Hasta no hace mucho tiempo, el peor insulto que la derecha le podía enrostrar a un gobierno ya no digamos de izquierda, sino solamente progresista o nacionalista, era comunista o castrista.
Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
No había que haber hecho una revolución como la cubana -con armas en la mano-, haber resistido los embates de todo tipo de los Estados Unidos como ellos, para merecer la rabia y los insultos. Bastaba con que se impulsara una tímida reforma que hiciera justicia al pueblo trabajador en el sistema de salud, la jornada laboral o el salario; se impulsara algún límite a las compañías transnacionales norteamericanas o se estipulara la importancia de algún recurso natural para que los guardianes locales de los intereses del capital saltaran, y catalogaran al gobierno que se atrevía de comunista. Y siempre, atrás de esas reformas, por pequeñas que fueran, estaba la mano peluda de Fidel Castro o sus “agentes locales”.
Hace ya más de veinticinco años que el cuco se transformó en castro-chavismo. La culpa la tuvieron los venezolanos, que le dieron una patada al tablero en la elecciones de diciembre de 1998, cuando mandaron a freír espárragos a los partidos tradicionales y llevaron a la presidencia de la república a Hugo Chávez, que desde entonces inició un proceso de cambio que también fue satanizado, al punto que tuvieron que acuñar esas nueva caracterización, para ellos peyorativa, de cualquier movimiento o medida que oliera al más mínimo cambio social.
Pero, como el proceso venezolano tenía características propias, distintas a las cubanas, entre ellas la de haber llegado al gobierno a través de elecciones que cumplieron con todos los requisitos de las democracias liberales, han utilizado el espantajo de “chavismo” a secas para denominarlo, y lo sacan a jugar al ring de la política como un comodín que agitan para tratar de meter miedo.
En el cesto del chavismo meten ahora todo lo que pone algún límite a sus planes de capitalismo voraz, rapiñero y agresivo. Todo lo que no les gusta, es chavismo, y casi piden como los curas franquistas ante las palabra república en España, que la gente se persigne cuando la oye.
Y hablando de España, eso es lo que le están diciendo ahí a Pedro Sánchez, el presidente, porque, entre tira y encoges con sus socios de gobierno, ha dicho, en la última reunión de la OTAN que se ha realizado está semana que termina, que su gobierno no está dispuesto a llevar el presupuesto de defensa hasta el 5%, tal como lo exige Donald Trump.
Enojados, porque no ha realizado la genuflexión que se requería ante el maleducado, impertinente, mentiroso y matón presidente norteamericano, los líderes europeos lo han marginado hasta en la foto oficial de la reunión en la que Donald Trump fue el alma de la fiesta. Raro ¿no?, sobre todo tomando en cuenta que la democracia opuesta al chavismo que promocionan se precia de ser tolerante.
Como en el argumento de Sánchez se basa en que dar más dinero para defensa implica recortes al gasto social, a la caracterización de chavista le agregan la de populista. Para ellos, todo lo que tenga alguna orientación había el beneficio de las mayorías es populista, así que el populismo chavista de constituye así en el peor epíteto que se les ocurre.
Malos tiempos estos en los que un gobernante como Pedro Sánchez, monárquico, neoliberal y, por lo tanto, de derechas, sea considerado un despreciable radical de izquierdas por no asumir feliz y contento las impertinencias de un vulgar empresario gringo que no tiene el más mínimo empacho en pasar encima de los derechos y las necesidades de la gente.
Opinaría que habría que hacer un ejercicio de reflexión: a quienes no estamos en las élites económicas y políticas; queremos un mundo más justo; un planeta sustentable y sostenemos que Donald Trump (y sus congéneres emuladores en todo el mundo) merecen ir a parar al tacho de la basura de la historia, no nos debería incomodo en absoluto que nos catalogaran así. Todo lo contrario.
2 comentarios:
No me ofende que así me cataloguen., en Argentina y para todo el que defienda algún derecho le cabe desde presidencia , ser así catalogado
Así es la "regla" de esa hegemonía en declive. Todo lo que no se somete a sus intereses excluyentes es asesinado física o moralmente. Gracias, Rafa.
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