Los acontecimientos que se están dando en el ordenamiento militar de EEUU, así como las nuevas leyes que regulan la conducta de los estamentos militares en Panamá, apuntan hacia una creciente militarización de la política exterior de Washington así como de la Policía en el Istmo.
Marco A. Gandásegui, h.
Un total de ocho países latinoamericanos respondieron a la convocatoria de EEUU para reunirse en Panamá con la secretaria de Estado, Condaleeza Rice. “Camino hacia la prosperidad en las Américas”, fue el título curioso que le dieron a lo que resultó ser una mini reunión de la OEA. Se juntó en un hotel de playa sobre el Pacífico al núcleo duro de países de la región que apoyan incondicionalmente la política exterior de Washington. También llegaron como mosquitos, vestidos de negro impecable, decenas de representantes de las conocidas agencias financieras. Desde los extra-muros, se preguntaban ¿dónde están los demás países?
Llegaron los cancilleres y ministros de Comercio de los países que han aprobado tratados de Libre Comercio con EEUU – mas los que están en fila, Panamá y Colombia – preguntándose que busca Condoleeza a pocos días de su despedida. Lo que más interés despertó durante su visita relámpago fue la agenda militarista que trajo en su cartera.
En un mes, el 20 de enero, Condaleeza será reemplazada en la Secretaria de Estado por Hillary Clinton, poderosa figura que presidirá la política exterior de Obama. Todo indica que habrá continuidad en el cargo. En medio de la recesión económica, Obama no abandonará la línea militarista de su predecesor.
A mediados de 2008 el antiguo ministro de Gobierno y Justicia panameño, Daniel Delgado D., bajo la guía del Departamento de Estado, visitó las dependencias de la Secretaría de Defensa en Washington, hizo escala en la base de Benning (donde opera lo que antes se llamaba la Escuela de las Américas) y finalmente se reunió con los militares norteamericanos que dirigen el Comando Sur en los suburbios de Miami. Fue un periplo extraño en la medida en que el gobierno panameño no tiene relaciones formales con las fuerzas armadas de EEUU y todos las comunicaciones se efectúan a través del Departamento de Estado.
Sin embargo, los acontecimientos que se están dando en el ordenamiento militar de EEUU, así como las nuevas leyes que regulan la conducta de los estamentos militares en Panamá, apuntan hacia una creciente militarización de la política exterior de Washington así como de la Policía en el Istmo.
En el caso de EEUU, se aprobó la nueva “Estrategia de Comando 2016” como parte de un nuevo Plan de Comando Unificado. Los comandos (en alerta de combate) se convierten en Comandos Conjuntos de Seguridad con capacidad para coordinar las actividades de las agencias federales civiles en sus áreas de responsabilidad.
Tradicionalmente, el embajador de EEUU es el director del “equipo” en el país donde está estacionado. La “Estrategia 2016” ahora subordina al “jefe de misión” a las directrices del Comando Sur.
El Departamento de Estado eliminó su programa de formación policíaca en el exterior en la década de 1970 por los abusos cometidos contra los derechos humanos. La nueva “Ley de Asistencia al Exterior” fue reformada y ahora es el Departamento de Defensa quien decide a qué policías de la región entrenará en materia de “seguridad interna”. Condaleeza anunció el cambio de mando. Por una lado, se despidió de sus “homólogos” y, por el otro, le pasó la antorcha a los militares.
- Marco A. Gandásegui, hijo, es docente de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) Justo Arosemena.
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