sábado, 9 de enero de 2021

Transperuanidad: por un acuerdo nacional no ajeno a la transnacionalidad

 En el Perú la creación del Distrito electoral 27 abre puertas y ventanas a una dimensión geopolítica habitada por la comunidad peruana en el exterior (PEX), instrumentalizada política, social y económicamente. 

José Toledo Alcalde / Para Con Nuestra América


Cuando nos referimos a la transperuanidad transterritorial, en nuestro artículo anterior, no ensayábamos majaderas y caprichosas fórmulas semánticas. La realidad invisibilizada es que existen más de 3 millones de connacionales fuera del Perú quienes se encuentran, casi literalmente, fuera del imaginario de nación a no ser que sea dentro de las variables de cálculo del Producto Bruto Interno y algunas altisonantes líneas sobre derechos y más derechos que suelen mencionarse como el sempiterno y muy simbólico saludo a la bandera de fiestas patrias.
 

Pareciera deambular un espectro político encargado a desaparecer a la comunidad peruana en el exterior en el marco de sus derechos civiles, políticos, culturales y económicos. Primero un larguísimo proceso entre marchas y contramarchas sobre la creación del Distrito electoral 27. Segundo, en el terreno político, ha estado relegado al cumplimiento del sufragio de representantes de un Distrito electoral (Lima) ajeno a sus intereses. De allí otrora el interés de candidatas/os de Lima por ganar el voto del exterior. Sin que esto sea la respuesta a las demandas de las mayorías vulnerables, fuera de suelo patrio, sino teniendo como con finalidad entronarse en preciados curules legislativos haciendo de la fórmula exclusión inclusiva e inclusión excluyente la regla de oro de un sistema fallido, sin opción de reforma, orientado de principio a fin a la satisfacción de intereses de grupos de poder fuera y dentro del Perú. ¡Nada nuevo bajo el sol!

 

Karsten Paerregaard definió exclusión inclusiva “al mecanismo de exclusión que otorga la ciudadanía formal a los peruanos pertenecientes a las clases trabajadoras urbanas y rurales de su país, o a sus minorías étnicas, pero que en la práctica les impide ejercerla.” Por otro lado, definió como inclusión excluyente “al mecanismo que niega a los peruanos los derechos legales correspondientes a la mayoría de la población en las sociedades receptoras, pero que en términos reales tolera su presencia continua en dichos países”. 

 

Esta es la situación de la ciudanía peruana dentro y fuera del país: excluida incluida e incluida excluida. Aquella transperuanidad, transnacional y transfronteriza, ninguneada y puesta de espaldas a cualquier tipo de acuerdo nacional y programación al interior del ideario político partidario. Planes de gobierno burocráticos y redactados de espaldas a la participación directa de la ciudadanía. Las políticas públicas se redujeron a un manojo de especulaciones, de interesante lenguaje progresista, hegemonizada por el endeble esperpento de ilustrados grupos de teóricas/os, de calificados lobistas empresariales y mercaderes de mano de obra barata. 

 

De acuerdo al Derecho Internacional y la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos (1948) todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos dotados de razón y conciencia debiéndose comportar fraternalmente los unos con los otros (art.1º).  De igual forma, la Constitución Política del Perú (1993) en su art. 1º señala: La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de sociedad y del Estado. Y, el art. 2º detalla al pormenor, en 24 incisos, derechos que con la misma facilidad con la cual se redactan se incumplen y violan sistémica y sistemáticamente. 

 

En este marco de incoherencias ser excluidos incluidos e incluidos excluidos no es sólo un juego retorico irresponsable. El grueso de la población vulnerable del Perú, fuera y dentro del país, siempre tendrá que acceder al marco legal, o a la tribuna callejera, para defender y resistir con dignidad ante la violación del derecho a la vida. La minoría privilegiada, dentro y fuera del Perú, tiene los derechos asegurados; aunque esto no signifique dignidad de vida.  

La creación del Distrito electoral 27 en el Perú, con insuficientes 2 curules en el poder legislativo, tienen el gran reto por delante de articular la variopinta transperuanidad en medio de una compleja realidad transnacional históricamente no asimilada en su real dimensión. Cuando se habla de política exterior se alude, con carácter exclusivo, al vasto mundo de las relaciones internacionales, dentro del perfil financiero, comercial, económico y empresarial, más no así desde perfiles que respondan a la diversidad de realidades de una comunidad transterritorial invisibilizada. Por ejemplo, citamos un documento, donde el perfil corporativo de la política del exterior hace de PEX la jugosa variable estadística de captación de divisas de inversión: El Acuerdo Nacional y la sexta política de gobierno: Política exterior para la paz, la democracia, el desarrollo y la integración.  

