueblo soberano y de la unidad cívico-militar ; y finalmente la raíz
robinsoniana, por Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar, el ‘Robinson’, el
sabio de la educación popular, y de nuevo la libertad y la igualdad». Aunque a
esas tres raíces, Chávez le añade otras: por ejemplo, Miranda y Sucre. Y más
tarde otras más como José Martí, Che Guevara y Fidel Castro…
Pero ser chavista es
también ser profundamente cristiano. El Comandante Chávez nos dejó el
cristianismo verdadero como parte de nuestra vida, de nuestra esencia y de
nuestros valores. Sumando todo eso, uno pudiera decir: yo soy chavista porque
soy independentista, porque soy demócrata, patriota, cristiano, revolucionario,
antioligárquico, anticapitalista y antiimperialista. Todo eso es cierto, todo
eso es verdad, pero ninguna de esas partes tiene sentido si no recordamos quién
le dio coherencia ideológica y política al conjunto de esos conceptos: Hugo
Chávez es el autor de esa síntesis revolucionaria.
Por eso, cuando decimos
“Yo soy chavista” estamos dándole coherencia absoluta a todo un proyecto, a
todo un sistema de ideas, a todo un programa político que es la biblia del
futuro para Venezuela, un porvenir de prosperidad, de paz, de justicia social,
de ética. Y sobre todo de socialismo como forma de vida.
Ser chavista significa
también asumir nuestra condición de bolivariano, de latinoamericano y de
revolucionario que es la condición más digna y más elevada en la escala humana.
Asumirse como chavista es asumirse como un ‘socialista del siglo XXI’, o sea un
socialista cristiano, un socialista humanista y un socialista democrático. Es
tener los pies en Venezuela y proyectarse, como internacionalista auténtico, en
lo universal.
Ser un verdadero
chavista es ser un bolivariano integral, radical y desear que las ideas de
Simón Bolívar trasciendan en los siglos futuros. Y la única forma de asumirse
como militante chavista es asumir el proyecto revolucionario que nos legó el
Comandante Chávez.
Hugo Chavez fue un líder
prágmatico que supo adaptar las modalidades de su acción a las circunstancias
históricas, que nunca olvidó los objetivos por alcanzar y que siempre mantuvo
intangibles sus principios. Él estaba convencido de que si Venezuela pudo hacer
gloriosas hazañas en el pasado, llegando a ser una las principales naciones de
América Latina, fue porque estaba movilizada por un alto ideal hacia un destino
común. Inversamente, Chávez sabía que los venezolanos tienen en permanencia la
tentación de replegarse sobre sus querellas y divisiones internas (políticas,
sociales, intelectuales), lo cual -según la visión chavista- les hace
constantemente correr el riesgo de caer y deslizarse por el tobogán de la
decadencia.
En consecuencia, para
poder dar lo mejor de ella misma y ponerse al frente de las naciones
latinoamericanas, Venezuela debe estar unificada por un líder histórico y un
projecto grandioso, y articulada (en un eficaz équilibrio de los poderes) por
instituciones políticas, militares, éconómicas y sociales decididas a evitar
las luchas intestinas.
Hay que insistir en el
hecho de que, en el seno del chavismo, existe una filosofía patriótica del
humanismo, heredera del cristianismo y de la teología de la liberación. El
humanismo chavista es, a la vez, una finalidad de la grandeza de Venezuela,
porque el mensaje que Venezuela dirige al mundo es profundamente humanista. Y
una consecuencia de la politica social cuyo primer objectivo es cohesionar a la
nación.
El chavismo posee
diversas dimensiones : histórica, filosófica y política. Desde el punto de
vista ideológico, el chavismo recoge y sintetiza, como ya se dijo, la acción
política de Hugo Chávez y también sus pensamientos políticos, o sea la doctrina
que se deduce de sus discursos y de sus escritos.
Como acción política,
el chavismo se caracteriza por los siguientes grandes lineamientos:
- soberanía e independencia nacional ; rechazo de la dominación de cualquier super-potencia imperialista, en particular Estados Unidos. Chávez decía : “No puede entender la Patria ni defenderla, quien no sabe que su principal enemigo es el imperialismo norteamericano” ;
- rechazo de cualquier pretendido super-poder éconómico y financiero (FMI, Banco Mundial, OMC). La independencia se defiende, no sólo en el campo político, sino también en los sectores económicos, geopolíticos, culturales, diplomáticos e incluso militares.
