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sábado, 14 de diciembre de 2013

Mandela, el subversivo

Como todo gran líder o gran estadista, Mandela siempre combinó  un apego estricto a los principios con un notable pragmatismo. Y esta combinación, como suele suceder, lo libró del obcecamiento principista y del oportunismo.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Murió  Nelson Mandela. El gran Madiba entra en el terreno de la inmortalidad  cobijado ahora  por la  memoria del mundo. Olvidando que el Departamento de Estado lo borró de la lista de terroristas hasta en 2008, Barack Obama dijo al saber de la muerte del prócer mundial que “No puedo imaginar mi vida sin el ejemplo de Mandela”.  Frase conmovedora si uno olvida que Obama ha conducido  con entusiasmo  las intervenciones en Afganistán, Irak, Libia y que semanalmente ha seleccionado con un equipo la muerte a través de drones  de aquellos a quienes la CIA y otros organismos estadounidenses consideran terroristas peligrosos.

La grandeza de Nelson Mandela radica en  que tuvo muchísimos motivos para odiar y murió sin hacerlo. Cinco años antes de salir de la cárcel, Madela mandó señales a sus seguidores de que la única posibilidad de hacer de Sudáfrica una nación viable  era evidenciar enérgicamente una voluntad de reconciliación  entre negros y blancos en un país desgarrado por el apartheid.

Mandela y el sueño inconcluso de la libertad

El régimen del apartheid era un mundo partido en dos. No era meramente un sistema político caracterizado por la segregación y negación más absoluta de derechos iguales, sino que sobre todo era un sistema económico, el capitalista, que en el caso de Sudáfrica esgrimía el racismo como mecanismo que validaba el hecho de que una minoría blanca tuviera el control total de las minas, las tierras, las fábricas, los comercios y los bancos.

Carlos Rivera Lugo / Especial para Con Nuestra América
Desde Puerto Rico

El 24 de junio de 1975 aterricé en Lorenço Marques, capital de Mozambique, entonces provincia portuguesa de ultramar.  Así constaba en el sello con el que el oficial portugués de inmigración registraba mi entrada al país.  Estaba lleno de emoción para presenciar un acontecimiento histórico: a las doce de la medianoche se declararía formalmente la independencia de Mozambique.  Iba en representación del Secretariado de la Organización de Solidaridad con los Pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAAL), mejor conocida como la Tricontinental. 

Poco antes de las doce fui llevado a un estadio donde se produjo finalmente el traspaso del poder a manos del nuevo gobierno del Mozambique libre, encabezado por Samora Machel, líder máximo del Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO), cuyo compromiso era impulsar el socialismo para potenciar un desarrollo que beneficiase a todo el pueblo, particularmente la mayoría negra.

¡Adiós Madiba!

Así lo llamaban los ancianos de su tribu, los Xosa, a cuya jefatura hereditaria alguna remota vez supo renunciar, para emprender cruzadas mayores…

José Miguel Corrales* / Para Con Nuestra América

Agradecemos el envío de este texto a nuestro colaborador José Luis Callaci

Hace pocos años en Sudáfrica, cuando la FIFA puso en sus manos anfitrionas la Copa del Mundial, dio la vuelta al mundo una gráfica con un primerísimo plano de su rostro. En ella la miraba con ternura, como si la copa fuera alguna de sus tres hijas, mientras decoraban su topografía facial una serie de accidentes de la piel, meandros, montes y valles diminutos, con que el alma modelaba sobre su carne cansada la expresión de una fatiga centenaria. Aquella Copa simbolizaba el homenaje a ese guerrero inclaudicable que puso a su raza en el mapa mundial de la dignidad, mientras el planeta entero lo aplaudía, consciente que su lucha valía más que todos los mundiales juntos.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Mandela: no permitir la trivialización de su legado

Como la figura emblemática del Che Guevara, pronto Mandela aparecerá en afiches, camisetas y todo tipo de referencias vagas que tratarán de desnudarlo del carácter rebelde, subversivo y antisistémico que entraña. Por eso hoy, ante su muerte, vale la pena traer a colación su verdadero carácter, la esencia de su lucha, para que no se olvide.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica

Nelson Mandela y Fidel Castro, durante la visita
del líder surafricano a Cuba, en 1991.
Ahora que ha muerto Nelson Mandela, no hay voz que no se lamente de su partida ni político que no se sienta identificado con su legado. Casi parece un santo cuyos principios humanísticos coincidieran con los de todo el mundo, una especie de Juan Pablo II laico que no tardará en ser beatificado vía exprés y que, desde el cielo, repartirá milagros.

Mandela es, en efecto, uno de los grandes luchadores de nuestro tiempo, un símbolo de lo que la tenacidad y la consecuencia con los principios puede hacer. En otras palabras, un “imprescindible”, al decir de Bertold Brecht.

sábado, 20 de julio de 2013

Nelson Mandela: 95 años

Este 18 de julio cumplió 95 años, sigue luchando y lo hará hasta el último minuto de su existencia. Cuando llegue ese momento entrará al Olimpo de los inmortales de la historia. ¡Feliz cumpleaños Madiba!

Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra América
Desde Caracas, Venezuela

Mandela: símbolo de la liberación africana
En la mañana del 28 de mayo de 1948, tres hombres se reunían en la Calle Orlando West N° 8115 en Soweto, un suburbio de la ciudad de Johannesburgo en Sudáfrica. En la casa minúscula residía el joven abogado Nelson Mandela junto a su esposa y sus dos pequeños hijos. Además de él, asistían al cónclave,  Oliver Tambo, profesor de matemáticas de 27 años y Walter Sisulu, de 32,  pasante de un gabinete inmobiliario.

El objetivo de la reunión era debatir acerca de las perspectivas que se vislumbraban después de las elecciones que se desarrollaban ese día y en las que la mayoría formada por 25 millones de negros no podía participar. Sólo los 5 millones de blancos tenían derecho a votar.

sábado, 2 de febrero de 2013

Mandela terrorista

¿Qué fue lo que entonces ocurrió para que, según el gobierno estadounidense, Mandela haya estado  entre los terroristas peligrosos del mundo?

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

En el último libro de Eduardo Galeano, Los hijos de los días (Siglo XXI Editores, 2012), el lector o lectora puede leer con sorpresa uno de los minúsculos capítulos que lo componen. Por su brevedad citaré completamente  el capítulo  Julio 1 (cada uno de los capítulos lleva un día del año como nombre)  titulado “Un terrorista menos”: “En el año 2008, el gobierno de los Estados Unidos decidió borrar a Nelson Mandela de la lista de terroristas peligrosos. Durante sesenta años, el africano más prestigioso del mundo había integrado ese tenebroso catálogo” (p.213). Lo expresado por Eduardo Galeano me recuerda nuevamente el abuso del calificativo de “terrorista” que la extrema derecha o derecha contrainsurgente acostumbra. Por lo visto este abuso nace del criterio tan arbitrario que el gobierno estadounidense tiene para hacer clasificaciones y calificativos.