Si hace 75 años la voz de Sandino se alzaba casi en solitario desde las montañas de las Segovias, apenas apoyada por el naciente movimiento obrero y socialista y los más consecuentes nacionalistas mexicanos, hoy la conciencia y la acción nacionalista de perfil antiimperialista ha calado hondo en amplios sectores de la población.
Rafael Cuevas Molina * / Presidente AUNA-Costa Rica
Como nunca antes, el espíritu de Sandino recorre América Latina en nuestros días. Efectivamente, los procesos nacionalistas, antiimperialistas y latinoamericanistas que se abren paso en distintos países del continente, retoman y elevan a nuevos niveles los ideales por los que ofrendó su vida en 1934.
Las circunstancias históricas han cambiado en estos 75 años. Si entonces los Estados Unidos se acababan de posesionar como potencia hegemónica mundialmente luego de la Primera Guerra Mundial, y América Latina estaba tachonada de gobiernos títeres a sus designios, hoy la situación es bien distinta.
Envueltos en la que seguramente es la mayor crisis económica desde la de 1929, los Estados Unidos ven anunciarse en el horizonte el declive de su preponderancia mundial, y en América Latina se topan con los más fuertes movimientos socio-políticos alternativos a su dominio.
La situación mundial, sin embargo, es más compleja. La humanidad se encuentra enfrentada a una crisis civilizatoria, caracterizada por la Mesa Indígena del Foro Social Mundial como crisis de modelo de desarrollo capitalista, eurocéntrico, machista y racista que pone en peligro todas las formas de vida.
A pesar de la crisis que le azota, el poderío económico y militar norteamericano tiene una presencia incuestionable en todo el continente. Sus designios han marcado a fuego, como, por demás, durante todo el siglo XX, el desarrollo de nuestros países en la era neoliberal. A través de organismos Económicos Internacionales como el BM, el FMI y el BID, el llamado Consenso de Washington, que está en la base de las reformas impulsadas durante estos años, reperfiló el paisaje social, económico, político y cultural de nuestros países, acentuando la ya de por sí dramática brecha entre ricos y pobres, y aumentó el saqueo de nuestros recursos naturales.
Pero si hace 75 años la voz de Sandino se alzaba casi en solitario desde las montañas de las Segovias, apenas apoyada por el naciente movimiento obrero y socialista y los más consecuentes nacionalistas mexicanos, hoy la conciencia y la acción nacionalista de perfil antiimperialista ha calado hondo en amplios sectores de la población. La lucha iniciada por Sandino tiene hoy el eco por el que tanto bregó en vida pero que nunca le llegó en la medida que necesitaba.
Por todo ello, el espíritu de Sandino, hoy, está más vivo que nunca.
Las circunstancias históricas han cambiado en estos 75 años. Si entonces los Estados Unidos se acababan de posesionar como potencia hegemónica mundialmente luego de la Primera Guerra Mundial, y América Latina estaba tachonada de gobiernos títeres a sus designios, hoy la situación es bien distinta.
Envueltos en la que seguramente es la mayor crisis económica desde la de 1929, los Estados Unidos ven anunciarse en el horizonte el declive de su preponderancia mundial, y en América Latina se topan con los más fuertes movimientos socio-políticos alternativos a su dominio.
La situación mundial, sin embargo, es más compleja. La humanidad se encuentra enfrentada a una crisis civilizatoria, caracterizada por la Mesa Indígena del Foro Social Mundial como crisis de modelo de desarrollo capitalista, eurocéntrico, machista y racista que pone en peligro todas las formas de vida.
A pesar de la crisis que le azota, el poderío económico y militar norteamericano tiene una presencia incuestionable en todo el continente. Sus designios han marcado a fuego, como, por demás, durante todo el siglo XX, el desarrollo de nuestros países en la era neoliberal. A través de organismos Económicos Internacionales como el BM, el FMI y el BID, el llamado Consenso de Washington, que está en la base de las reformas impulsadas durante estos años, reperfiló el paisaje social, económico, político y cultural de nuestros países, acentuando la ya de por sí dramática brecha entre ricos y pobres, y aumentó el saqueo de nuestros recursos naturales.
Pero si hace 75 años la voz de Sandino se alzaba casi en solitario desde las montañas de las Segovias, apenas apoyada por el naciente movimiento obrero y socialista y los más consecuentes nacionalistas mexicanos, hoy la conciencia y la acción nacionalista de perfil antiimperialista ha calado hondo en amplios sectores de la población. La lucha iniciada por Sandino tiene hoy el eco por el que tanto bregó en vida pero que nunca le llegó en la medida que necesitaba.
Por todo ello, el espíritu de Sandino, hoy, está más vivo que nunca.
*Rafael Cuevas es autor del libro "Sandino y la intelectualidad Costarricense" (2008), publicado en San José por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia. EUNED.
1 comentario:
Rafa, un saludo fraterno para ti y la labor entrañable de AUNA-Costa Rica. Sin duda, la constancia da frutos. Felicidades.
Carlos E. Bojórquez Urzaiz.
Cátedra Nuestra América.
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