- instituciones estatales sólidas, como las de la Va Republica instituidas por la Constitución de 1999;
- un ejecutivo fuerte y cierta personalización de la política para oponerse a la impotencia del régimen de los partidos;
- un poder ejecutivo fuerte y estable qui confiere al presidente de la republica un rol primordial;
- una relación directa entre el líder-presidente y el pueblo que pasa por encima de los cuerpos intermediarios, gracias a una concepción ‘participativa’ de la democracia, con recurso frecuente al referendo y a las elecciones, y al dialogo interactivo líder-pueblo mediante un uso singular de los medios de comunicación de masas;
- una articulación cívico-militar cuyo engranaje lo constituye el propio Presidente que coordina lo mejor de los movimientos progresistas civiles y la inteligencia patriótica de los aparatos militares ; las Fuerzas Armadas están intimamente asociadas al proyecto de desarrollo nacional en el marco de la unidad cívico-militar;
- la independencia nacional y la grandeza de Venezuela;
- la unión nacional de todos los venezolanos -más allá de las diferencias políticas o regionales tradicionales que fueron antaño causa de división y de decadencia-, en una relación directa entre el líder y el pueblo, cohesionada por las políticas sociales de inclusión y de justicia social;
- la prioridad de la política sobre otras consideraciones (económicas, administrativas, técnicas, burocráticas, etc.);
- respeto de la autoridad del Estado;
- voluntad profunda de justicia social;
- intervención del Estado en la economía;
- el anticolonialismo y el dereccho a la autodeterminación de los pueblos;
- la reactivación de la OPEP y una coordinación de las políticas petroleras de los países productores y exportadores;
- la integración latinoamericana como horizonte constante e imperativo ideológico dictado por el propio Simón Bolívar ; y creación de entidades concretas para la integración (ALBA, Unasur, Celac, Petrocaribe, TeleSUR);
- la concepción de un mundo multipolar sin hegemonías; lo cual exige derrotar el proyecto de hegemonía imperial unipolar para garantizar la paz planetaria y el “equilibrio del universo”. Hay que impulsar un mundo multicéntrico y pluripolar. Chávez lo señaló como el cuarto gran objetivo histórico del ‘Plan de la Patria’, su programa de gobierno para el período 2013-2019;
- una diplomacia Sur-Sur con multiplicación de los lazos con los países del Sur a través del Movimiento de los no-alineados y de alianzas horizontales: América del Sur / Africa (ASA) y América del Sur Países árabes (ASPA). Chávez apoyó también al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y se planteó una alianza de Venezuela con ese grupo para consolidar un mundo multipolar;
- la solidaridad nacional entre los ciudadanos y los territorios ; y solidaridad latinoamericana;
- respeto de las naciones, que son entidades culturales esculpidas por la historia y baluartes de los pueblos contra los impérialismos;
- el rechazo de la doctrina del neoliberalismo económico, y la preferencia por una economía orientada por el Estado con vistas a un desarrollo voluntarista y estructurante (con ambiciosos proyectos públicos, nacionalización de los sectores estratégicos, soberanía alimentaria, etc.);
- construir un ‘Estado de las misiones’ para responder más directamente a las diversas demandas sociales del pueblo;
- avanzar hacia el arrinconamiento del capitalismo (la explotación de una clase por otra) y la definición de un socialismo bolivariano y humanista, en democracia y en libertad, que además de otorgar a los trabajadores una protección social avanzada, los empodere dándoles acceso tanto a las decisiones de la empresa como a los beneficios de la misma.
Uno de los objetivos
primordiales del chavismo es reconciliar a los venezolanos con la patria,
hermanarlos y conseguir edificar un Estado con mayor soberanía, mayor eficacia
administrativa, mayor justicia y mayor igualdad.
El chavismo reúne a
hombres y mujeres de todos los orígenes políticos en torno a un gran proyecto
de ‘país potencia’ y a la acción voluntarista de un líder. Para alcanzar los
objetivos previstos, el método del chavismo es el pragmatismo y el rechazo de
los corsés ideológicos. Sus dos principales ejes: unidad interna al servicio de
un ambicioso proyecto patriótico y social ; e independencia y proyección de una
‘Venezuela potencia’ en Latinoamérica y en el mundo.
El chavismo es por
consiguiente un sistema de pensamiento, de voluntad y de acción. Parte de los
hechos y de las circunstancias; no actúa predeterminado por una doctrina o una
ideología. Voluntarismo contra el fatalismo; acción contra la pasividad, contra
el abandono y la renuncia.
Para Chávez, lo primero
es Venezuela. Su actuar político consiste en crear las condiciones para que la
patria pueda dar lo mejor de sí misma. Y esto sólo se consigue si el pueblo
venezolano está unido en torno a un proyecto de progreso social definido por un
líder carismático que lo propulsa hacia su gran ideal histórico.
El chavismo no sólo es
una doctrina política original sino que es la historia vivida y el pensamiento
de un hombre excepcional que ha marcado la sociedad venezolana hasta sus más
profundas estructuras.
El pensamiento chavista
tiene como bases ideológicas varias raíces que se entremezclan entre sí para
formar una nueva ideología progresista venezolana. La cual se caracteriza por
la ausencia de dogmatismos, para diferenciarse de los experimentos socialistas
fracasados en la Europa del siglo XX. Por eso, para distinguirlo del que fue
rechazado por la clase obrera en Polonia en 1980, o del se derrumbó con el muro
de Berlín en 1989, o del que implosionó en 1991 con la caída de la Unión
Soviética, Chávez hablaba de «socialismo del siglo XXI». Se trata de un
socialismo surgido en América Latina, que debe ajustarse a nuestro tiempo, y
por eso Chávez le añadió fundamentalmente: la democracia participativa, el
feminismo y el sentimiento ecologista.
Ese «socialismo del
siglo XXI» se considera compatible con la propiedad privada, aunque alienta
otras formas socialistas y solidarias de propiedad como la cooperativa y la
cogestión. También se declara compatible con el patriotismo y el nacionalismo
económico. Chávez no dudó en nacionalizar las grandes empresas de sectores
estratégicos en manos de capitales extranjeros, y colocó en el puesto de mando
de esas empresas desprivatizadas a venezolanos patriotas y competentes.
El «socialismo del
siglo XXI» es asimismo compatible con el cristianismo social. Chávez hace suya
la consigna de los sandinistas: «Cristianismo y revolución, no hay
contradicción». Partiendo del postulado que la verdadera identidad del
cristianismo es la que le confiere la teología de la liberación. No en vano,
Chávez afirmaba que Jesucristo fue el primer socialista de la era moderna y que
el ‘reino de Dios» había que construirlo aquí en la Tierra.
De todo esto se deduce
que el chavismo tiene vocación a ejercer naturalmente, en Venezuela, una
hegemonía. Por su capacidad a llevar la dirección intelectual y moral de la
sociedad. Y porque ha permitido la recuperación política de una democracia en
la que ahora participan gobierno, Fuerza Armada y pueblo unidos en la expansión
de los derechos sociales y en la redistribución justa de las riquezas del país.
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