El terror juega un papel de primer orden
como advertencia y paralizante de la protesta. Las muertes ejemplarizantes han
sido usadas desde siempre en la vida política de América Latina, y siempre los
que las sufrieron fueron los de abajo comprometidos y opuestos al estado de
cosas.
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México: terror y orden neoliberal (de Fisgón, tomado de LA JORNADA). |
Rafael
Cuevas Molina
Presidente AUNA-Costa Rica
Guatemala, El Salvador, Honduras y
México recorren dramáticamente la imposición del neoliberalismo a sangre y
fuego. Es la forma autoritaria de imponerlo que se inició en la década de los
años 80, con las masacres indígenas en Guatemala y, un poco más tarde, la
represión en Chiapas.
En Guatemala, la guerra genocida que
llevó al banquillo de los acusados al ex general Efraín Ríos Montt tenía el doble
propósito de eliminar la “subversión” que amenazaba el statu quo pero, al mismo
tiempo, de crear las condiciones para el asentamiento del modelo de desarrollo
neoliberal.
Miles de
campesinos indígenas que sufrieron la represión del estado a través del
Ejército de Guatemala, fueron desplazados de sus lugares de origen y
habitación. Hubo más de 250,000 desplazados como refugiados hacia México, y más
de un millón se movieron en el interior del país.