La campaña electoral sigue como si nada, aunque estos días el cuestionado candidato José Luis Espert admitió haber recibido los 200 mil dólares que partió de la estructura empresarial vinculada a Federico “Fred” Machado, acusado en Estados Unidos de fraude, conspiración para traficar drogas ilícitas y lavado de dinero…
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina
Derrotado en las elecciones de la provincia de Buenos Aires por casi un 14%, arrastrándose ante el presidente Donald Trump por un préstamo de 20 mil millones de dólares para poder zafar de las obligaciones contraídas ante el FMI, con manifestaciones callejeras por el deterioro causado a la mayor parte de población - como los ancianos que reprime todos los miércoles frente al Congreso de la Nación, los médicos del Hospital Garrahan y los profesores y estudiantes de las universidades públicas del país -, con la justicia nacional y de EE. UU. pisándole los talones a su primer diputado José Luis Espert por recibir dinero del narcotráfico, el presidente Javier Milei sigue en campaña rumbo a octubre como si nada hubiera pasado. Atrás quedaron las denuncias de coimas de su hermana Karina, el discurso projudío dado en la Asamblea anual de Naciones Unidas y los millones de enemigos ganados por su cerrada defensa del gobierno imperial norteamericano, con cara de piedra recurre a sus habitual perorata: el problema son los kirchneristas que quieren volver al pasado.
Semana a semana insistimos que un fenómeno como el que atravesamos los argentinos, el de estar bajo los designios de un engendro pandémico, ha sido un efecto no deseado del Covid19, donde millones de frustraciones se encontraron representados por el discurso procaz y humillante de quien ahora es presidente, alguien incapacitado para la tremenda tarea que le trajeron las urnas. Una persona con un estado de salud dudoso, según han reiterado diversos profesionales y los no profesionales que lo sufrimos como la pesadilla anunciada.
Estos días me detuve a hojear, La enfermedad y el poder, de la escritora francesa, Tania Crasnianski, cuya versión argentina editó El Ateneo en 2018, en la que hace referencia a la salud de varios líderes a través de los médicos que tuvieron la responsabilidad de atender su salud en momentos extremos de la política mundial. Estos líderes son: Hitler, Mao, Mussolini, Pétain, Churchill, Franco, Kennedy y Stalin. Los más representativos tal vez del siglo pasado por los graves conflictos por los que atravesaron y tomaron decisiones que comprometieron la vida de millones de personas.
Según la autora, un caso emblemático es el del primer ministro Winston Churchill, quien pasaba más de cuarenta horas sin dormir, metido en una bañadera y dictándole cartas a varias secretarias a la vez. Su médico de cabecera, lord Moran, será recriminado por sus colegas y por el entorno de Churchill por revelar las intimidades del primer ministro y premio Nobel de literatura de 1953, por romper su juramento profesional. Sin embargo, la salud de un mandatario, se discuta o no, es una cuestión de Estado y sus altibajos se ven reflejados en la esfera pública. Razón de más para ponerla bajo la lente de la lupa.
Otro, el padre de la revolución China, Mao Zedong, cuya apetencia sexual era extraordinaria, llegando a tener más de tres mil jóvenes campesinas como amantes, quienes se sentían bendecidas de serlo, llevándose a varias a su inmensa cama, cuestión que aseveraba su médico privado, Li.
Dos ejemplos entre los varios narrados que ponen de manifiesto el poder sobre las personas y a los abusos de toda naturaleza en que incurren para mantener sus privilegios extraordinarios.
Nuestro presidente, en caída libre desde hace tiempo, más allá de los delitos que acumula, siempre apareció como un fenómeno de los tiempos pandémicos. Su modo de hacer política, su irrupción precipitada en los medios insultando y berreando a los saltos, concitó la atención y el interés de los jóvenes y no jóvenes, quienes veían en él a un intrépido lanzallamas dispuesto a hacer la tarea sucia que esperaba el círculo rojo, nombre actual de la vieja oligarquía esclavista del país agroganadero y exportador de fines del siglo XIX. Casta que perdura y emerge en momentos de la historia, cobrándose con creces la sublevación de las clases subalternas y trabajadoras. Esta casta privilegiada estima que los esclavos deben vivir como esclavos y nunca intentar rebelarse. Tienen como ejemplo las crucifixiones de los seguidores de Espartaco en la Vía Apia romana e intentan reactualizarlas de un modo u otro periódicamente.
