El Presidente de Bolivia ofreció el pasado martes una conferencia en el Instituto de Estudios Políticos. No faltaron las sorpresas, las aparentes contradicciones y hasta una cierta decepción entre l@s estudiantes franceses, especialmente cuando el mandatario declaró que “en un tiempo, quizás Bolivia se parecerá a Suiza”. A continuación, una crónica-testimonio desde París.
Nota relacionada: "Habrá revolución agraria" (Entrevista exclusiva a Evo Morales en Radio France Internationale)
Fanny Pineau* / Especial para Con Nuestra América
París, 17 de febrero -. Evo Morales, presidente de la República de Bolivia, concluyó su viaje a Rusia y Francia con una conferencia en el Instituto de Estudios Políticos (IEP) de París. La embajada de Bolivia invitó a los bolivianos y bolivianas residentes en Francia, así como a personalidades políticas, entre ellas Danielle Mitterrand, a quien el mandatario calificó de “amiga” desde su primera visita a Francia en 1989, con motivo de una campaña internacional por la defensa de la hoja de coca.
Además, estuvieron presentes los afortunados estudiantes del IEP y del vecino Instituto de Altos Estudios Latinoamericanos (IHEAL) de la Sorbonne Nouvelle, que tuvieron tiempo de inscribirse al evento.
Los estudiantes fuimos convocados para las 7:00 pm, en la sede del IEP (calle St Guillaumme, perpendicular al burgués boulevard St. Germain). Al llegar, fue sorprendente constatar el enorme despliegue policial: tres camiones de la policía de París cercaban la estrecha calle, y el dispositivo de seguridad del instituto filtraba dos veces las entradas con una lista de invitados.
Frente al edificio, y mientras esperábamos el inicio de la conferencia, crecía el entusiasmo de los estudiantes franceses y latinoamericanos por ver y escuchar al popular Presidente boliviano. Las conversaciones giraban alrededor de la actualidad política de Bolivia; los cuestionamientos al hecho de que los medios no prestaran gran atención a la visita de Evo a Francia y, por supuesto, se comentaban las últimas acciones de los estudiantes movilizados en huelga contra la reforma de la enseñanza superior, impulsada por el presidente Nicolás Sarkozy.
Media hora más tarde, esa emoción se convirtió en decepción: el primer piso del anfiteatro fue reservado para los invitados de la embajada y los balcones se llenaron demasiado rápido, por lo que el resto de los estudiantes fuimos invitados a pasar a otra sala del tercer piso, donde el evento fue retransmitido en videoconferencia y con traducción simultánea al francés.
¡Qué decepción! No pude ver en persona a Evo Morales, tampoco escucharlo en directo y nadie pudo hacerle preguntas, porque se fue deprisa para no perder su vuelo de retorno a Bolivia.
No obstante, tuvimos el privilegio de escuchar casi una hora el discurso del Presidente. Relató su evolución política, el paso “de una lucha social y sindical a una lucha electoral” para “la liberación y la transformación profunda” de Bolivia. Además, insistió en el papel fundamental de los movimientos sociales e indígenas hoy en Bolivia y en Latinoamérica, para la construcción de la democracia y “la lucha frente a grupos que no quieren igualdad y justicia”.
Comentó su expulsión del Parlamento boliviano en 2002, calificándola como un acto propiciado por “la mafia más grande del Estado” y señalando el involucramiento de Estados Unidos en los asuntos políticos de Bolivia.
Por otra parte, Evo Morales se refirió a las dificultades encontradas para la aprobación de la nueva Constitución del Estado y el tema de las autonomías, especialmente en una sociedad dividida y racista que lo calificó de “indio rebelde”.
Con humor, nos dijo: “Dios ha perdido”, en referencia a la alianza entre la Iglesia y la oligarquía boliviana a favor de la campaña del No durante el referéndum de la nueva Carta Magna.
Proclamó el derecho al agua, a la electricidad y la comunicación) como derechos humanos, y por ende, que deben ser de servicio público, tal como lo garantiza la nueva Constitución.
Pero, a pesar de que reiteró su voluntad de llevar a cabo una “lucha anticolonial, anticapitalista y antiimperialista de manera democrática”, el Presidente boliviano nos explicó que ese día en Francia visitó al grupo industrial de Vincent Bolloré, amigo de Sarkozy y gran empresario, muy criticado por la izquierda francesa.
Esta visita se debe al proyecto de colaboración industrial y técnica para la explotación del Salar de Uyuni, una riqueza de 15 000 kilómetros cuadrados que podría servir para la fabricación de baterías de litio necesarias para automóviles eléctricos de nueva generación, es decir, con más autonomía de los combustibles fósiles y más ligeros.
No puedo esconderles que esa posible colaboración (Evo Morales afirmó que reflexionará sobre un acuerdo), y la declaración de que “en un tiempo, quizás Bolivia se parecerá a Suiza”, sorprendieron y decepcionaron a parte de los estudiantes presentes, quienes idealizan al personaje y tienden a olvidar las contradicciones propias de cualquier proyecto político, así como las presiones nacionales e internacionales que impiden que Bolivia se aparte del modelo de desarrollo capitalista.
