Una intervención militar de EE. UU. en Venezuela crea incertidumbre y temor en toda la región, pero en especial en la conflictiva frontera de Colombia y Venezuela.
Consuelo Ahumada / Para Con Nuestra América
Desde Colombia
Desde hace dos semanas se vive una creciente zozobra, generada por el asedio militar de Washington a la República Bolivariana de Venezuela. El desenlace es difícil de prever, pero la amenaza sigue viva. Podría desembocar también en una intervención militar limitada, un golpe específico, un espectáculo que le proporcione un triunfo mediático al agresor.
Primero, porque la fracasada política antinarcóticos solo le ha servido a EEUU para intervenir en la región. Además, los informes serios muestran que la droga sale de Colombia fundamentalmente por el Pacífico. Pero, contra toda evidencia, Washington insiste en perseguirla en el Caribe.
Segundo, porque el lavado de dinero, proveniente del narcotráfico y otros negocios ilícitos relacionados es la savia que nutre el sistema financiero internacional, controlado por EEUU. Es el dueño del negocio. Controlan los paraísos fiscales, son los principales fabricantes de armas, traficantes de oro y de otros negocios relacionados.
En momentos en que se disputa a muerte la hegemonía económica con China, ¿para qué perseguir tan lucrativo negocio como el narcotráfico?
“La campaña antidrogas es un pretexto para hacerse al control del petróleo venezolano. (…) Para excluir cualquier influencia de China o Rusia en esa nación", afirmó recientemente Larry Johnson, ex oficial de la CIA. (https://x.com/SputnikMundo/status/1961088131492708629)
Las amenazas se intensifican, en medio de muchas contradicciones. Hace poco Trump le concedió a la Chevron una licencia especial para extraer y transportar el petróleo venezolano hacia su territorio. Pero al mismo tiempo, señala a Maduro como jefe del cartel de los soles, un cartel que solo EEUU conoce.
En medio de tanta incertidumbre, la frontera colombo-venezolana, la más grande e importante de Suramérica, está en alta tensión. Es un territorio históricamente muy conflictivo, en donde han desplegado toda su influencia los grupos armados colombianos, guerrilla y paramilitares y ahora las bandas criminales. El Catatumbo es la región de mayor siembra de coca, por lo que Petro está empeñado allí en impulsar la transformación territorial y la inversión social.
Desde los inicios de su gobierno, las relaciones entre los dos mandatarios han mejorado notoriamente, superando décadas de confrontación. No solo se trata de trabajar por la paz regional, sino también de mejorar el comercio bilateral y procurar el desarrollo económico y social de toda la región.
Recientemente firmaron un memorando de entendimiento para crear la primera zona económica binacional y adelantar proyectos estratégicos conjuntos.
Pero ante la amenaza de los piratas del Caribe, los dos mandatarios ordenaron el despliegue de tropas a ambos lados de la frontera. No se trata de meterse en una pelea que no le compete a Colombia, como dice la oposición.
Es más bien un acto de soberanía ante una amenaza real. Petro ha reiterado su rechazo a cualquier tipo de intervención extranjera en Venezuela.
"Las Fuerzas Armadas colombianas servirían de amortiguador de seguridad para evitar una intervención norteamericana por ese flanco", señaló. “El cartel de los soles no existe sino es más bien una excusa ficticia de la extrema derecha para derrocar a gobiernos que “no les obedecen” (…) Ni Colombia ni la oposición venezolana, ni ningún latinoamericano que se respete debería alegrarse con una invasión extranjera a nuestro suelo”.
Pero la ultraderecha de la región se ha pronunciado abiertamente a favor de dicha intervención militar, que arrase con el gobierno de Maduro y, de ser posible, también con el de Petro. Quiere recuperar el poder. De eso se trata.
Como en todos los conflictos de nuestra época, la desinformación se utiliza profusamente para engañar, generar incertidumbre, confundir. El periodista mexicano Fernando Buen Abad señala que esta operación de Washington “no nace de un análisis riguroso ni de una voluntad real de lucha contra el crimen trasnacional, sino de la dictadura geopolítica y comunicacional del imperio, interesado en fabricar enemigos funcionales”.
“Se trata de provocar efectos en la subjetividad pública: instalar la sospecha, deslegitimar gobiernos populares, justificar bloqueos económicos, promover sanciones internacionales y allanar el camino a golpes blandos, duros o híbridos”.
Y agrega que el término narcoestado es más bien “una construcción activa, intencionada, fundada en relaciones de poder. Se trata de una forma ideológica mediada por intereses de clase. (…) Tiene efectos materiales terribles: permite congelar activos, bloquear cuentas, impedir acuerdos comerciales, prohibir vuelos, justificar invasiones. El imperio no describe una realidad, la instituye. Construye un mundo en el cual la acción coercitiva aparece como legítima. https://www.telesurtv.net/blogs/semiotica-epiteto-imperial-narcoestado/
Claramente, esa es la intención. La ultraderecha y sus medios y redes difunden todo tipo de rumores. Ahora se insiste en que Hezbolá está unida a las disidencias de las Farc, el ELN y el Cartel de los Soles, en una red criminal que opera a ambos lados de la frontera
¿De dónde proviene la noticia? De un memorando confidencial del Departamento de Estado del pasado 25 de mayo. En el centro de un supuesto entramado entre Dubai, Venezuela y Colombia, aparece la frontera binacional, convertida en eje logístico, donde confluyen cargamentos ilícitos, dinero y operaciones clandestinas.
Señala también que Hezbolá cumple allí un doble papel: ofrece su experiencia en lavado de activos vía Dubai y otros enclaves financieros del Medio Oriente y entrena a combatientes locales en contrainsurgencia y manejo de explosivos https://cambiocolombia.com/puntos-de-vista/hezbola-y-la-zona-binacional
Es decir, Washington intenta conectar dos regiones en las que hoy en día despliega su mayor agresión: Medio Oriente y el Caribe. En ambas, sus políticas despiertan cada vez más el rechazo de los pueblos del mundo.
PS: Esta semana partió la Flotilla Global Sumud de Barcelona con más de 30 barcos, y activistas, personalidades y movimientos sociales de 44 países del mundo. Su lema “Mientras el mundo calla, nosotros zarpamos”. Su objetivo, según Greta Thunberg “es llegar a Gaza, entregar la ayuda humanitaria, anunciar la apertura de un corredor y traer más ayuda, para terminar de romper el bloqueo ilegal e inhumano de Israel”. El genocida ya anunció que los trataría como a terroristas.
No dejemos de hablar de Palestina.
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