No hay mejor forma para hacerlo que la formación política, cuyo objetivo sea crear conciencia de las contradicciones, para descolonizarse, despatriarcalizarse y deconstruirse por lo menos. Formarse políticamente para ser distintos a la ideología dominante capitalista. El capitalismo en su desarrollo nos mostró cómo fulmina todo a su paso convirtiéndolo en mercancía.
Pero no solo podemos quedarnos al nivel de la conciencia, también tenemos que trabajar la sensibilidad social y ecológica por lo menos, ya no podemos aceptar conformemente las desigualdades y la hecatombe ecológica como si fuesen naturales. Estas son creadas por el capitalismo en su dinámica de acumulación infinita. Pero no solo podemos quedarnos al nivel de la sensibilidad. Es importante trabajar el tema de la voluntad, para que la conciencia y la sensibilidad se traduzcan en la acción. Entonces la cuestión sería así: conciencia, sensibilidad, voluntad y acción.
Lo que está en juego en última instancia son las condiciones de posibilidad de existencia de la especie humana en el planeta. Interpela heterogéneamente a toda la humanidad. Es parte de una nueva subjetividad poner sobre la mesa las contradicciones anidadas en el modo de producción capitalista. Si esto lo pasamos por alto o lo ponemos al margen, somos realmente parte del problema. La formación política pasa precisamente por enfatizar en las contradicciones.
La enajenación es una realidad. La lobotomía también. Somos falsamente libres y estamos permanentemente seducidos por el “psicopoder”, allí apuntó bien Byung-Chul Han. Iniciemos con el trabajo de la subjetividad, para que, cuando los cambios sean inevitables, tengamos un contenido distinto para enfrentar los nuevos desafíos y diseñar un mundo de vida.
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