sábado, 15 de noviembre de 2025

El “conflicto” entre Estados Unidos y Venezuela

Estados Unidos ha hecho oficial su Operación Lanza del Sur ahora que el portaviones más grande del mundo, el USS Gerald S. Ford, y toda la flotilla que lo acompaña han llegado al lugar de operaciones en el Caribe que les ha sido asignado. Al parecer, están listos para hacer lo que se hayan propuesto hacer, que nadie sabe a ciencia cierta qué es, ni ellos lo revelan.

Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica 


El presidente Donald Trump, ante pregunta de un periodista en reciente rueda de prensa en el Salón Oval de la Casa Blanca, dijo explícitamente que no iba a decir qué se proponían, con lo que evidenció que el mayor despliegue militar que han hecho en América Latina desde la Segunda Guerra Mundial tiene como uno de sus componentes esenciales provocar expectativa, tal vez miedo. Es decir, una dimensión sicológica dirigida contra quienes ellos consideran sus enemigos, los socavadores de su estabilidad o, como lo declaró Barak Obama, constituyen para ellos una amenaza “inusual y extraordinaria”.

 

La retórica que ha acompañado este sí “inusual” despliegue militar ha estado plagado, como es costumbre en el discurso trumpiano, de mentiras e hipérboles. Según él, los Estados Unidos conocen altos índices de violencia en algunas de sus principales y más grandes ciudades (como Nueva York, Chicago o Washington) porque Nicolás Maduro dio la orden de abrir las cárceles de Venezuela para que los delincuentes se dirigieran, en tropel y sin obstáculos, hacia los Estados Unidos. 

 

Así mismo, la epidemia de drogadicción que sufre ese país, que ha llevado a la muerte a cerca de 100,000 personas en un solo año sería, según Trump, producto de un plan macabro ideado desde Caracas por el que él cataloga como el jefe del Cártel de los Soles, el presidente Nicolás Maduro. Para ello fue que desplegó esa apabullante fuerza militar, que hasta la fecha se ha dedicado a disparar contra todo lo que se mueva, provocando hasta ahora más de ochenta ejecuciones extrajudiciales que hasta sus más fieles e incondicionales aliados, Francia y Gran Bretaña, han catalogado como contrarias al derecho internacional y se han apartado discretamente de ella para no verse involucrados.

 

Es decir, que algunos de los problemas que más preocupan a los estadounidenses serían causados por el malvado presidente venezolano y “la cúpula que lo rodea”, y de ahí que estaría totalmente justificado no solo gastar los miles de dólares de los contribuyentes norteamericanos que debe costar mantener toda esa parafernalia militar dando vueltas por nuestros lares, sino amedrentar a todo un pueblo que ya lleva varios meses con la incertidumbre que significa tener al más poderoso ejército del mundo haciendo aspavientos frente a sus costas.

 

Ese es el famoso “conflicto” entre Estados Unidos y Venezuela al que se refieren los noticieros internacionales cuando dan cuenta de esta situación, pero que en realidad no es un “conflicto”, porque Venezuela no está ni amenazando ni poniendo en peligro absolutamente nada en Estados Unidos. Lo que sí hay es una potencia prepotente que quiere tener un conflicto que le dé la excusa para atacar Venezuela y utilizar todo su poderío para derrocar al presidente venezolano. Pero Venezuela no le va a dar esa excusa. El presidente venezolano hace constantes llamados a la paz y la concordia. Hay actividades culturales y políticas por doquier, aunque -como es lógico en estas circunstancias- el país también se prepara militarmente para repeler, en caso necesario, una agresión externa.

 

Estamos en la etapa del despliegue militar estadounidense para derrocar al gobierno bolivariano. Antes se atravesaron otras múltiples etapas que no les dieron resultado, así que ahora llegó la caballería con todos sus pendones de guerra desplegados y sus trompetas llaman a arrebato en aguas y costas que el imaginario mundial asocia más con el paraíso que con un campo de batalla.

 

Esperemos que ahora también fracasen.

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