 

Dos son los ejes del ideario en política exterior: Compromiso y promoción. El Estado peruano se compromete a: 1. Realizar política exterior al servicio de la paz, democracia y desarrollo promoviendo la inserción del Perú en el mercado internacional; 2.  Adherir al Perú a las normas y principios del Derecho Internacional, con especial énfasis en los Derechos Humanos, la Carta de las Naciones Unidas y la del Sistema Interamericano y 3.  Garantizar dialogo entre instituciones del Estado, organizaciones políticas y organizaciones de la sociedad. 

 

En el marco de las promociones el Estado: 1. Promoverá clima de paz y seguridad a nivel mundial, regional y subregional, en pocas palabras, para promover las inversiones privada y erradicar como consecuencia la pobreza; 2. Promoverá respeto a los DDHH, valores de la democracia y Estado de derecho, lucha contra la corrupción, narcotráfico y terrorismo en el plano de las relaciones internacionales; 3. Promoverá la participación en procesos de integración política, social, económica y física en niveles subregionales, regional y hemisférico; 4. Promoverá el desarrollo e integración sostenible de las regiones fronterizas con países vecinos; 5. Promoverá una diplomacia nacional promotora y defensora de los intereses del Estado que proteja y apoye comunidades y empresas peruanas en el exterior con fines de desarrollo, expansión comercial, captación de inversiones y recursos de cooperación internacional; 6. Promoverá políticas migratorias globales que incorporen promoción de oportunidades laborales, y 7. Promoverá la soberanía de los Estados y el principio de no-intervención. 

 

¿Se dan cuenta que hablar de política exterior en el Perú no es lo mismo que hablar de política pública sobre la comunidad peruana en el exterior? ¿Dónde figuran aquellos connacionales que mendigan en calles de Europa, Asia y América del Norte? ¿Dónde figuran aquellas madres solteras, trabajadoras explotadas en “servicios domésticos” indignantes? ¿Dónde figuran aquellas connacionales que terminan sometiéndose a trabajos ajenos a sus estudios por no encontrar la convalidación requerida? ¿Dónde figuran aquellos connacionales que sufren diariamente los estragos de desajustes de origen sicológico debido al trauma de no encontrar el bienestar que se buscó fuera del Perú? ¿Dónde figuran los miles de enfermeras, trabajadores de la construcción, y demás, víctimas del tráfico laboral en manos de connacionales mercaderes enriquecidos con el sufrimiento ajeno? ¿Dónde figuran las víctimas de la trata y tráfico sexual, así como del tráfico de órganos? ¿Dónde figuran …? 

Mientras la política exterior orienta valores como la paz, democracia, desarrollo e integración desde la perspectiva, promoción e intereses del mercado, una política con y para PEX orientaría los mismos valores desde una perspectiva integral en donde ejes del derecho como el social, civil, pluricultural, educativo, ambiental, tecnológico-científico, industrial, comercial, económico-financiero y político serían promovidos de forma transversal.  

 

En pocos días en el Perú, en medio de una serie de contratiempos administrativos, propio de la idiosincrasia nacional de los procesos de inscripción electoral, se dará oficialmente el inicio a la campaña electoral 2021 rumbo al 11 de abril por la elección presidencial y congresal. Este proceso tendrá escasos dos meses y algunos días para dar lo mejor de sí en búsqueda de la simpatía de la preferencia ciudadana esparcida en el mundo entero.   

 

La propuesta congresal de PEX de Juntos por el Perú tiene rostro de mujer. Su propuesta congresal del exterior se encuentra representada, hasta ahora en proceso de evaluación de la inscripción, por dos mujeres, y dos varones, en donde la candidata que más figura, y va sumando mayor cantidad de simpatizantes, es Manuela Bastidas con el número 1 (huancaína residente en Milán, Italia). 

 

Candidatura que tendrá la responsabilidad, coco a codo, con Verónika Mendoza (Presidencia), Luzmila Yalu Ayay (2da Vicepresidencia), y demás militantes, de hacer de este Bicentenario el momento donde se reescriba la historia. Tiempo de cambios sin ciudadanía excluida incluida e incluida excluida si no, todo lo contrario, donde sobreabunden valores inclusivos como la integridad, decencia, honradez. Todo esto con el suficiente coraje moral para que las mayorías relegadas sean, de una vez y por todas, quienes tomen en sus manos el rumbo de la historia logrando excluir prácticas patológicas como discriminaciones, individualismos, corrupción, oportunismos, nepotismos, dogmatismos, mediocridades y todo aquello que hace de la cultura de la miseria el lamentable estandarte nacional. 


¡Los pueblos tienen la palabra!

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