sábado, 15 de junio de 2013

El embrollo del Canal de Nicaragua

Tanto en Nicaragua, como fuera de ella, hay poca claridad respecto al futuro Canal que unirá los océanos Pacífico y Atlántico, y cuya construcción el gobierno sandinista pretende iniciar el año entrante.

Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica

El presidente Daniel Ortega y el empresario Wang Jing,
 en la firma del acuerdo marco de construcción del Canal.
Sergio Ramírez Mercado, ex Vicepresidente de ese país, escribió un artículo en el periódico La Jornada, de México, en el que llama al proyecto un “sueño de opio”, y expone datos y reflexiones que, en quince minutos de entrevista televisiva, expuso Jaime Íncer Barquero, a quien el escritor nicaragüense llama “el más reputado de los científicos nicaragüenses y lúcido defensor de nuestro patrimonio ecológico”.

En dicha entrevista, Íncer Barquero cuestiona la posibilidad de iniciar la construcción del proyecto el año 2014 pues, dice, son tantos y de tal profundidad los estudios previos que se requieren, que se tardaría “no pocos años” en hacerlos. No son solo de este tipo las objeciones técnicas; el profesional abunda en inconvenientes relacionados con la profundidad del Gran Lago de Nicaragua y de la abundancia del caudal de los ríos que deberían proveer de agua al canal en la vertiente atlántica del país.

Por otra parte, la BBC de Londres explora las implicaciones geopolíticas del proyecto. Se trata de especulaciones basadas en entrevistas hechas a académicos, de derecha e izquierda, de México y Nicaragua.

Según Heinz Dieterich, "para China sería un golazo geopolítico frente a Estados Unidos y una respuesta a lo que hace Washington, al trabar alianzas" en la región cercana al país asiático.

El problema, sin embargo, es que Nicaragua no tiene relaciones diplomáticas con China; en Centroamérica, solamente Costa Rica las ha establecido recientemente (hace dos años), y en su reciente visita a este país, el presidente Xi Jinping dejó muy claro que ellos privilegian  las relaciones comerciales y de inversión con los países con los que mantienen relaciones diplomáticas.

La relación del proyecto con China es un tanto tortuosa. Según la ley que el jueves pasado aprobó el congreso nicaragüense, a quien se le otorga el derecho a construir el canal es a un empresario chino, Wang Jing, radicado en Hong Kong que, hasta donde se sabe, nunca ha emprendido un proyecto de esta envergadura.

¿Quiénes serían los inversionistas que acompañarían a Wang Jing en esta empresa? Tampoco eso se tiene claro. Por el momento, países asociados al ALBA no parecen tener mayor interés, aunque un canal de esta naturaleza favorecería a China al agilizar el comercio para sus productos con la costa atlántica de América Latina, que se ve enlentecido por la saturación del Canal de Panamá.

Arturo Cruz, del think tank de derecha centroamericano, el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), y que entre el 2007 y el 2009 fue embajador de Nicaragua en Estados Unidos, coincide en que el tercer actor en disputa en todo este entramado son los Estados Unidos, pero a diferencia de Dieterich, considera que "la relación entre China y Estados Unidos es íntima, tienen más en común que en conflicto", por lo que un nuevo canal no sería visto con malos ojos por la potencia del norte sino, todo lo contrario, con simpatía, porque “políticos y empresarios estadounidenses buscan cómo administrar esta relación, mientras que la cúpula del gobierno chino reconoce que ese vínculo es estratégico en su futuro.

Es decir, un verdadero embrollo en el que, hasta el momento, una sola cosa está clara: el congreso nicaragüense dio luz verde al proyecto, y el gobierno sandinista promete que este sacará de la pobreza secular a Nicaragua.

Veremos.

2 comentarios:

María Elena Rodríguez Molina. dijo...

Históricamente, desde la colonia, el Canal de Nicaragua, había sido una posibilidad geopolítica, económica y comercialmente estratégica para las grandes potencias, - Estados Unidos y Gran Bretaña. No obstante, Francia al no concretar el Canal de Panamá, este fue terminado y explotado, como sabemos, por Estados Unidos durante 99 años. En este momento, el Canal de Panamá está ampliando las esclusas de Gatún y Miraflores, además de otros arreglos, necesarios para el ingreso de barcos más grandes y porque no da a vasto

En la actualidad, Daniel Ortega, Presidente de Nicaragua (acercándose las elecciones) le propone a un empresario chino la construcción de un canal por Nicaragua. El Congreso de Nicaragua, según las noticias, aprueba por mayoría la propuesta, dándole una teórica concesión a China 50 años, prorrogables otros 50 años.

De acuerdo con la información conocida, las versiones de los medios de comunicación y a través de los discursos por televisión de Ortega, nos preguntamos ¿es esta una probabilidad realista y, también, la solución a los problemas de ese país? ¿Beneficiaría, acaso, la situación lamentable de los nicaraguenses residentes en el vecino país y para quienes viven aquí en Costa Rica?

Si consideramos los millones de dólares de inversión, el establecimiento de la cuantiosa infraestructura, los años de construcción, la contratación de muchos inversionistas y técnicos, y demás, se trata de un proyecto y un proceso gigantesco. A la vez, debemos tomar en cuenta la draga, los daños ambientales, el ingreso de las empresas extranjeras, etc. En síntesis, los costos y beneficios: fortalezas, oportunidades, deblidades y amenazas (FODA).

Ortega pregona que este magno proyecto sacaría a Nicaragua de su pobreza.Sería posible? Y en qué favorecería a Costa Rica? El flujo migratorio de allá para acá disminuiría para obtener trabajo? Volverían a su país los hermanos nicaraguenses a repatriarse? Entonces, qué ocurriría con los nicaraguenses que ya tienen su trabajo aquí y son mano de obra barata para la oligarquía. Las reacciones y preocupaciones están expresándose desde que esto fue planteado y anunciado.

Aún está en ciernes lo descrito. Es bastante temprano para las concreciones y conclusiones. En fin, hay mucho por hacer, discutir y contestar. En adelante, esta problemática estará en la mesa de discusión y análisis. De eso no cabe la menor duda.

Roberto Arias dijo...

Si la construcción del canal saca de la pobreza a los habitantes de Nicaragua, por deducción lógica Panamá sería una potencia del primer mundo y la pobreza, aunque existiera sería mínima y la realidad es otra. Es muy díficil creer en todos los cuentos de los políticos, sean de izquierda o derecha cunado vemos las realidades de la región latinoamericana donde la pobreza hace estragos, independientemente del régimen político que gobierna.
Respecto al trabajo de los nicas que laboran para la oligarquía, creo que no es necesario ser tan recalcitrante y pensar que lo único importante es la explotación que sufren los hermanos nicas, al contrario han venido a un país que les ha abierto las puertas de par en par, con un sistema educativo aceptable, con una seguridad social ( la mejor de muchos países del mundo), con bonos de vivienda y muchas otros beneficios sin distingos de raza, afiliación política, religión y otros. Por supuesto que existen muchas debilidades en el desarrollo económico, social y político de Costa Rica, pero no hay que mirar el vaso vacío, sino a medio llenar.
El canal de Nicaragua es una de los tantos ofrecimientos de políticos que tienen a todos nosotros viviendo en el mundo de la fantasía.