El viernes 25 de noviembre de 2016 falleció
Fidel Castro Ruz. El mismo día, pero en 1956, Fidel y un grupo de
revolucionarios partió desde México, en el yate Granma, con destino a Cuba,
donde se inició el proceso de la Revolución, que triunfó el 1 de enero de 1959.
Juan J. Paz y Miño Cepeda / El
Telégrafo (Ecuador)
Fidel pasó a ser el líder indiscutible del
acontecimiento histórico más importante en América Latina después de la
independencia de la región. Por intermedio de la lucha guerrillera y el
respaldo generalizado de la población, fue posible derrotar al imperialismo, a
la oligarquía interna y a la dictadura de Fulgencio Batista; pero, sobre todo,
Cuba demostró que era posible construir una sociedad diferente con soberanía y
dignidad nacionales. Avanzó en su segunda independencia. Ese ejemplo es el que
encendió los ideales de transformación revolucionaria en toda América Latina.
Paradójicamente, la Revolución cubana pasó
a ser vista como un ‘peligro’ para la región, en las mentes de sus élites
dominantes, de modo que los EE.UU., al mismo tiempo que implantaron la guerra
fría en América Latina, establecieron sobre Cuba un bloqueo inédito en la
historia contemporánea.
A pesar de semejante situación, Cuba nunca
claudicó. Incluso, con el apoyo de la URSS y el bloque socialista, avanzó en su
propio sistema económico y social. El derrumbe de ese bloque en 1989/90 y la
mantención del brutal bloqueo norteamericano, parecieron amenazar con el
colapso definitivo de la Revolución; pero Cuba, por sobre el período especial en
el que tuvo que entrar, continuó su propio camino de soberanía y poder popular,
que son los elementos de la supervivencia interna, que nunca han comprendido
los anticubanos de cualquier tiempo.
Por sobre el aislamiento, el bloqueo, las
permanentes acciones desestabilizadoras y hasta los intentos por asesinar a
Fidel Castro, la Revolución cubana supo defender sus logros y su vía hacia una
nueva sociedad. La guerra fría en América Latina, que incluso derivó en la
implantación de gobiernos militares terroristas, como los del Cono Sur a partir
de la década de 1970, también fue paulatinamente vencida y perdió piso con la
caída de los regímenes comunistas en el mundo. Hoy, América Latina tiene
restauradas sus relaciones con Cuba, varios gobiernos de la región proclaman la
construcción de un camino distinto al capitalismo, las Naciones Unidas condenan
el bloqueo a la isla y los propios EE.UU. se han visto forzados a abrir las
relaciones diplomáticas con Cuba. La Revolución, históricamente, ha avanzado
triunfante.
Fidel Castro no solo acompañó estos
procesos, sino que encabezó la dignidad con la que el pueblo cubano preservó
sus intereses sociales y su revolución, por sobre las dificultades y hasta la
escasez en una serie de bienes. Fidel se convirtió en una personalidad singular
para la historia latinoamericana y mundial. Por eso, su muerte priva a Cuba de
un líder que supo mantener la conducción política en medio de las tormentas; y
a América Latina de una personalidad que consagra su puesto entre las figuras más
relevantes de su historia.
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