sábado, 2 de mayo de 2020

El virus o China: ¿quién cambiará el mundo?

China se posiciona y llena de alegría a quienes la ven como el contrapeso de la más que centenaria dominación imperialista. Ven sus avances económicos como una posibilidad que podría traernos cambios. Como con la pandemia, se sacan cuentas de lo que eventualmente acarreará. 

Rafael Cuevas Molina/ Presidente AUNA-Costa Rica

Recluidos en sus hogares en todo el mundo, intelectuales de todas las latitudes utilizan el ocio creativamente imaginándose cómo será el mundo post pandemia. Se ha vuelto un lugar común, que repite hasta el ciudadano más despistado, que nada volverá a ser igual, que la normalidad que abandonamos hace escasos dos meses se ha ido y que un mundo diferente nos está esperando a la vuelta de la esquina.

Efectivamente, ya hay procesos que permiten hacer proyecciones y adelantar escenarios. Por ejemplo, una de ellas tiene que ver con el mundo del trabajo, en el que ha irrumpido con fuerza el uso de medios telemáticos, obligando a miles, si no a millones de personas, a actualizarse a todo vapor en el uso de herramientas virtuales. 

Después del natural estrés para ponerse al día, poco a poco han ido descubriendo las ventajas que ofrece, cómo se eleva la productividad al no tener que perder tiempo en traslados y otros distractores. No cabe duda que quienes están más atentos a esto son los empleadores, dispuestos a incorporar innovaciones que les permitan un mayor rendimiento de la fuerza de trabajo.

Otro espacio en el que la reclusión por la pandemia está afianzando nuevos derroteros es en el de la educación. Este era un proceso que se había iniciado varios años antes, pero que marchaba a paso lento en América Latina, tal vez con la excepción del Uruguay, en donde el Plan Ceibal había llevado computadoras, conectividad y metodologías innovadoras a todos los rincones del país. Pero en el resto de países la necesidad de la enseñanza a distancia y virtual ha puesto en evidencia no solo las enormes disparidades sociales, sino también lo atrasado que está el cuerpo docente en la adquisición de las herramientas que le permitan asumir la tarea.

A pesar de ello, y con todas las limitaciones que pueden esgrimirse, la enseñanza con apoyo de herramientas de la tecnología digital a distancia ha llegado para quedarse. No se trata que la enseñanza virtual o a distancia vaya a sustituir a la presencial, lo que seguramente sí ocurrirá en algunos ámbitos, sobre todo del nivel terciario, sino que se incorporarán procesos y habilidades a los que no se les había descubierto todo su potencial.

La pandemia por el coronavirus ha obligado también a la potenciación del comercio en línea, lo que en inglés se conoce como el e-commerce. Hasta los pequeños supermercados de barrio, acostumbrados a ver llegar a los clientes hasta sus establecimientos, han tenido que ingeniárselas para llevar sus mercaderías a las puertas de los hogares, y las grandes cadenas de comida rápida han dejado de ser las únicas en ofrecer su menú exprés.

Hemos punteado estas adaptaciones que hemos tenido que vivir todos solo para ejemplificar los cambios que ya trajo la emergencia sanitaria, y que se avizoran como cambios que, seguramente se quedarán en nuestras vidas reperfilando la cotidianeidad, sin mencionar las otras grandes discusiones que ya se empezaron a dar, la principal de ellas la de la importancia de repensar el papel de los estados en el fomento de los servicios públicos, discusión que habrá de darse en medio del ataque que estaba llevando la derecha en todo el continente para profundizar las reformas neoliberales, y que en algunos países no ha dejado de dar aún cuando se han evidenciado las limitaciones de su propuesta.

En términos generales, en América Latina hay una gran disconformidad con el estado de cosas existente, y ante los reveses que han sufrido los gobiernos que apostaban por el mejoramiento de las grandes mayorías, muchos ponen sus esperanzas en eventos o situaciones de origen externo, como el virus o el avance que conoce China, y que se plantea como alternativa a la presencia norteamericana en la región.

China se posiciona y llena de alegría a quienes la ven como el contrapeso de la más que centenaria dominación imperialista. Ven sus avances económicos como una posibilidad que podría traernos cambios. Como con la pandemia, se sacan cuentas de lo que eventualmente acarreará. 

Si, como hicimos con anterioridad, observáramos las tendencias que se presentan en este sentido, veríamos que, efectivamente, China ya está trayendo cambios en nuestro continente. Pero no cabe duda que estos posibles cambios serán positivos o negativos dependiendo en primer lugar de las condiciones en las que se hagan presentes. Fructificar los factores externos, sea este el virus o la ascendente China, dependerá de lo que hayamos hecho y estemos dispuestos a hacer en el futuro por nosotros mismos y con nuestras propias fuerzas.  

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