Aquí está el dilema de la izquierda radical de América Latina: seguir en el sistema dominante, u optar por construir, realmente, una nueva alternativa de desarrollo poscapitalista y posneoliberal.
*La autora es estudiante francesa del Instituto de Altos Estudios Latinoamericanos (IHEAL) de la Sorbonne Nouvelle, París. Además, cursó la Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Costa Rica.
Además, estuvieron presentes los afortunados estudiantes del IEP y del vecino Instituto de Altos Estudios Latinoamericanos (IHEAL) de la Sorbonne Nouvelle, que tuvieron tiempo de inscribirse al evento.
Los estudiantes fuimos convocados para las 7:00 pm, en la sede del IEP (calle St Guillaumme, perpendicular al burgués boulevard St. Germain). Al llegar, fue sorprendente constatar el enorme despliegue policial: tres camiones de la policía de París cercaban la estrecha calle, y el dispositivo de seguridad del instituto filtraba dos veces las entradas con una lista de invitados.
Frente al edificio, y mientras esperábamos el inicio de la conferencia, crecía el entusiasmo de los estudiantes franceses y latinoamericanos por ver y escuchar al popular Presidente boliviano. Las conversaciones giraban alrededor de la actualidad política de Bolivia; los cuestionamientos al hecho de que los medios no prestaran gran atención a la visita de Evo a Francia y, por supuesto, se comentaban las últimas acciones de los estudiantes movilizados en huelga contra la reforma de la enseñanza superior, impulsada por el presidente Nicolás Sarkozy.
Media hora más tarde, esa emoción se convirtió en decepción: el primer piso del anfiteatro fue reservado para los invitados de la embajada y los balcones se llenaron demasiado rápido, por lo que el resto de los estudiantes fuimos invitados a pasar a otra sala del tercer piso, donde el evento fue retransmitido en videoconferencia y con traducción simultánea al francés.
¡Qué decepción! No pude ver en persona a Evo Morales, tampoco escucharlo en directo y nadie pudo hacerle preguntas, porque se fue deprisa para no perder su vuelo de retorno a Bolivia.
No obstante, tuvimos el privilegio de escuchar casi una hora el discurso del Presidente. Relató su evolución política, el paso “de una lucha social y sindical a una lucha electoral” para “la liberación y la transformación profunda” de Bolivia. Además, insistió en el papel fundamental de los movimientos sociales e indígenas hoy en Bolivia y en Latinoamérica, para la construcción de la democracia y “la lucha frente a grupos que no quieren igualdad y justicia”.
Comentó su expulsión del Parlamento boliviano en 2002, calificándola como un acto propiciado por “la mafia más grande del Estado” y señalando el involucramiento de Estados Unidos en los asuntos políticos de Bolivia.
Por otra parte, Evo Morales se refirió a las dificultades encontradas para la aprobación de la nueva Constitución del Estado y el tema de las autonomías, especialmente en una sociedad dividida y racista que lo calificó de “indio rebelde”.
Con humor, nos dijo: “Dios ha perdido”, en referencia a la alianza entre la Iglesia y la oligarquía boliviana a favor de la campaña del No durante el referéndum de la nueva Carta Magna.
Proclamó el derecho al agua, a la electricidad y la comunicación) como derechos humanos, y por ende, que deben ser de servicio público, tal como lo garantiza la nueva Constitución.
Pero, a pesar de que reiteró su voluntad de llevar a cabo una “lucha anticolonial, anticapitalista y antiimperialista de manera democrática”, el Presidente boliviano nos explicó que ese día en Francia visitó al grupo industrial de Vincent Bolloré, amigo de Sarkozy y gran empresario, muy criticado por la izquierda francesa.
Esta visita se debe al proyecto de colaboración industrial y técnica para la explotación del Salar de Uyuni, una riqueza de 15 000 kilómetros cuadrados que podría servir para la fabricación de baterías de litio necesarias para automóviles eléctricos de nueva generación, es decir, con más autonomía de los combustibles fósiles y más ligeros.
No puedo esconderles que esa posible colaboración (Evo Morales afirmó que reflexionará sobre un acuerdo), y la declaración de que “en un tiempo, quizás Bolivia se parecerá a Suiza”, sorprendieron y decepcionaron a parte de los estudiantes presentes, quienes idealizan al personaje y tienden a olvidar las contradicciones propias de cualquier proyecto político, así como las presiones nacionales e internacionales que impiden que Bolivia se aparte del modelo de desarrollo capitalista.
Aquí está el dilema de la izquierda radical de América Latina: seguir en el sistema dominante, u optar por construir, realmente, una nueva alternativa de desarrollo poscapitalista y posneoliberal.
*La autora es estudiante francesa del Instituto de Altos Estudios Latinoamericanos (IHEAL) de la Sorbonne Nouvelle, París. Además, cursó la Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Costa Rica.
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