sábado, 26 de octubre de 2019

Guatemala: Sus tiempos siempre recios

El 8 de octubre recién pasado se puso a disposición de la comunidad lectora global el libro de Mario Vargas Llosa: Tiempos recios” (Editorial Alfaguara, España 2019).

Julie Abbott* / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de Guatemala

Parada obligada es la visión de un autor prolífico y precedido por la fama y un Nobel, que además aspiró a ser presidente de Perú en 1990 y que tenemos que considerar una figura política informada y reflexiva. Se trata de sus letras hoy, en 2019, sobre hechos determinantes alrededor de la situación política de Guatemala a partir de  1944- y corre.  De la última página del libro -en la cual ya el narrador ha sido entrevistador y se erige primera persona - cito“ … la intervención norteamericana en Guatemala retrasó decenas de años la democratización del continente y costó millares de muertos, pues contribuyó a popularizar el mito de la revolución armada y el socialismo en toda América Latina.  Jóvenes de por lo menos tres generaciones mataron y se hicieron matar por otro sueño imposible, más radical y trágico todavía que el de Jacobo Árbenz”.

Antes de leerlo, solamente con la anterior cita a la vista, nombré el fenómeno “Tiempo recios” como  la desclasificación comercial de la historia política de Guatemala 1944- .  En Guatemala, hubo un lanzamiento de 5000 ejemplares y dicen, circulación masiva de la versión PDF;  ha suscitado mucha presencia de reseñas en medios impresos y redes sociales.  Un posicionamiento importante dentro y fuera de fronteras.

En la trama elegida por el autor danzan personajes del primer gobierno electo democráticamente (Dic de 1944) en la historia independiente de Guatemala, con personajes del gobierno que le sucede (elecciones democráticas 1951) con actores que  desde EUA, República Dominicana, Honduras, la Nicaragua de Somoza, se involucran en el derrocamiento de Jacabo Arbenz Guzmán en 1954 y posterior magnicidio de su sucesor el Coronel y Presidente Carlos Castillo Armas (1958).  En dicha trama residen sin lugar a dudas, hechos y debilidades que fundaron la Guatemala contemporánea con su genocidio, sus heridas, sus  imposibilidades sociales y con la memoria histórica en eterna disputa.  La consecuente interpretación y difusión, retardada, con implicaciones  a nivel del desarrollo de las identidades nacionales y la conciencia de nación.  Los indicadores económicos, sociales y de DDHH hablen por mí. 

Con la difusión de “Tiempos Recios” llega un cisma a las nostalgias que envuelven por aquí a la subjetividad de poca exposición, porque recibo que el autor quiso apuntar a los tiempos en que por un lado Juan José Arévalo (1944) se autonombra “socialista espiritual”, para azucararle a una sociedad duramente conservadora y no conocedora de otras vías ,piezas de progreso como fueron (1) una normativa para las relaciones obrero-patronales, (2) la habilitación de ciudadanía y voto para mujeres alfabetas y (3) la seguridad social; y siguió apuntando que el  sucesor electo de Juan José Arévalo, Jacobo Arbenz Guzmán (1951) argumentaba sobre producción agrícola y trataba de profundizar los temas sociales con un gabinete comprometido con lo que hoy llamaríamos “sostenibilidad” y que incluía a dos marxistas.  Hubo dialéctica incipiente que se vio avasallada por la debilidad conspirativa;  si bien se trata de una substitución perder-perder, leo que Vargas Llosa se tira a gusto en los brazos de la descripción de los conspirativo y admito que le luce, tanto que por ejemploinvita a contrastar los estilos conspirativos de por un lado  EUA, en las personas hasta ahora un tanto anónimas de John Foster Dulles, Allen Dulles, Samuel Zemurray, Edward Bernays, y el mismo Dwight Eisenhower (ya desentrañados en modo periodístico por Stephen Kinzer en relación a Guatemala), por otro  Rafael Leonidas Trujillo y su empresa estato-familiar más Johny Abbes García de República Dominicana, y con aplicación  en la Guatemala que conozco. Las debilidades, los delirios conspirativos se desarrollan como un gran caldo y sospecho que la fascinación de la capacidad conspirativa Dominicana de aquel tiempo, es la que terminó embelesando a la buena pluma.  Y es que “La fiesta del chivo” no fue una obra menor.