Más de un profesional de las ciencias médicas optó por detenerse y observar la conducta errática del presidente Javier Milei en determinados momentos en que le habla a la población dado los altibajos de su estado de ánimo. Sin ir muy lejos, el 5 del pasado mes de septiembre, el periodista y médico neurólogo Nelson Castro, se refirió a la salud psíquica de Javier Milei y a la naturaleza de su relación con la Secretaria General de la Nación, su hermana Karina Milei, alertando a la población: “Estamos frente a un presidente con un problema psíquico importante”.
Hay que ser un poco espabilado para darse cuenta de los altibajos de ánimo que sufre en las conferencias de prensa y en las entrevistas de televisión donde aparece eufórico o con dosis elevadas de tranquilizantes que le rigidizan las facciones y le impiden estridencias. Sabemos que sus responsabilidades están muy alejadas de aquellos líderes del siglo pasado de quienes dependían las vidas de millones de personas. Aquí somos 47 millones que intentamos sobrevivir del flagelo de las políticas impuestas por el anarcocapitalista devenido en narcocapitalista como plantean sus opositores y no tanto. Dado que el ministro de Justicia ha sido defensor de narcotraficantes, sus abogados también han participado de esas tareas y ahora, su candidato José Luis Espert, elude, elude y elude responder a las acusaciones; además de reiterar en varias oportunidades Milei, que quien elude la acción fiscal, es un héroe.
“El jamoncito”, según el apodo impuesto por la vicepresidenta Victoria Villarruel cuando todavía tenían relaciones, tiene la ilegalidad a flor de piel. Hecho que refuerza que sigue en campaña a pesar de todo.
Este primer jueves de octubre, el gobierno recibió otro duro revés por parte del Senado de la Nación, el que rechazó los vetos del presidente Javier Milei y dejó firme, las leyes de financiamiento de la universidades nacionales y de apoyo y refuerzo salarial para el personal médico y los empleados del Hospital Garrahan.
A pesar de todo, la campaña electoral sigue como si nada, aunque estos días el cuestionado candidato José Luis Espert admitió haber recibido los 200 mil dólares que partió de la estructura empresarial vinculada a Federico “Fred” Machado, acusado en Estados Unidos de fraude, conspiración para traficar drogas ilícitas y lavado de dinero, 200 mil dólares que Espert confesó haber recibido sin prestar los servicios requeridos por ese importe, además de haber efectuado 36 viajes en una avioneta de su propiedad.
La prensa adicta se ensaña con el cuestionado candidato, exhortándolo a que renuncie a su candidatura porque ensucia la gestión presidencial, mientras que la prensa opositora mete todo en la misma bolsa, poniendo en evidencia que este escándalo se suma a los ya acumulados en todo lo que va del gobierno. Algo de esto último parece ser real debido a que la campaña sigue viento en popa, conforme los lineamientos dados en las últimas reuniones en Casa Rosada.
Flojito de papeles como siempre, ha viajado a Estados Unidos, el ministro de Economía Luis Toto Caputo, para agilizar el préstamo acordado antes de las elecciones de octubre, dado las ventas de dólares realizadas esta semana por el Banco Central argentino, para mantener su valor. Allí lo espera para discutir el equipo económico del Secretario del Tesoro, Scott Bessent, a quien se ha cuestionado por el salvataje a un gobierno extranjero.
A pesar de todo... ¡Seguimos en campaña! Una obligación implícita en su propio mandato que reconoce en primera instancia, no defraudar en quienes confiaron en él y en segundo lugar, la imposibilidad de abandonar el barco en medio de la tormenta. Pese a los pésimos resultados obtenidos, está atado de pies y manos y debe continuar con su mandato como lo establece la Constitución Nacional a la que estamos sujetos todos los habitantes del país. Responsabilidad que le obliga a mantener ciertas condiciones de salud para hacer frente a los múltiples problemas que debe afrontar minuto a minuto, hora a hora y día a día. Algo que no solo depende de él sino de quienes lo rodean, especialmente su hermana Karina.
Mientras todo esto sucede y al cierre de esta columna, el presidente Javier Milei recibe al ex presidente Mauricio Macri en la Quinta de Olivos, donde seguramente el político y empresario dará respaldo a su aliado en desgracia, intentando llevar agua a su molino, es decir, colocar gente de su confianza en el futuro Gabinete luego de las elecciones de octubre, cualquiera sea el resultado de las mismas. Patricia Bullrich, Luis Petri y Luis Caputo, fueron gente de su riñón y confianza, además de profesar idénticas ideas privatistas y de achicamiento del Estado. Razón de más para concluir: A pesar de todo... ¡Seguimos en campaña!
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