Mi crítica ha sido la misma desde hace un cuarto de siglo: el problema no es la democracia, sino la farsa de democracia. La democracia ya ha sido destruida por los lobbies y las corporaciones que compran y venden elecciones desde hace siglos, desde la East India Company, fundada en 1600, desde los piratas privatizadores (privateers) hasta Microsoft y CrowdStrike.
Jorge Majfud / Página12
En julio de 2024, el partido republicano de Estados Unidos puso en la fórmula presidencial como vicepresidente de Donald Trump al joven libertario J. D. Vance (las iniciales y el apellido falso se deben a su prehistoria de escritor de un best-seller barato, promovido por corporaciones conservadores). El joven se había convertido en senador por Ohio un año antes, bendecido y promovido por el poderoso lobby israelí AIPAC y por sus amigos multimillonarios de las corporaciones tecnológicas de Silicon Valley.