Novelar es novelar y ¡qué lluevan las libertades!  Vargas Llosa se sube en la práctica de levantar epítetos, verosímil y propia del personaje central Carlos Castillo Armas (Coronel conspirador y conspirando en esta historia), y suma la palabra calificadora y abundantemente descalificadora con la que nos formamos en la Guatemala de aquel tiempo.  Me atrevo a decir que un hallazgo, le facilitó el trabajo y  si bien le han alabado por una inmersión en el modo guatemalteco del lenguaje, reconozco que se me activó el celo de que esta obra  (¿del siglo?) que desentraña “la revolución” y “la liberación” del gran hilo conspirativo guatemalteco se inmortalice explotando parte de la violencia que en Guatemala nos atrapa.  El lenguaje no es  una parte menor ni poco sintomática de la violencia.

Si hubiese salido Aladino a preguntarme qué quería yo de LA novela de Vargas Llosa sobre esta historia tan continentalmente proyectable, habría pedido (1) en dedicatoria o colofón una advertencia de que las formas de negociación con los “Dulles” vigentes de la política exterior estadounidense siguen vigentes (valga redundancia) produciendo corrupción y actores miserables, y delirantes, en los países latinoamericanos.  (2) que se tuviera el cuidado de no levantar el género de “desclasificación comercial” y no se perdiera la oportunidad de describir paisaje  (3) que no se recurriera a confinar tantos diálogos de los que propinan referentes a lectores y lectoras de fuera, a un prostíbulo ubicado en Ciudad de Guatemala (4) que se atendiera más y mejor a las personas que presenciaron y lloraron el magnicidio del Coronel Carlos Castillo Armas, que no fueron noveladas (propongo que) por ser mujeres y por haber vivido el resto de su supervivencia al margen del maremágnum conspirativo guatemalteco y del trabajo sexual.  Esto lo apunto porque … ¿Votaron ellas en 1944 y en 1951 cuando se estrenó el sufragio de las mujeres?  Porque la condición de Maestra de profesión de una de ellas, Odilia Palomo Paiz ni siquiera es mencionada y porque sólo el barrio de donde procedían las dos da para un capítulo muy enriquecedor de calles, arquitectura y tiempo cultural de los hechos, pero un barrio no es un prostíbulo y se perdió una oportunidad de enriquecer.  Queda para la imaginación.   (6) poder extraer de su cierre esta cita  “Jóvenes de por lo menos tres generaciones mataron y se hicieron matar … “ para  poder hacerle al autor sólo dos preguntas:  ¿Los jóvenes se hacen matar?  ¿Me puede explicar en voz de autor político? (7) que a la luz de que leeríamos en este Octubre de MMIX tiempo de grandes acervos   Sociológicos, Antropologicos, Filosóficos, Literarios, Psicológicos, de Estudios Culturales atravesado por la perspectiva de género, se tuviera el cuidado de no lanzar 500 mil  ejemplares de una obra que a las mujeres visibles (porque hace siglos que se concede la visibilización) se les caracteriza genitalmente casi sin excepción.   

Fin del casi decálogo del cuido histórico con perspectiva de género, para escritores y escritoras que puedan  enterarse  de que la hipersexualización de los cuerpos de las mujeres siempre que persiste dentro y fuera de sus libros, obra en detrimento (simbólico y no)  de las mujeres.  Toda una elección en nuestro siglo.

La espectacularidad es una categoría que se intensifica ante nuestros sentidos todos.  En la era de la hiperconectividad, twitter, el 5G y las infinitas cámaras, ha sido   estudiada a profundidad por la antropóloga y activista feminista Rita Laura Segato con la agudeza necesaria.  “Tiempos recios” descubre capas de negación que puesta a la luz resulta espectacular; hechos históricos fundantes, los  “desclasifica”  para un mercado masivo y global, y proyecta espectacularmente todo en el atraso de nuestra América eternamente convulsa. Hoy particularmente enardecida.  Así, mucho de la lectura supo a espectacularidad.  Aún no hay premios o gradaciones por espectacularidad.  Rita Segato trata de convocar miradas críticas alrededor de la espectacularidad y los tiempos.  Si en el futuro cercano se reconociesen autores como espectaculares a partir de algún decálogo tácito o explícito, que ofrezcan obras con poca o mucha conciencia sobre nuestros entornos, entonces habremos hecho todo mal.  

*Feminista guatemalteca

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