La lucha política en México, que culminará electoralmente el 2 de junio del presente año, está confirmando la trascendencia del periodo que transcurre.
Álvaro Arreola Ayala / LA JORNADA
Por un lado, está la propuesta de una continuidad popular representada por Claudia Sheinbaum, cuya fuerza está no sólo en su calidad profesional, sino también en la maquinaria electoral que la apoya: la alianza de Morena, PT y PVEM. La dimensión alcanzada por esta coalición partidista en la geografía electoral mexicana es avasalladora, pues en los últimos cinco años ha obtenido los más importantes y fundamentales triunfos electorales: Presidencia de la República, Senado, Cámara de Diputados, y, la mayoría de las gubernaturas, municipios y congresos locales. Arropada por el enorme conjunto de obras públicas realizadas por el Estado a lo largo del sexenio; esta candidata tiene el compromiso de hacer triunfar y continuar un proyecto de gobierno nacional, que está transformando radicalmente de manera positiva a todo el país.
Del otro lado, en cuanto al enfrentamiento por la Presidencia de la República, está Xóchitl Gálvez, candidata de un grupo de empresarios de derecha y de una alianza partidaria que hasta ahora no tiene una clara definición para defender una ideología, una doctrina, un programa de gobierno. Las tres fuerzas partidistas que impulsan esta candidatura han renunciado desde hace 12 años a legitimarse mediante la exposición y defensa de sus principios. Así se explica su derrota tras derrota electoral. Son organismos que se escabulleron de la discusión ideológica, en primer lugar, porque es completamente antagónico entre ellos su programa y declaración de principios. Además, se fueron alejando de cualquier discusión racional democrática por la ausencia de cuadros militantes preparados para tal fin. El espectáculo grotesco que los diputados y senadores de esa alianza exhiben cotidianamente en cada sesión parlamentaria confirma la mediocridad a la que han llegado casi todos sus integrantes. Revísese la calidad de sus iniciativas de ley presentadas en ambas cámaras.
Los desafíos se acumulan: el aspirante del partido MC, Jorge Álvarez, tampoco muestra grandes cualidades políticas.
La responsabilidad de los actos impopulares que recientemente escenificó en los medios de comunicación supone sólo un oportunismo del personaje y la confirmación de que MC quiere votos, para negociar acuerdos ilegítimos, que le permitan a su dirigencia sobrevivir, pero no militantes ni mucho menos políticos profesionales.
La divergencia de visiones, que no doctrinas, y de tendencias entre los dos candidatos de la oposición a Claudia Sheinbaum, está apareciendo muy pronto. Mientras una recibe las amonestaciones y sugerencias de los ex presidentes como Vicente Fox, Felipe Calderón y Carlos Salinas, y recorre los centros ideológicos del conservadurismo estadunidense, atacando los derechos de los mexicanos para darnos el gobierno que queramos, violando descaradamente nuestro marco constitucional, el otro, sólo defiende intereses personales.
Las próximas elecciones son también un reto para el INE y tribunal electoral. En 1948 el Partido Fuerza Popular, que organizó un acto público donde uno de sus militantes encapuchó la escultura de Benito Juárez en el hemiciclo que lleva su nombre, perdió, por ese solo hecho su registro como partido político nacional. Xóchitl Gálvez, la candidata de la oposición conservadora de hoy y heredera del sinarquismo de aquellos años, recientemente al promover la interferencia extranjera en las elecciones de junio y violar el principio de no aceptar pacto o acuerdos que subordinen a un partido a un ente extranjero, merecería al menos, de la autoridad electoral una llamada de atención sino la anulación de su candidatura.
Para complementar las provocaciones de los futuros comicios, está la compleja y delicada tarea que tienen todos los organismos partidarios de nombrar candidatos para el futuro Congreso mexicano, que tendrá la responsabilidad de reformar la Constitución en materias de seguridad pública, judicial y electoral, toda vez que será imposible que la iniciativa en esos temas a propuesta de Andrés Manuel López Obrador, el pasado 5 de febrero, pueda ser aprobada por las actuales legislaturas de diputados y senadores.
En 2024, la elección del Congreso será la que motive mayor atención pública: la elección presidencial está decidida en la persona de Claudia Sheinbaum; de los comicios en nueve entidades para elegir el Poder Ejecutivo local, Morena y aliados ganarán al menos siete de ellas y la mayoría de los ayuntamientos. La conformación de los congresos federal y locales son lo fundamental de los próximos comicios.
*Sociólogo e historiador. Investigador titular del IISUNAM
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